-Ha sido mi culpa... si-si yo no hubiese ido a... me cortó estrechándome aún más. 

-Ni se te ocurra decir eso, vamos Mel, tú no tienes culpa de nada. No digas eso, no estés así, lo único que necesita él es a ti... me susurró, durante aquel confortador abrazo. 

-Y yo a él... musité. 

Me separé de él lentamente cogiendo aire. 

-¿Que hay de Sara? me preguntó. 

-Yo salí de casa demasiado rápido, a ella ni siquiera le dio tiempo de alcanzarme, supongo que no tardará en venir. Ryan esbozó una leve sonrisa al recordar a su novia. 

-Ven, es por aquí. Te estaba esperando aquí, este hospital es enorme. me dijo. Caminamos por varios pasillos por los que, sin duda, me hubiese perdido yendo sola. Subimos al ascensor y minutos después nos encontrábamos en una pequeña sala con algunos sofás. Nos sentamos allí, me apoyé sobre su hombro. Y tal vez fue el cansancio, los malos nervios, la pesadez... pero me perdí en un pequeños sueño... que esperaba que tuviese final feliz. 

[...]

La oscuridad en la que me encontraba se fue deshaciendo, algo lenta y borrosa. Sentí un pequeño movimiento sobre mi hombro y finalmente abrí los ojos. 

-Mel, el doctor ya ha salido, mira, viene hacía aquí. 

Llené mis pulmones de aire mientras notaba a mi corazón acelerase, así como mis nervios desbocarse. 

Quería descifrar que decía el rostro de aquel doctor, con pelo oscuro, y al que, aproximadamente le echaba unos veintiséis años. Pero no sabía que me trasmitía, tal vez fue el momento, que solo me hizo pensar cosas malas. 

-Buenas noches, soy el Doctor Fernández. He atendido al señor Justin Bieber y no tienen que preocuparse, se recuperará pronto, él ya está bien. solté todo el aire y hasta el ultimo aliento que había sostenido desde el momento en el que Ryan me llamó para decirme lo que había pasado. Sentí que me había quitado a un mismísimo elefante de encima y repentinamente una enorme sonrisa se esbozó en mi rostro mientras abrazaba a Ryan. El doctor sonrió levemente ante mi reacción. Le hemos hecho una lavado de estomago para limpiar el alcohol de su cuerpo y demás sustancias. También una analítica para comprobar que se encuentra estable. el doctor suspiró-. Señorita, imagino que será su novia -no le corregí-, y debo decirle que el señor Bieber no debería volver a tomar tales cantidades de alcohol porque su cuerpo podría reaccionar de una muy peor forma. asentí, tragando saliva-. No le molesten demasiado, probablemente tendrá malestar general y un dolor de cabeza terrible. 

[Escuchar: Justin Bieber - Be Alright (Acoustic) (también en multimédia)]

-¿Puedo pasar a verle? no titubeé, ansiaba estar con él. 

-Sí, señorita. miré hacía Ryan y él asintió. Empecé a caminar en compañía del doctor mientras notaba mis piernas nerviosas al andar. 

-Es aquí, la 237. señaló la habitación. 

-Gracias. musité, cogiendo aire hasta llevar mi mano al mango de la puerta mientras notaba como mis dedos temblaban. 

Abrí lentamente la puerta de la habitación de Justin conteniendo el aire, abrí intentando no hacer nada de ruido y mi corazón se aceleró todo lo que podía al juntar sus ojos brillantes con los míos. Di unos pasos hasta estar dentro. No esperaba que estuviese despierto. Su cara mostraba agotamiento y tenía unas grandes ojeras bajo sus ojos miel. Llevaba una camiseta blanca típica de hospital y estaba recostado en la cama con un gotero al lado. 

No sabía que decir, solo quería abrazarlo y hacerle ver que estaba ahí para él, pero después de todo lo que pasó no sabía si él quería. 

Di un paso más. 

-Me-me han dicho que estabas aquí y... y yo quería saber como estabas. estaba tan nerviosa que me costaba pensar que decir. Incluso soné estúpida. 

Sus ojos adquirieron una brillo especial que me puso aún más nerviosa. Deseaba que no me rechazara. Sé que él me necesitaba a mí tanto como yo a él. 

Tragó saliva y humedeció sus carnosos labios. 

-Me duele mucho la cabeza y estoy algo aturdido pero... pero estoy bien. hizo una mueca.

Seguí  avanzando hasta estar cerca suya. Nos miramos a los ojos fijamente y entonces no me pude resistir más. Fue un impulso guiado por el corazón, necesitaba volver a sentirme en sus brazos. 

Le abracé, con cuidado, sintiendo la debilidad que solía sentir cuando me encontraba con él, entre sus brazos y entonces las lagrimas comenzaron a salir de mis ojos ante la emoción. La emoción de saber que él estaba bien, la emoción de estar con él en este justo momento. 

-Si te llega a pasar algo yo... yo... mí voz tembló. 

-Ey, acarició mi pelo-. sh, ya, estas aquí conmigo, estoy bien. me abrazó más fuerte entre sus brazos. 

Apoyé me cabeza en su pecho dejando salir todas las lagrimas que necesitaba sacar, junto con toda la angustia que había sentido. Él acariciaba mi pelo con la yema de sus dedos, con delicadeza y dulzura. Parecía increíble que él fuese el que estaba dolorido y aún así era él el que me consolaba. Sentí la gran persona que era, lo sabía, y no quería dejarle ir nunca más. No podría separarme de él otra vez porque no podría. Alcé mi rostro unos centímetros necesitando ver sus ojos miel, su rostro... Él acarició mi mejilla con suavidad, trasmitiendome miles de cosas. Miré sus profundos ojos, bajando seguidamente hasta sus carnosos labios. Quería como nunca mostrarle todo lo que sentía a través de un único beso, necesitaba hacerlo. 

 -¿Puedo besarte? musité, mientras mi mano se posaba en su mejilla. 

Me miró a los ojos, y noté su pequeño nerviosismo cuando lamió su labio inferior.

Nuestras miradas decían tanto en ese momento. 

-Con una condición. murmuró, sosteniendo mi mejilla. Tragué saliva. 

-¿Cual?

-Que no sea la ultima vez que lo hagas. mi corazón quería salir de mi pecho y algo en mi explotó de felicidad. Sus labios chocaron con los míos un segundo después, con dulzura. Acaricié su cuello y él seguía sosteniendo mi mejilla para que no nos separásemos ni un centímetro. Se sentían tan bien sus labios de nuevo sobre los míos y, sobre todo, los había echado tanto de menos. Capturó mi labio inferior y seguidamente nos separamos en busca de aire. Mi frente se apoyó sobre la suya mientras su nariz rozaba suavemente la mía. 

Miró mis ojos unos segundos, derritiendome. 

-¿Puedes hacerlo otra vez? preguntó en un susurro. No dudé ni un segundo cuando volví a juntar sus deseables labios con los míos. Esta vez fue más tierno, más intenso y mucho más necesitado. Posé mis manos en su pecho y un gemido se escapó de su boca. Me alarmé. 

-¿Estas bien?

-Sí, solo... tengo un golpe ahí. me enseñó el morado que tenía bajo su clavícula-. Olvídalo. cogió mi mejilla, volviendo a juntar nuestros labios. Segundos después besé con delicadeza su pecho, intentando aliviar el dolor de aquel golpe, él sonrió y me guió de nuevo hacía su boca, con el único objetivo de no dejar de besarle. Tampoco debía preocuparse, no tenía intención de dejar de hacerlo. 

Un rato después dejó un hueco en su cama, colocándome a su lado. Me escondí bajo su brazo con la intención de quedarme allí, a su lado

-Te necesitaba tanto... susurró, finalmente. 

 Y sentí que ese era él, que todo estaba bien mientras estuviéramos juntos. 

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Subiré mañana o pasado el proximo capítulo. 

Love you. 

 

Second Chances. {Justin Bieber} {Secuela de By your side} {TERMINADA}Where stories live. Discover now