| Parte IV | Capítulo 8: El Cumpleaños

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Había ajetreo entre la oscuridad. Sombras se movían, de aquí para allá, evitando ser cazadas por la luz de la linterna. Alguno se escondía entre los percheros y ropas del armario, mientras que otro mandaba a sus esbirros para que diesen la luz de alarma y así salir de debajo de la cama.

Pero había uno más, la verdadera causa de la existencia de aquellas pesadillas andantes, que esperaba entre la penumbra de la noche, a que llegase su momento de salir.

Y ese momento llegó. El reloj del abuelo también emitió unas campanadas, avisando de la presencia de alguien nuevo. De pronto la noche cambió completamente de rumbo, ante los ojos del niño.

Nightmare Bonnie y Nightmare Chica, simplemente, desaparecieron en los pasillos. Nightmare Foxy pareció evaporarse dentro del armario, y los Freddles, junto a Nightmare Freddy, también decidieron esfumarse.

Por un momento pareció que iba a ser una gran victoria, pero el crío no tardó en descubrir que se equivocaba.

Este empezó a mirar hacia los lados de su habitación, esperando a que alguien apareciese. Unos pasos firmes se escucharon al fondo del pasillo izquierdo, haciendo que el suelo empezase a temblar. El niño tragó saliva; debía de ser enorme.

Se acercó a la puerta, tembloroso, y encendió el pasillo con la luz de su linterna. La silueta que se apareció en medio del pasillo no estuvo ahí por mucho tiempo, pero sí lo suficiente para que el crío pudiese analizarlo, y tembló por completo.

Nightmare Fredbear era una versión colosalmente monstruosa del original oso dorado, que alguna vez tuvo un aspecto adorable. Era mucho más grande que cualquier otro. Tenía una gran tripa y sus brazos estaban bastante musculosos. Tenía grietas por todo el cuerpo, aunque aún seguía llevando sus característicos sombreros y pajaritas morados. Su endoesqueleto parecía ser bastante delgado aún así, su pecho parecía estar dividido en dos, conectado de manera tétrica por lo que parecía ser una 'segunda boca' en la barriga. Sus garras eran enormes y sus dedos completamente afilados. Su boca era enorme, los dientes múltiples y afilados estaban manchados con sangre. Los ojos rojos, que miraban incesantes, se dejaban ver en la oscuridad, y se quedaron grabados en la mente del niño.

El crío se asustó tanto tras ver a este monstruo que se le cayó la linterna al suelo. Tras cogerla rápidamente volvió a iluminar el pasillo, pero Fredbear ya se había ido. El pequeño empezó a hiperventilar de pánico, su frente sudaba con intensidad, y sus piernas temblaban más que nunca; se trataba de su mayor pesadilla.

Sus dientes manchados de sangre, sus garras afiladas... y su segunda boca en la tripa, era otra cosa que realmente le aterrorizaba. Recordó el momento en el que vio como ella, con ojos vacíos y mirada siniestra, sacaba un gancho de su estómago, y se tragaba a su hermana. ¿Y sí él haría lo mismo...?

Una gran risa tétrica y grave se hizo eco en el dormitorio; provenía desde el propio cuarto. El niño se giró hacia atrás, con mirada horrorizada. ¿Cómo era posible que ya hubiese entrado?

Empezó a investigar. La cama se encontraba desierta, y no había rastro de su presencia entre los juguetes. En ese momento la puerta del armario crujió levemente. Su linterna empezó a temblar. El niño volvió a tragar saliva, y se acercó a este.

Posó su mano en la puerta del armario, y encendió la linterna. Nightmare Fredbear se encontraba ahí, bastante agachado, lo justo para poder encontrarse al mismo nivel que el pequeño. Su gran mandíbula era sin duda lo más terrorífico que había visto, y se podía ver una segunda fila de dientes al fondo de la boca, que parecían estar implementadas en el endoesqueleto del animatrónico; que tenía la apariencia del cadáver putrefacto de una persona.

Five Nights at Freddy's - Donde las Memorias Nunca Mueren |FNAF Fanfic|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora