43.

1K 156 47
                                    

|Capítulo Narrado |

A Draco se le habían ocurrido un montón de maneras de escapar de su casa ese día. Más en todas las ocasiones alguien se lo había impedido de una u otra forma. En la Mansión Malfoy no podía respirarse paz en ningún momento. Lamentablemente el Señor Tenebroso habitaba allí, sin que nadie se lo preguntara Bellatrix había ofrecido esa residencia para él, y desde su regreso la casa de los Malfoy estaba siendo usada como un cuartel permanente.

Con el error que Lucius había comentido, a Narcissa no le había quedado de otra, el único impulso que ahora ella tenía era ese, proteger a su hijo y con eso debía cumplir la mayoría de los designios que a Voldemort se le ocurrían. Draco no entendía esa situación, si bien estaba enojado por el encarcelamiento de su padre, trataba de culpar a Potter de esta situación, más dentro de él, sabía que el único culpable era Lucius.

Ese día Marla se iba de Londres, y se había prometido a él mismo que no dejaría pasar esa oportunidad para al menos verla por última vez. Se había levantado temprano y también se había colocado una ropa casual, si se arreglaba demasiado sospecharían de él y eso le traería problemas. Voldemort y su tía Bellatrix estaban ocultos en su casa, ya que hasta que Voldemort no tomara por completo el control del ministerio de magia, estaba siendo buscado, al igual que todos los mortífagos que se habían fugado de Azkaban.

Draco quería irse en la mañana desde temprano, más tuvo bastantes inconvenientes para salir, un grupo de aurores estaban frecuentando su hogar, más ya no podían registrarlo otra vez, eso no hacía que estuvieran sobre ellos casi todo el tiempo. Tampoco quería dejar a su madre sola mucho tiempo, ella era quien más sufría.

Neville le había comentado que el tren de Marla salía desde Kings Cross al mediodía y estaba desesperado ya que aún estaba allí y eran las once de la mañana. Por lo que se decidió a huír a como de lugar. La cocina estaba despejada, por lo que sólo era cosa de que pasara desaparecido ante los elfos, cosa que no sería muy difícil, pasaban escondidos en sus habitaciones desde que los nuevos visitantes se convirtieron en huéspedes permanentes. El ventanal de la cocina era amplio, estaba a sólo un metro de distancia con el suelo, sería cosa de fácil.

— Draco. — era su madre que lo había descubierto dirigirse al ventanal, abrirlo y sacar una pierna por este. — ¿Qué estás haciendo?

El rubio sintió un revoltijo, agradeciendo que la que lo descubrió fuera su madre y no su tía, que claramente hubiera montado un escándalo.
— Madre, debo salir, es urgente.

—¿Ha sucedido algo?

— Debo ir a Kings Cross con urgencia, te prometo no tardar. — con esto sacó la otra pierna, sentandose en el umbral.

— ¿Es esa chica? — interrogó su madre nuevamente, él jamás le había hablado mucho sobre Marla, y esa misma lejanía con el tema, el hecho de mantenerlo en secreto le habían delatado.

El chico miró fijamente a su madre, sin asentir ni negar, no podía dar información sobre ella, menos ahora. Porque eso lo haría ver vulnerable y débil en este momento.

— Ten cuidado. —susurró su madre y el joven asintió.

Era terriblemente tarde, la única opción que le quedaba era caminar hacia el lado muggle y tomar un taxi, cosa que detestaba, odiaba los trasportes muggles, pero no podía implicar a nadie más en esto, de lo contrario hubiera pedido a los elfos que lo trasladaran mediante la magia. Corrió hacia el callejón, donde con un encantamiento tenías vía libre al Londres muggle, sacó su varita y tocó uno de los ladrillos, haciendo un ademán con ella, fueron desapareciendo y la pared cedió.

Miró en todas direcciones y cogió el primer taxi que apareció.
— Necesito que vaya lo más rápido que pueda a la estación de Kings Cross. —declaró con un tono de voz demasiado serio, cosa que el taxista percibiera que era una orden que no podía dejar pasar.

Querida Traidora [Draco Malfoy] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora