Capitulo 19.-

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Un nuevo día de nuevo en casa, amaneciendo al lado de Luis, y si me encanta estar junto a él, pero me duele que anoche posiblemente escuché el asesinato de mi hermana por teléfono, y casi no puedo dejar de pensarlo, pero seamos honestos no hay mucho que yo pudiera hacer en realidad, me tenían totalmente vigilada, pero definitivamente voy a encontrar a la persona que la asesino.

Bajé a preparar desayuno para Luis y para mi, estábamos solos y era fin de semana, tenía puesta una camisa de Luis y no tenía Jeans, estaba sin zapatos, tenía una cola de caballo, estaba calentando tocino y cocinando unos huevos para ambos. Cuando di la vuelta, el estaba tras de mí, sonriendo ¡Dios mío! Esta sonrisa me vuelve loca, es como si en el instante en que lo veo la vida se me reinicia, todos los problemas no existen y la vida cada vez es más perfecta. Luis es el hombre perfecto para mí, y estoy muy agradecida por eso.

Desayunamos juntos, Luis tomaba de su café mientras yo me terminaba mi pan tostado con mantequilla y me observaba, nada disimulado aclaro, pero me sentía bien cuando él lo hacía, bajó su taza, y puso su mano sobre mi pierna, y me pregunto: ¿Qué crees que pasó? ¿Quieres hablar del tema? En realidad, creo que debemos hacerlo, necesitas desahogarte, y creo que sería algo bueno para ti. No pude evitar que una lágrima saliera de mis ojos, pero sabía que Luis tenía razón, necesito expresarlo, lo más fuerte posible, nos quedamos en el desayunador platicando acerca de cómo me sentía.

Salimos de compras al súper mercado con Luis, compramos leche, pan, frutas, algunas verduras, carnes, cuando le pregunté ¿Crees que lleve harina para pastel? Con chanti... no terminé la palabra porque vi a Rodrigo justamente en los lácteos, buscando la mejor leche para él, obviamente molesta, me acerqué a él y le cerré la puerta del refrigerador en la cara, asustado me preguntó ¿Qué pasa? Y le dije: tu sabes perfectamente que pasa, y no digas que no, sabes perfectamente donde está Jimena y quiero que me des una respuesta, o no me iré de aquí, Luis estaba atrás de mi, apoyándome, y Rodrigo, sólo lo vio y se dirigió a él principalmente. –Cuida a tu prometida muchacho, no quieres que le pase lo mismo ¿o sí? En ese instante Luis no dijo nada pero lo aventó contra el refrigerador, lo amenazó cuando llegó el de seguridad, deteniendo a Luis, y otro a Rodrigo, decidimos dejar pagar y dejar el lugar.

Íbamos en el automóvil y ninguno de los dos dijo algo, llegamos al estacionamiento y le pregunté ¿Quieres hablar? A lo que él me negó con la cabeza, únicamente quería descansar, así que lo comprendí, llegamos a casa, bajamos las cosas y Luis se fue directamente al cuarto, me quede en la cocina preparándole un té y un sándwich para comer, se lo llevé directamente a la cama, y lo vi profundamente dormido.

Adiós a los 16.Where stories live. Discover now