Capítulo 30

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Raúl

Samuel no vino a entrenar, yo no tenía cabeza, más que solo para pensar en lo que hizo, por eso el entrenamiento fue solo usar sus habilidades como una de las primeras clases.
Quizás fui duro con Samuel, pero fueron las palabras, que en ese momento salieron de mi boca. Debe entender que esto no es un juego, que constantemente nos puede poner en peligro. De todas formas después cuando estaría más tranquilo iba a hablar con él.

Samuel

Había pensado mucho sobre esta decisión, y quizás era la mejor, no podía volver a ver sus rostros después de lo que hice, y ya no quería ponerlos más en riesgo, por eso decidí redactar una carta, cuando la terminé, dejé en la mesa de luz, mi celular que me habían dado, y la carta en mi cama.
Salí a ver si había alguien, y decidí irme de la casa. Ya había explicado todo en ese papel, seguramente cuando terminen de entrenar la vean.

Sara

El día de hoy fue muy intenso, primero lo de Samuel, el entrenamiento fue básico para lo que estábamos acostumbrados, y en el estadio había un clima de silencio que nadie decía nada.
Una vez que terminamos fuimos a la sala. Merendamos y nadie se atrevió a buscar a Samuel para que baje, y en ningún momento nadie dijo una palabra.
Luego de limpiar, le digo a Mati:
_ Necesito hablar contigo ¿puedes?
_ ¿Sé puede saber de qué? _ Dice no muy agradable.
_ Necesito hablar de lo nuestro, de mis sentimientos, de nuestra atracción, necesito hablar de esto.
_ Te escucho_ comenta.
Y en ese momento viene gritando Raúl:
_ Chicos, Chicos, miren esto.
Rápidamente Pedro viene a donde estamos Mati y yo y cuando termina de bajar Raúl comenta angustiado:
_ Samuel no está, dejó esta carta, vamos a leerla entre todos.

Samuel:
Había estado sentado en una de las bancas de la plaza durante un rato de la tarde, luego decidí caminar, ver un lugar seguro porque en pocas horas, se acercaba la noche.
Mientras caminaba se acerca una muchacha muy joven y me dice:
_ Holaaa_ en forma infantil.
Y desprende de su mano un humo rojo, que provoca en mis ojos que pierda la nitidez de la vista y me da mucho sueño, veo muy borroso atrás de ella a unos sujetos de negro, y en ese momento quedo rendido en el suelo.

Sara
_Leeala_ digo a Raúl.
Abre el sobre y comienza a leer:
_ Querida familia:

                             Gracias por tantos lindos momentos vividos, quedan grabados en mi mente y mi corazón. Lastimosamente mis malas decisiones los pone en peligro, y no puedo permitir que les pase nada malo, no me lo perdonaría.
Gracias Sara por tantos momentos compartidos, tu amistad quedó marcada en mi vida, y aunque nuestra despedida no fue muy buena, gracias por todo hermana mayor.
Pedro, tú no eres un tonto, quizás yo sí, debo decirte que me encantó pasar tantos momentos contigo, eres un gran hermano y asistente de cocina. Hasta luego campeón.
Matías, me gustó mucho ser tu hermano, trata de no ser como yo, dejándome llevar por malas decisiones como dijiste, muchos éxitos y sé tú mismo, sin importar que piensen los demás.
Raúl, gracias por llevarme a esta hermosa aventura, gracias por enseñarme cada día más como mejorar mis habilidades. Espero que ahora que estoy aquí, pueda tomar conciencia del peligro que corro.
Sé que todo lo que me dijeron es verdad, lo comparto, y aunque me duela, yo siempre los voy a querer como mi familia, reaccionen como reaccionen. De todas formas ya estoy acostumbrado de esos tratos con mi familia anterior jaja.
  A pesar de todo, los quiero mucho, y aunque no seamos familia de sangre, me enseñaron que el mayor superpoder nuestro es el amor que nos une. Aprendí que el amor familiar de verdad existe... Perdón y Gracias, Nunca los voy a olvidar.

                                   Samuel Montoya.

_ De verdad, cometimos el peor error diciéndoles esas cosas _ contesto.
_ Sí, lamentablemente sí_ contesta Raúl.
Mientras que Pedro y Mati siguen tristes sin decir nada.

Una familia peligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora