Lo inefable del alma

Ya no

Ya no nos pertenecemos.
Ni nuestras risas, ni nuestros momentos.
Estamos separados.
De nuestras rutinas, y nuestros relatos.
Ahora parecemos extraños.
Forzando platicas, ya no conectamos.

De la inmensa espera de debatir contigo, de las horas invertidas con un buen tema a conversar, quedan moronas de mensajes cortos que por cortesía hemos decidido enviar.
¿Qué ha pasado con la emoción de responderte?

De risas y desvelos que nos destinamos discretamente, ahora la seriedad y la repulsión de tener que convivir nos quiere separar.
¿Que ha pasado con esa emoción de pertenecerte?

Ya no queda rastro de algún afecto.
Se ha perdido aquel sentimiento.
Ni tu voz me ha causado efecto.
Y del amor solo queda resentimiento.

Y es que la llama se apagó, nuestros caminos dejaron de converger, y tú misma esencia me ha dejado de atraer. Ahora sólo eres fantasma de pasiones que nunca llegarán a ser, que no embrujan mis pensamientos pero no se alejan del pecho.

Y es que todo se acabó, nuestros tiempos se dejaron de entreverado, y nuestra propia incandescencia termino por perecer. Ahora somos una llama a punto de extinguirse, que no alumbraran estos sentimientos, pero humo quedará hecho.

Ya no somos, ni seremos.
Con lo único que nos quedaremos.
Serán meros recuerdos.