Capítulo 5.

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En cuestión de segundos, nuevamente me había quedado sola. Lo único audible era mi respiración y la ventisca que pasaba cerca de mí.

Todo esto era realidad. El tiempo corría y no tenía otra opción que jugar al juego que proponía Jareth.

Di un paso para bajar hacia la entrada del laberinto, cuando me resbalé y ahogué un grito. Afortunadamente sólo había sido el susto, pero entonces me fijé en mis pies.

Mis zapatillas eran realmente lindas, pero nada adecuadas para recorrer los terrenos del Rey de los goblins.

—¡¿Su-su majestad?! ¡¿Me escucha?! —grité al entorno, esperando una respuesta. Aunque no hubo contestación, proseguí—: ¡¿No me puede dar un poco más de tiempo o un poco de ayuda?! ¡¿C-cómo espera que atraviese el laberinto así?! ¡Al menos deje que regrese a casa a cambiarme la ropa!

Esperé unos segundos, y nada. Entonces, me di cuenta de que Jareth no me ayudaría; no me escuchaba o simplemente estaba ignorándome.

No tenía que perder el tiempo, y por eso decidí emprender mi camino cuidadosamente.

Afortunadamente, pude llegar a la entrada del laberinto, en donde se encontraba la imponente puerta antigua. Todo era impresionante.

Frente a la puerta había un pequeño lago, y frente a éste, un enano orinando. Yo sabía exactamente de quién se trataba.

—¿Hoggle? —llamé.

—¡Oh, discúlpame, por favor! —pidió avergonzado, antes de acomodar su pantalón y voltear.

Definitivamente era Hoggle. Reconocí sus extrañas facciones, su rostro arrugado y su gran nariz, su pelo canoso, su gorro y su chaleco peculiar.

—T-tal vez mi pregunta sea algo extraña, pero... ¿siempre orinas ahí? —cuestioné confundida.

—¿Pero qué pregunta es esa? —dudo el enano—. Sí que es extraña. Pero, ya que lo mencionas, no.

Aquello me tomó por sorpresa. La primera escena en la que aparece Hoggle es orinando en el lago. Tal vez era una coincidencia, ¿no es así?

—¿Y conoces a una chica llamada Sarah? —indagué.

—No, para nada —contestó—. Tú serías la única chica que conozco. ¿Y cuál es tu nombre?

Así que Sarah nunca había estado en el laberinto. Y en su lugar, yo estaba en aquel sitio intentando rescatar a mi propio hermano.

—Juliet.

—Eso pensé. Si se puede saber, ¿cómo sabías mi nombre, Juliet? —cuestionó algo preocupado.

—Yo... Yo... —No sabía que responder, y la mejor excusa que encontré fue—: Bueno, Hoggle es un nombre muy común en estos días. Casi todos se llaman así. Y... pues, ¡qué casualidad que le atiné a tu nombre!

Hoggle me miró con desconfianza, como si no creyera lo que acababa de inventar, pero no quiso indagar más.

—¡Rayos! —exclamé agarrando mi cabeza—. No lo puedo creer. ¿En verdad no estoy soñando?

—No lo creo —comentó Hoggle. Según yo estaba hablando en volumen bajo para mí, y por lo visto no fue así, ya que él me había escuchado—. ¿Quieres que te pellizque?

—No —contesté—. No, gracias. Yo ya lo hice y seguí aquí... bueno... allá... allá y aquí. Yo me entiendo —expliqué.

—Sí, eso veo.

Entonces, al fin entendí todo.

—Espera un momento. ¡Estoy viviendo la película! —exclamé, con una mezcla de emoción y preocupación.

—¿Qué? —preguntó Hoggle.

—Nada, yo me entiendo —Si le decía que todo esto en verdad era una película, me tacharía de loca—. A propósito, ¿podrías ayudarme a abrir la puerta?

—No te recomiendo que la atravieses, pero lo único que tienes que hacer, es empujarla y sola abrirá.

Me acerqué a la puerta e hice lo que Hoggle dijo. En efecto, ésta se abrió y dejó ver el lúgubre laberinto.

—¿En serio piensas entrar? —cuestionó Hoggle.

—S-sí... Tengo que hacerlo —comenté, antes de pasar.

El espacio definitivamente era imponente, y provocaba que me dieran escalofríos. Mientras analizaba la zona, comprendía cada vez más cómo se había sentido Sarah en ese momento.

—¿Qué tal, eh? —La inesperada voz de Hoggle, me asustó y provocó que ahogara un grito.

Al notar mi reacción, el enano rió. Cuando las carcajadas se le pasaron, preguntó:

—¿Hacia dónde piensas dirigirte? ¿Derecha o izquierda?

—Ya veré —respondí—. Gracias por hacer que casi me de un infarto, Hoggle.

El enano volvió a reír un poco más, y después terminó por abandonar el laberinto. Cuando salió, la puerta se cerró de un estruendo y nuevamente me quedé sola.

♡♡♡

¡Hola, a todos! Espero que se encuentren muy bien. El fin de semana no pude actualizar la historia debido a las tareas de la escuela. Me quedan cuatro semanas de semestre y hay demasiado trabajo que hacer. Es por eso que tomé la decisión de publicar capítulos de lunes a viernes; sería uno diario como la semana pasada. ¡Espero que estén disfrutando la historia!

My Labyrinth | LabyrinthWhere stories live. Discover now