| Parte I | Capítulo 8: Falta de Profesionalidad

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Por un momento hubo una pausa tensa de varios segundos. El señor Emily respondió, seguía siendo preciso y claro pero esta vez su tono mostraba una ligera tensión.

—Escuche señor Schmidt. No sé lo que sabrá o lo que no. Yo fui víctima de uno de esos eventos trágicos, y al igual que usted, también estuve buscando respuestas. He pasado los últimos diez años de mi vida luchando por mantener esos recuerdos vivos, y por ende, luchando por mantener a Freddy Fazbear Pizza viva. Pero que sepa, que a pesar de lo trágico que pudo llegar a ser, me niego a creer en esas extrañas leyendas e historias sobre algún aura paranormal o fantasmal alrededor de mi restaurante. Lo negué hace años, y lo sigo negando ahora. No sé qué es lo que vio, pero le puedo asegurar que, sin ofender, me da exactamente igual. Y no pienso entrar en un debate sobre lo que pasa aquí o lo que no, porque no hay nada de lo que debatir. Está despedido. Esa es mi última declaración, y espero haya quedado claro.

—Pero, yo...

—No vuelva a llamar. Buenas tardes señor Schmidt.

La llamada se colgó. Mike se quedó quieto por unos minutos silenciosos. La última aclaración había sido precisa, y no se quería arriesgar a volver a llamar. Dejó el teléfono en la mesa y se sentó en el sofá abatido.

Se había quedado sin trabajo, sin respuestas, y lo que más dolía ahora: Sin dinero. ¿Qué sería de él? Las alucinaciones intensificaron en su mente conforme pensaba en su futuro. Estaba solo. Solo, y completamente olvidado.


[...]

Tras colgar Henry dejó soltar un suspiro largo e intenso. Se quitó las gafas mientras apoyaba su cabeza con ambas manos. Su pelo seguía siendo del castaño de siempre, pero ya las primeras canas estaban empezando a aparecer, más que de la edad, por el estrés y la ansiedad.

Pero también de la culpabilidad. Sinceramente no quería despedir a Mike Schmidt. Su entusiasmo y motivación por seguir trabajando era algo que nunca volvería a ver en otro guardia de seguridad. 

Y que de hecho no encontraría. Después de la noticia del cierre del local y las denuncias por el departamento de salud, Freddy's había luchado contra una carretera llena de baches y socavones para lograr seguir adelante. Pero ahora el vehículo se encontraba a punto del precipicio, con más demandas pendientes que platos en su cocina.

Estos pensamientos desoladores fueron acompañados de la llegada de un vehículo al aparcamiento de la pizzería. Era un coche de policía. Henry se levantó rápido y salió al exterior del local para saludar al agente de la ley recién llegado.

Del coche salió un hombre de más o menos la misma edad que Henry. Tenía pelo rizado marrón y unos ojos negros que estaban ocultos tras las gafas de Sol que portaba el oficial. Su nombre era Clay Burke. Como ya buenos conocidos que eran ambos se saludaron con un pequeño abrazo.

—Buenas tardes Henry —saludó el oficial.

—Buenas Clay —Henry devolvió el saludo.

—Te veo cansado. ¿Has dormido bien?

—¿Dormir? ¿Qué es eso? ¿Se come?

Ambos se empezaron a reír. Aunque igualmente Burke siguió mostrando su preocupación.

—Fuera bromas, deberías intentar dormir más Henry. Hay más ojeras en tu cara, que números rojos en la cuenta de tu local.

—Lo intento, amigo, lo intento. Pero simplemente no me sale el sueño. Estoy toda la noche, pensando.

—Piensas demasiado.

—Es mi talento.

Volvieron a reír. Afuera hacía un día más tranquilo, y apenas unas cuantas nubes tapaban los rayos del Sol. En este momento un tema más tenso floreció en medio de la conversación.

Five Nights at Freddy's - Donde las Memorias Nunca Mueren |FNAF Fanfic|Where stories live. Discover now