C28- No sabía cómo hacerlo

4.4K 241 66
                                    

Tengo frío, el jersey parece haberse helado al igual que mi sangre y mi cuerpo no para de temblar a pesar de estar rodeada por un cálido ambiente.
Jace encontró una cafetería veinticuatro horas en mitad de la carretera y pensó que sería una buena idea tomar algo caliente.

Me encuentro en una de las sillas abrazándome los brazos mientras él me mira en silencio, observándome con detenimiento como si quisiera encontrar la respuesta a mi ilógica reacción al ser conscientes de que había vuelto. No estoy preparada para dejar rodar por mi lengua toda la verdad, ni siquiera mi cabeza ha conseguido darle sentido a todo lo que está pasando desde el primer día en el que Jace se marchó.

-Es indiscutible el hecho de que te pasa algo -dice con sus ojos pardos clavados en mí. Su semblante es serio, pocas veces le había visto con las facciones tan endurecidas -Supongo que he debido perdérmelo durante mi ausencia -añade, jugueteando con la tapa del café.

-Sabía que venía tu padre, pero nadie dijo que tú lo harías -pronuncio tan bajo que parezco hablar al cuello de mi jersey -Así que no esperaba verte hasta las navidades -me encogí de hombros, sin despegar los brazos de mi pecho.

-De eso se trataba, de darte una sorpresa. Aunque ya veo que no ha surgido el efecto que esperaba -niega, ladeando lentamente la cabeza de un lado a otro.

Escuchar aquello instala en mí la sensación de puñales clavárseme en el corazón. La respiración se me corta al no poder oponerme. Todo sería más fácil si no pudiera verle, una venda en los ojos, en mitad de la oscuridad o a cientos de kilómetros de distancia. En cambio, si lo hiciera de ese modo, me haría llamar cobarde. Después de cometer un error, hay que saber afrontarlo, a pesar de saber que voy a hacer daño a una de las personas que más quiero. Pero no puedo engañarle, eso sería quitarle la opción de elegir.

-Claro que me alegra verte.

-¿Pero? -inquiere, deja la tapa del café y se inclina hacia delante, sobre la mesa.

-Han cambiado muchas cosas -logro decir cuando recupero un pequeño porcentaje de la respiración.

Dejo de acurrucarme en el cálido jersey y alzo la mirada para cruzarme con la suya, preocupada e intranquila.

-¿Cómo qué? -vuelve a preguntar con el ceño fruncido.

De pronto, el frío desaparece de hasta el último de los poros de mi piel y el calor ardiente se apodera de mi cuerpo. El corazón ataca contra mí, librando una batalla por no salir corriendo y la impresión de ganas de vomitar se me instala en la boca del estómago. Tal vez sean efectos del alcohol, sea como sea, no me están ayudando demasiado.

Me tomo unos segundos para pensar las palabras adecuadas que hilar en una misma frase, pero cuando voy a abrir la boca para explicarme, la figura demacrada de Evan Coleman aparece por sorpresa a un costado de la mesa. Estaba tan absorta en buscar mi voz que, ni siquiera escuché la puerta de la cafetería abrirse como había estado haciendo desde que habíamos llegado.

-Como que tu padre cuelga de un hilo en manos de la justicia -interrumpe Coleman. Coge una silla vacía de la mesa de al lado y la coloca a nuestro lado, sentándose a horcajadas y con los brazos apoyados sobre el respaldo de madera. Noto como el cuerpo de Jace se tensa como el alambre, el mío ha reaccionado igual nada más divisarle. Que Coleman esté aquí solo quiere decir que trae problemas.
-Y..., ah sí, tu hermano y tu querida novia han estado enrollándose durante estos meses -dice al cabo de unos segundos, sin duda con todas sus malas intenciones -Fíjate como son las cosas, al final la sorpresa es para ti -añade con una sonrisa irónica.

Temo por que en algún momento termine perdiendo la consciencia. Si ya de por sí querer decírselo me estaba suponiendo un mundo, que Coleman lo hubiera soltado sin tapujos y de una forma tan grosera iba a conseguir terminar conmigo.

The Bad BoyDove le storie prendono vita. Scoprilo ora