2. Calma

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Hakyeon era simplemente magnífico, adoraba cada punto en su cuerpo de bailarín, le encantaba los sonidos que salían de su boca cada vez que se movía dentro de él, y era adicto al sabor de su cuello en el instante que se lo succionaba hasta dejar marca. Wonsik notó como su amante le arañaba la espalda dejando en él, más placer que dolor con cada estocada. Calló con un sonoro beso su boca por necesidad, a la vez que entrelazaba ambas manos con las contrarias, añadiendo al caluroso ambiente algo de ternura, porque aquella relación, que comenzó como física, acabó siendo también romántica.

Se sonrieron cuando Hakyeon se atrevió a cambiar la posición en la que éste, aún siendo el que recibía, se acomodó sobre él sin parar en ningún momento de autocomplacerse. Verlo desde esa postura era todo un espectáculo para Wonsik que no tardó nada en acercarse a su rostro para empezar con un bonito beso de esquimal, y luego convertirlo en uno que incluía ambas lenguas.

La luz tenue de una de las velas hechas a mano por el mismo Hakyeon, iluminaba la habitación y a la vez el sudor de los dos pues el calor predominaba, y con él, los sonidos obscenos dignos de una película para adultos. Wonsik volvió a hundir sus dientes en las zonas del cuerpo que aún no parecían rojas, debido a su excitación y ese cosquilleo que lo llevaría al final de la partida, necesitaba comerse a su chico de todas las maneras posibles.

Hakyeon tampoco se quedaba atrás, pues sus manos subieron hasta el cabello negro, estirando de él a la vez que dominaba sus labios de nuevo, mordiéndolos, sacando con aquello gritos de placer y lujuria, liberando ambos sus semillas y llegando al punto álgido de ese juego de dos. Aunque el aire les faltaba, compartieron lo poco que les quedaba entre sí con un último beso y varias caricias. Unieron sus frentes mientras se miraban a los ojos, sin cambiar en ningún momento la posición, disfrutando el ser una sola persona.

- Te amo, Hakyeon. – Wonsik pronunció esas palabras sin pensarlas, pues no las decía su cabeza, si no el corazón que aún seguía revolucionado.

- Te amo, Wonsik. – Le respondió con la más bonita de las sonrisas.

Luego lo abrazó, como si de ese modo se pegara a su cuerpo para siempre, aunque era lo que más deseaba, que ese chico estuviera a su lado de por vida. Por ello su siguiente movimiento fue el de terminar de tumbarlo, cayendo los dos sobre la almohada y tapándose con la fina sábana, por mucho que aún estuvieran acalorados.

Lo volvió a observar mientras le colocaba el pelo en su sitio, algo que le encantaba hacer mientras veía reflejado en sus ojos parte del fuego de la vela. El cuerpo de Wonsik se sentía relajado y tranquilo con esa imagen perfecta delante, la grabó en su memoria igual que las anteriores, pues todas eran igual de especiales. Estar con Hakyeon era su momento favorito de la semana, o como él lo llamaba: su momento de paz.

Pero no todo era perfecto del todo, y como se suele decir lo bueno dura poco, se hace corto, y la realidad golpea como un jarro de agua fría. El teléfono de Wonsik sonó en algún lado de la habitación, sacándole de su ensoñación, odiando profundamente ese tono de llamada.

- No sabes las ganas que tengo que coger ese aparato y tirarlo por la ventana. – La furia que comenzó a dominarle, aunque fue un poco amansada con la risa de Hakyeon por su comentario. – De verdad que, si no fuera por ti, ya lo habría dejado todo sin importarme nada en absoluto.

Y es que ese era exactamente su plan desde que aceptó que estaba enamorado de ese chico: irse de la empresa, divorciarse y olvidar a su familia que en ningún momento pensaron en él como a un hijo, si no como una descendencia para heredar. Pero Hakyeon era bueno hasta el punto de no dejarlo hacer las cosas mal, si no correctamente, como por ejemplo buscar a alguien que lo sustituyera en la empresa o separarse de su mujer sin hacerle daño.

El problema venía cuando no encontraba a nadie que hiciera su trabajo, pues lo de su esposa ya lo tenía más que hablado con uno de sus abogados de confianza, y en cuanto lo tuviera todo listo, el divorcio sería el siguiente paso. Luego, con todo el dinero que tenía ahorrado, compraría una casa, cerca de la escuela de baile, con el espacio suficiente para dos, quizás tres para futuras decisiones, y un perro también adoptado.

Aunque el teléfono dejó de sonar durante unos segundos, no tardó en volver a hacerlo, haciendo que la paciencia de Wonsik se terminara. Respiró profundo para no gritar, y buscó el dichoso aparato entre la ropa esparcida por el suelo, luego miró a Hakyeon para calmarse un poco antes de responder.

- Hola. – Habló seco y cortante. – No, aún tengo trabajo.

Y la conversación no duró mucho más que aquello. Después de suspirar, una vez más, caminó hasta la cama de nuevo, siendo rodeado por los brazos de quien quería que realmente fuera su esposo.

🌟🌟🌟

He aquí un pequeño adelanto más, 😊 Feliz fin de semana!

Besitos😘

My peace moment (Navi)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon