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Durante la siguiente hora JiHoon estuvo más incómodo y triste de lo que hubiese imaginado, no se podía concentrar con los murmullos y risitas burlescas que claramente eran por él porque apenas levantaba la cabeza buscando de dónde provenían se quedaban en silencio.

Entendía que era el chico nuevo pero no podía comprender qué era lo que había hecho mal para que todos lo miraran de pies a cabeza al salir del salón de clases llevando una manzana en sus manos.

Ni siquiera pudo salir al primer receso, en el marco de la puerta se dio la media vuelta y sus manos estuvieron a punto de tocar una chaqueta de cuero color negro, sobresaltándolo —Disculpa —Dijo en voz baja, apenado, no levantó la cabeza porque no quiso ver otra mirada enojada, solo se hizo a un lado y volvió a su pupitre para comer la manzana.

Escuchó como cerraban la puerta de golpe y su estómago se revolvió al darse cuenta que las risas se habían esfumado.

En la siguiente clase nada cambió.

Se sentía pequeño, indefenso y desprotegido.

En la hora de almuerzo decidió no ir a la cafetería, en su lugar recorrió el instituto, a solas y en calma, los colores amarillo, rojo y blanco resaltaban en los enormes pilares, paredes, casilleros y puertas, levantó sus talones para alcanzar a mirar por la ventanilla de la puerta de los laboratorios de química y biología, quedando sorprendido con la tecnología del salón de computación y encantado con la diversidad de libros en la biblioteca.

Caminó hasta el final de un pasillo y abrió la puerta de cristal encontrándose con un pequeño, descuidado pero cómodo lugar que tenía vista hacia las áreas verdes del instituto, se sentó en la orilla sin darse cuenta de que alguien estaba abajo, a unos pocos metros de él, sentado en una banca.

Una suave brisa movió su cabello rosa a la vez que su mirada se encontraba con la de aquel chico cuando éste dejó caer su cabeza hacia atrás, llevaba una camiseta blanca y jeans rasgados en la parte de los muslos, unos grandes y brillantes ojos lo miraron con curiosidad, intimidándolo, JiHoon rápidamente desvió la mirada y se levantó al escuchar el timbre para comenzar la siguiente clase.

Lo peor fue cuando se lo encontró en la puerta del salón de clases y no supo qué hacer.

Viéndose completamente ridículo al detenerse a pensar si debía pasar primero o debía dejar que el pelinegro lo hiciera.

Se llamaba Choi SeungCheol y se sentaba en el pupitre que estaba a su lado, junto a las ventanas, hasta el momento no lo había visto escribir o colocar atención a alguna de las clases, solo escuchaba música por unos enormes auriculares azules moviendo un bolígrafo entre sus dedos siguiendo el ritmo de las canciones.

A las cinco de la tarde acabó el primer día y salir del instituto fue extrañamente un alivio para JiHoon.

—Linda bicicleta —Dijo un chico de cabello castaño.

JiHoon le sonrió al caminar unos pasos hacia atrás para sacar la bicicleta de su lugar —Gracias.

—Pero aquí no estamos en la primaria —Los demás chicos a su alrededor explotaron a carcajadas borrando la sonrisa del rostro de JiHoon —Así que deberías considerar regresar a tu lugar.

Pedaleó tan rápido como pudo, sin mirar atrás, hasta llegar a casa, dejó la bicicleta en el jardín y abrió la puerta principal.

—Hola cariño —Saludó su madre.

—¿Cómo estuvo el primer día de clases? —Preguntó el señor Lee entusiasmado de escuchar a su hijo —¿Hiciste nuevos amigos?

Pero JiHoon solo subió corriendo las escaleras para encerrarse en su habitación.

JiCheol ♡ Pink boy.Where stories live. Discover now