—Podríais haberme dicho que viniera cuando cenábamos, lo de la nota no hacía falta—hablé, algo exhausta por haber tenido que subir tantas escaleras.

—Creo que no has pillado que esto es más que un secretillo de adolescentes.

Bufé sonoramente. Odiaba que me trataran como a una niña. Era perfectamente capaz de guardar un secreto. Bastante que había aceptado ese estúpido plan de derrocar a un rey y a sus guardias con menos de cincuenta personas en total.

Le aparté de un manotazo. Eso pareció divertirlo. Esta vez en el refugio no se encontraban las mismas personas. Éramos menos, apenas dos mujeres del pueblo, Reny y nosotros, a parte de Erick, claro.

Reny se acercó a mí y me cogió las dos manos en forma de saludo. Le sonreí. Si no fuera por ella seguramente ahora seguiría retorciéndome de dolor. La anciana me devolvió el gesto. Me trasmitía sensación de calidez, como si la hubiera visto antes en alguna otra parte.

—Viendo que ya estamos todos—comenzó a hablar Erick, mientras compartíamos una mirada cómplice—, vamos a explicar como se llevará a cabo la primera parte del derrocamiento.

Todos asintieron. Divisé a Jude a un lado, mirándonos a Erick y a mí como si estuviera en un partido de tenis. Aparté la mirada para poder prestar atención.

—Espera—le corté—, ¿Alguien ha visto a Lannah? Hace varios días que no se de ella y estoy preocupada.

Omití la parte sobre que tenía información importante que podía revelarnos. Las mujeres se miraron entre si y concretaron en que no la habían visto. Observé al resto, pero ellos también negaron. Un nudo se instauró en mi estómago. Era demasiada casualidad que desapareciera después de haber descubierto algo así.

—La buscaré—prometió Erick, pero para mí no era suficiente—. Como la mayoría ya sabemos, la semana que viene se celebra Moriumm. Para los que no estáis familiarizados con nuestras costumbres, se trata de una fiesta anual que se celebra en honor a los dioses. Más concretamente a la Madre que es nuestra regente. Es la única fiesta en la que el pueblo puede participar, ya que se celebra allí. Es la oportunidad perfecta para poner a más gente de nuestra parte. Habrá que tener cuidado por que los hombres de mi padre también asistirán. Vosotros—nos señaló—, intentad integraros. Que no os vean como una amenaza. Hacedles recordar lo buena que puede ser la magia.

Desconecté de la conversación en cuanto comenzó a hablar de las posiciones en batalla. Como ya no era una opción utilizar mis poderes, no estaría en ella. Deseaba ser útil en algo así que pondría todo mi esfuerzo en caer bien a la gente del pueblo.

—Creo que eso es todo—finalizó, una hora más tarde—, nos vemos en el Moriumm.

Se despidió de las mujeres, que hicieron una pequeña reverencia antes de irse.

Me senté en el colchón, atrayendo recuerdos a mi mente de cuando Erick y yo estuvimos a solas. Sacudí la cabeza, estaba siendo demasiado cursi. Me crucé de piernas y esperé a que alguien dijera algo.

—Cassandra será la única que esté en primera línea conmigo—declaró. No podía evitar envidiar la forma de luchar de mi amiga. Yo quería estar ahí—Ian y Emma, trasladaréis a todos los habitantes posibles y los mantendréis a salvo. Jude, tendrás que quedarte cerca, necesitamos saber los movimientos enemigos con la mayor brevedad posible—fue entonces cuando se giró hacia mí, mirándome con seriedad. —Tu te irás al bosque. Solo yo conoceré ese lugar, así que no lo compartas con nadie más.

—Eso, no vaya a ser que se rompa una uña—murmuró Cassandra entre dientes. Aún así todos pudimos oírla con claridad. No podía culparla, sobre todo después de lo que había pasado en el entrenamiento.

—¿Todo comprendido? Iremos concretando más detalles después del Moriumm—todos estuvimos conformes.

Uno a uno, fueron abandonando la sala. Menos yo, que debía quedarme con Erick para que me diera el punto exacto en el bosque. Me despedí de los demás. Incluso de Jude, que se quedó el último, clavando la mirada en nosotros como si de alguna manera pudiera interponerse. Finalmente nos dejó de mala gana.

Erick sacó un papel marrón clarito de debajo de uno de los cuadernos y me lo pasó.

—Mira—señaló un dibujo en el mapa—, este es el castillo y esto—movió el dedo por la página— es el camino que debes recorrer hasta llegar al punto. Todo está señalado con arcilla roja, casi indetectable. Yo me iría con tiempo.

—¿Y a donde lleva exactamente?

—A la tumba de mi madre—sus dedos se entrelazaron con los míos.

—No se si está bien que yo...

—Es un lugar seguro, nadie más sabe cómo llegar—acunó mi rostro entre sus manos—. Si alguna vez ocurre algo, si necesitas hablar o estás en peligro solo tienes que ir allí. Te encontraré.

—Jude lee la mente, creo que nuestro secreto no durará mucho.

—Cuento con ello—resopló—. Por suerte creo que él y yo compartimos un mismo objetivo.

—¿Cuál?

—Mantenerte a salvo

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Hola hola! siento si me estoy retrasando con los capítulos, pero llevo ya diez días sin estar en mi casa y no puedo tener el mismo ritmo de trabajo. Aún así estoy haciendo lo posible para publicaros dos capítulos a la semana. 

¿Qué os ha parecido este capítulo? ¿Alguna teoría de lo que pasará a partir de ahora?

Nos leemos pronto, NR.

Hielo o fuego [Saga Centenarios I.] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora