7 Despertar (Stony)

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Entonces, comprendió que el dueño del "Edén soñado" lo había capturado y se cobraría por terminar con su empresa de abuso de omegas. Él traficaba y violaba a omegas con la fachada de "ayudarlos a tener un lugar seguro y controlado", para no ser víctimas de alfas abusadores y violadores, todo era una mentira en esa fachada de seguridad.

—No moriré sin pelear y hasta donde sé, aún ningún alfa ha podido vencerme —habló tranquilamente Steve mientras miraba esos ojos marrones que brillaban de una forma particular, incluso parecía menos amenazantes de lo que se veían en vídeos o en fotos.

—Pues eso espero, aunque disculpa que no te crea mucho si tengo que guiarme por el resultado de tu última confrontación —la voz de Stark era exasperante su piel hormigueaba aún más al escucharlo—. Se nota que no estás en condiciones de luchar ni contra un niño de 10 años.

Con un movimiento rápido, Steve tuvo a Stark contra la pared y con el brazo en el cuello del multimillonario, lo tenía jadeando debido a la presión que hacía a su tráquea. Pocas veces, Steve se había sentido tan afectado por alguien al punto de sentir que todo su cuerpo estaba en llamas.

—Debiste haber hecho que me sujetaran con cadenas de vibranio y aun así me hubiera liberado —murmuró enojado, viendo cómo Stark se iba poniendo de un fuerte color rojo, haciendo que la barba de candado resaltara en su piel— dime ¿dónde estamos?

—No tengo... idea... —jadeó Stark.

—Mientes.

Extrañamente, Stark logró soltar una risa ahogada que le provocó una sensación desconocida en su cuerpo el cual comenzó a quemarle de oleadas de una forma casi agónica. Vio cómo los ojos de Stark se agrandaron por el asombro para luego ver cómo las pupilas de sus ojos se dilataban al máximo y el jadeo pasó a ser algo extraño, más parecía un gemido.

Steve instintivamente lo soltó, caminó hacia el camastro y se sentó. Lo que le hubieran hecho tenía un efecto secundario en él muy malo. Sintió la necesidad de quitarse la ropa porque no la soportaba, tenía la piel sensible. Miró que Stark seguía mirándolo asombrado y eso no ayudaba a que se sintiera mejor.

—Eres un... omega... —no era una pregunta, más bien sus palabras sonaron asombradas y tajantes.

Steve casi gruñe ante aquello.

Él no hablaba de su casta, nunca lo hacía y si bien no era un secreto entre sus amigos cercanos, sí lo era para el resto que no lo conocía tan a profundidad y el hecho de que Stark, un alfa que solía tener a cuánto omega quisiera, lo hubiera sabido con tanta facilidad, le producía un amargo malestar.

¿Cómo era que se había dado cuenta? Desde que lo habían inyectaron con el suero especial, su apariencia de niño omega había desaparecido por completo y ahora tenía el cuerpo y el tamaño de cualquier alfa promedio.

Desde que fue abusado justo en la víspera de su decimoctavo cumpleaños por un alfa que lo forzó y llevó a un callejón oscuro e hizo lo que quiso con él, Steve no hablaba de su condición de omega. Aquella vez, el daño que ese alfa le hizo fue tan grave que solo lo dejó en paz cuando lo dio por muerto. Milagrosamente, su amigo de la infancia, Bucky había estado buscándolo y fue él quien lo encontró y llevó a un hospital a tiempo para salvar su vida.

Estuvo en coma seis meses.

Hasta que su cuerpo luchó por despertar y pudo así recobrarse lentamente. Después necesitó terapia tanto física como mental y él había luchado por no darse por vencido cuando le dijeron que nunca iba a poder recuperarse. El doctor Erskine lo había supervisado cómo evolucionaba y fue él quien le había dado un regalo maravilloso.

Las curiosas formas del amor - Fictober 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora