56.

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Capítulo 56.

Mi boca se desliza por su mentón y su cuello. Llevamos varios minutos solo besándonos y diciéndonos las cosas más cursis que podrían existir.
Echaba de menos esto, estar con él y sentir esas mariposas en mi estómago haciendo estragos.
Su perfume llena mis fosas nasales, haciéndome sentir casi extasiada.
Su cuerpo está adherido al mío y las yemas de sus dedos se deslizan constantemente por mi vientre, enviando una sensación agradable y placentera a entrepierna.

-Por un tiempo pensé que jamás volvería a estar así —Me dice —Tan cerca, tan malditamente cerca de ti, Rylie.

-Tú mismo podrías haber solucionado eso, pero fuiste un imbécil —Nos reímos —Pero ahora estás aquí, y quiero que me beses mucho.

-¿En todas partes? —Susurra.

-Sí.

-Entonces no perdamos más el tiempo.

Acercándose a mi boca, la reclama una vez más como suya, de manera posesiva y ardiente mientras mis piernas lo acogen gratamente.
Este es nuestro primer acercamiento tan efusivo después de semanas y se siente tan bien que jadeo en sus labios.

-Haz silencio cielo, no querrás despertar a los demás.

Sonrío sintiendo como su boca se desliza por mi barbilla, mi mentón, mi cuello y mis pechos. Sus dientes muerden mi pezón por sobre la tela de mi camiseta y suelto un gemido.
Sé lo que hará, lo sé tan bien que ya puedo anticipar lo agradable que se sentirá.
Niall continúa descendiendo, lamiendo mi vientre cuando sus manos alzan mi camiseta.

-Alzate —Su aliento caliente me vuelve loca y obedezco a su orden.

Levanto mis caderas. Niall toma mi short, deslizándolo por mi trasero y mis muslos hasta dejarme desnuda de la cintura para abajo. Es imposible ver su rostro debido a la oscuridad que nos rodea, pero puedo sentir cada maldita sensación.
Me siento tan húmeda, tan necesitada que anhelo con desesperación el contacto de su lengua.
Pero no llega inmediatamente, él besa la cara interna de mis muslos y mi monte de venus. Lo hace tan lentamente que siento que me voy a morir.

-Niall, por favor —Gimo y sí, puedo sentir su sonrisa contra mí, antes de darme la primera lamida —Oh santo cielo.

Mi cuerpo vibra de los pies a la cabeza, y me vuelvo papilla cuando su nariz acaricia mi clítoris suavemente, para estimularme.
Mis dedos se enganchan en su cabello por inercia y lo sostengo cuando su lengua acaricia mis pliegues, enviando olas de placer por cada rincón de mi cuerpo, haciéndome alzar las caderas y rendirme a todo lo que esté dispuesto a ofrecerme.
Mi otra mano libre, se aferra a las sábanas de mi cama y disfruto de sus caricias. De su lengua rodeando mi clítoris, lamiéndolo y dándole mordiscos suaves que me hacen perder la razón.

Mi piel está tan sensible que en pocos minutos ya comienzo a sentir el temblor de mis extremidades por el orgasmo que se avecina.
No puedo creer que semanas de abstinencia donde no podía ni siquiera yo misma darme placer por mi estado deplorable, este haciéndome sentir como me siento. Casi tocando el jodido cielo cuando el éxtasis me alcanza y me corro en su boca, con mi clítoris palpitando bajo su lengua y mis muslos apretándose a su alrededor.

-Joder —Murmuro recuperando el aliento.

Pero él no me responde, se inclina sobre mi y me besa. Mi sabor en su boca es lo último que podría importarme, lo deseo a él.

-¿Todavía los tienes? —Susurra.

-Sí.

No hace falta decir más. Él busca los condones que están en mi velador, perfectamente ocultos de mamá y mi hermano entrometido.
A pesar de no poder ver, puedo saber lo que está haciendo. En como se quita el pantalón y se mete entre mis piernas a ciegas, y en menos de treinta segundos ya está hubicado donde tanto lo anhelaba.
Mis piernas se abren tanto como pueden, dándole todo el acceso posible.

-Tu humedad me está volviendo loco ¿Me echabas tanto de menos como yo a ti?

-Sí, mucho.

La punta de su pene se desliza por mi obertura y arrastra más humedad sobre mis pliegues y clítoris hinchado. Jadeo y entre susurros le pido que me haga suya, que lo necesito y deseo con desesperación.
Mi petición es escuchada, ya que segundos después esta deslizándose en mi interior.
Se me escapa otro gemido cuando está completamente dentro de mí, cada centímetro.

-Te sientes tan bien, tan calida, tan estrecha y húmeda —Jadea acostándose sobre mí, depositando su cuerpo sobre el mío —Incluso a través del látex puedo sentirlo, me vuelve loco.

Sus caderas comienzan a moverse, a empujar dentro de mí con golpes pausados y rítmicos mientras su boca se apodera de la mía. Nos besamos y follamos, mi cuerpo sigue su ritmo y ambos somos un vaivén de caderas y sonidos húmedos debido a mi excitación.
No recuerdo el haber estado tan mojada antes, y quiero asumir que se debe a cada maldita semana en que él no estuvo presente.
Mi vientre se calienta por segunda vez y lo insto a ir más rápido, a follarme duro. Mis palabras lo hacen gemir y empujar dentro de mí tan fuerte que me impulsa hacia arriba y debo sostenerme del soporte de la cama.

Sus embestidas se vuelven salvajes, casi castigándome. Y me encanta, se siente delicioso, se siente tan bien que las réplicas de un segundo orgasmo me atraviesan.
Y lo dejo embargarme, no me resisto a él, me corro alrededor de su miembro, y la sensación es doblemente placentera. Mis brazos se aferran a su cuello y lo sostengo mientras intento no gritar por el orgasmo que está invadiéndome.
Un minuto después, tras muchas embestidas bestiales y con su pene hinchándose y dilatándome, se corre, derramando su liberación y jadeando contra mí cuello.

Nos quedamos quietos, escuchando nuestras respiraciones y esperando que los latidos de nuestros corazones vuelvan a la normalidad.
Mi cuerpo está sudado y el suyo también, pero no nos separamos, no nos alejamos.

-Cásate conmigo —Lo escucho murmurar y río.

-Estás loco.

Él se ríe también.

-Sí, lo sé. Pero cásate conmigo, Rylie.

-Cállate —Río besándole la mejilla.

-Mala mujer.

-Y tú un tonto hombre.

-Puede ser, pero quiero que seas mi mujer.

-Ya me siento como tuya.

-Legalmente.

-Un día.

-Un día, sí —Susurra.

No volvemos hablar, nos quedamos en silencio por largos minutos hasta que nos levantamos para asearnos y luego volver a la cama, donde nos acurrucamos y tras una tanda de besos, nos quedamos dormidos. Y me siento feliz, porque ahora me siento completa, me siento suya.

𝐔𝐍 𝐂𝐇𝐈𝐂𝐎 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐈𝐂𝐀𝐃𝐎 - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora