Restregué mis ojos con cansancio, a pesar de levantarme a una hora adecuada para no tener sueño, estaba cansada, no había dormido bien.
Después de volver de casa de Justin, cuando terminamos la barbacoa, no he vuelto a saber nada de él. Y creo que así es mejor. Tampoco he sabido nada de Carter, ya que el domingo estaba demasiado cansada como para ir a verle. Pero hoy, lunes, no me podía escapar.
Me duché para activar mis sentidos. Desayuné un poco de fruta y zumo y me vestí.
Elegí unos vaqueros claros, doblados por los tobillos, una blusa algo trasparente de colores pastel y unas sandalias sencillas. Decidí recoger mi pelo en una coleta y dar color a mis labios, añadiendo también algo de rimel.
Miré mi reloj, casi la una de la tarde.
-Sara me voy ya. –le dije.
-Vale, luego te llamo. –contestó.
-¿Llamarme?
-Sí, para ver los planes de esta tarde. Luego te digo. –asentí, con una mueca.
Cerré la puerta y cogí un taxi tiempo después.
Tardé aproximadamente quince minutos en llegar al apartamento de Carter, ya que estaba un poco alejado del centro. Subí en el ascensor y marqué el ultimo piso, ya que vivía en un ático. Toqué a la puerta y segundos después él me abrió, con el ceño fruncido.
-Hm, ¿todavía te acuerdas de mí? –preguntó, con ironía.
Lamí mis labios.
-¿Puedo pasar? –él asintió.
Ante mi vista quedó todo el gran apartamento de Carter, tipo loft, rodeado de grandes ventanales, y una escalera de metal que daba a la única habitación que tenía. Era espacioso, con tonos grises y poco decorado, pero elegante. Había estado aquí una sola vez.
-¿Vienes a buscar tu móvil? –preguntó, todavía con tono serio.
-Y hablar contigo.
-No me apetece hablar.
Dejé mi bolso en el sofá.
-¿Por qué te enfadas conmigo? ¿Que culpa tengo yo? –pregunté, con algo de frustración.
-Porque me da rabia que ese idiota ni si quiera te dejara salir de allí. Melissa, eres mi novia, eso fue injusto. –suspiró-. Y después, tuviste todo el domingo para llamarme o venir a arreglar las cosas y no lo hiciste, pasaste de todo.
-No tenía móvil.
-¿Tampoco tenías piernas para venir?
-Sabía que estabas enfadado, no quería presionar más. –dije, sin mucho sentido.
Él rodó los ojos.
-Mira, lo siento, ¿vale? No podía hacer nada. Simplemente... lo siento.
Él se relajó y seguidamente me abrazó.
-Esta bien... lo siento yo también, tú no tienes la culpa. –besó mi pelo. Sonreí-. ¿Te quedas a comer? –preguntó. Asentí.
Pasamos gran parte de la tarde juntos, estuvimos en el sofá viendo la televisión, charlando.
-Me gusta tu coleta, te queda bien. –dijo acariciando mi mejilla.
-Gracias. –contesté, él acercó su rostro al mío y posó sus labios sobre los míos. No pude evitar sentirme mal, ya que los últimos labios que habían tocado los míos habían sido los de Justin, había engañado a Carter de alguna manera. Pero... es que cuando estaba con Justin me olvidaba de todo. Justin era un experto en manipular mis sentidos y le odiaba por ello.