C25- Lo es todo para mí

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Tengo un nudo en la garganta, me tiemblan cada una de las extremidades cuando abro la puerta de casa, estoy nerviosa y sin un discurso preparado para escupir sin más. Creo que lo único que me da fuerzas en este momento es Tyler que, está a mi lado con su mano entrelazada a la mía, sujetándola con fuerza.

Empujo la puerta despacio y lo primero que encuentro al alcance de mi visión es a mi madre cruzada de brazos y el ceño notoriamente fruncido. Unos pasos más atrás se encuentra Ella, a diferencia, relajada y con la mirada serena. Que Tyler la llamase debió despreocuparla.

—Hola —pronuncio con miedo en medio del silencio sepulcral.

Los ojos de mi madre se pasean por el hall examinando hasta el mínimo detalle, primero posa la mirada en mí, después lo hace en Tyler y termina en nuestras manos. Las cejas se le disparan hacia arriba, confusa a ese gesto de cariño.
Estoy segura de que por su cabeza habrían pasado locas ideas, pero ninguna tan loca como que Tyler y yo tuviesemos algo. Y digo algo porque realmente no hemos puesto nombre a lo que sentimos, ni siquiera sé a ciencia cierta si hay algo.

Nos encontramos en un momento en el que todos los sentimientos se columpian de una noria que no sabe cuando parará.

—¿Hola?, ¿¡pero tú que tienes en la cabeza, eh!? —exaspera provocando que todo mi cuerpo tiemble sobresaltado.

—Te vas de casa sin decir donde vas, no coges las llamadas y después te presentas aquí... así —continua enumerando cada una de las cosas que causan su estado y termina señalando con una mueca de desprecio mi mano entrelazada con la de Tyler.

—Lo siento si te decepciona ver que no soy la hija perfecta —digo también irritada, ella no es la única a la que esto le lleva de cabeza.

—No vayas por ahí, Abby —me advierte deshaciendo su postura autoritaria para alzar la mano y negar con el dedo indice que, mueve de un lado a otro.

—¿Por qué? Porque no quieres escuchar la verdad, ¿no es así?. No quieres escuchar que no vaya a estudiar derecho, no quieres escuchar que me mudaré con papá a Brooklyn antes de empezar la universidad, y no quieres escuchar que me haya enamorado del chico malo.

Las palabras salen a toda prisa de mi boca como si me hubiesen dado cuerda y no pudiera parar de decir todo lo que había guardado durante tanto tiempo y que me reconcomía por dentro.
Acababa de soltar una bomba que le había estallado a mi madre de lleno. Ella sabía que en algún momento iba a dejar de poder controlar mi vida, pero no se lo esperaba ahora ni de esta forma.

Noté la tensión que Tyler rigió en su cuerpo cuando escuchó que me mudaría a Brooklyn, le miré por decimas de segundo y efectivamente su rostro palideció. Hablaría con él de eso en otro momento.

—Pues esa es la realidad y te guste o no vas a tener que aceptarlo —añado tras tomar una bocanada de aire y después soltarla en un suspiro.

—Eres una insensata —declara.

Lo siguiente que siento es un golpe en la mejilla, una bofetada con fuerza que me hace ladear la cabeza.
Suelto la mano de Tyler para ponerla en la piel ardiente y dolorida de mi rostro. Así mismo, necesito unos segundos para recomponerme, comprender lo que acaba de pasar antes de poder mirarla de nuevo a la cara.

—Beatrice, le aseguro que su hija lo es todo para mí. Voy a cuidar de ella —se interpuso Tyler, metiendose entre ambas, cubriéndome mientras no podía reaccionar.

—Tú callate, no puedes ofrecerle nada —bufa mi madre apartandole —Sin embargo tu hermano... deberías aprender de él.

Era de esperar que terminara metiendo a Jace en la discusión, siempre le ha parecido perfecto, hasta había planeado mi vida con él. Una casa en el centro de Portland, una boda de cuento y unos trabajos bien pagados.
Estaré eternamente agradecida por todo lo que me ha dado, todo lo que me ha hecho crecer. Pero ahora es mi turno de decidir, ya no soy una niña y me expongo a caerme aunque el golpe sea de campeonato.

The Bad BoyWhere stories live. Discover now