La mima más que a mí. Al menos ella se calló el incidente.

—Gracias, hermano.

—¿No tienes más equipaje? —pregunta Eric.

—Sí, pero no lo traje conmigo. Mamá y papá lo envían por separado. No querían que cargara con todo ni que perdiera tiempo en el aeropuerto. Saben que me gusta estudiar y que aprovecharía desde el primer día. Creo que mis cosas llegarán entre hoy y mañana —explica Laura.

Menos mal. Solo faltaría que tuviéramos que comprarle de todo.

Los tres caminamos en la misma dirección que la horda de pitufos. Es increíble, pero aún salen alumnos del instituto, y los que quedan por culpa de los exámenes. Mi amiga Claudia debe de estar entre esos que no pueden respirar el aire libre. No la vi salir y ella me habría dicho algo si me hubiera visto. Pobrecita. Así será el examen que le ha tocado.

Eric me toma de la mano y le echa el brazo por encima a su hermana. Sonríe con tanta alegría que no parece que esté saturado de exámenes. Si Laura le va a aportar algo positivo, entonces me alegro. Y así caminamos calle abajo, sin pensar que los males estaban por venir.

***

Llegamos al apartamento después de un paseo tranquilo. Esto supondrá que Eric irá tarde al trabajo. Se sacrifica por su hermana. Siempre cumple con todo; esta será su primera falta, así que no creo que le digan nada.

Yo pongo la mesa con cierto brío. No quiero que mi novio se retrase más de la cuenta y que se atragante con la comida. Saco los espaguetis de anoche, no veo tiempo para cocinar. Él está enseñándole la habitación a Laura y el apartamento, que no es muy grande, pero al menos tiene dos cuartos, un salón comedor acogedor y un baño y una cocina lo suficientemente amplios.

Les aviso de que la mesa está servida. He calentado un plato para cada uno y he llenado los vasos de agua. Me siento y los espero.

—Huele bien. Algo caliente, sí, que me ruge el estómago —dice mi novio y se sienta.

—Esto... Gracias, pero... Lo siento, pero no como espaguetis —dice Laura con esa voz infantil y agacha la mirada después de mirarme fijamente.

Me quedo a cuadros. Estaba a punto de meterme el tenedor en la boca.

—¿Alguna razón en especial por la que no los comas? —pregunto con cierta irritación.

—Simplemente no me gustan. Lo siento —me responde Laura con esa cara de niña inocente.

—Perdón, hermana. No lo sabíamos. No pasa nada. ¿Te preparo una tortilla con pan y queso? —dice Eric y se levanta de la mesa.

—No, hermano. No quiero molestar. Comed, por favor. Puedo aguantar.

—De eso nada. Te lo preparo en un santiamén —dice Eric.

Mi novio es tan bueno. Pero no permitiré esto. No puede hacer más de lo que ya hace.

—Déjalo, mi amor. Ya se lo preparo yo. Come tranquilo, tienes que ir a trabajar —digo y abandono la mesa sin probar ni un bocado.

¿Y esta cría es un año menor que yo? ¿No sabe cocinarse ni una jodida tortilla? ¡Ni que fuera manca!

—Eres un sol —me dice Eric. Me basta con ayudarlo.

—Gracias, Ana. Siento las molestias —dice Laura.

¿Tanta educación para terminar siendo un incordio? ¿No se da cuenta de que su hermano tiene responsabilidades? Opto por cerrar el pico y cocinarle la tortilla. Ni siquiera me acompaña a la cocina para ayudarme. "No como espaguetis". Niña fina.

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora