Él

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Él era perfecto...
A veces tomaba café, otras una cerveza.
No leía poesía, pero a veces tomaba un libro.
No siempre era higiénico, pero solía usar lociones.
A veces contestaba pronto, y otras...no lo hacía.
No siempre recordaba fechas, pero sí mis preferencias.
No salía mucho de fiesta, pero solíamos bailar donde fuera.

Él era perfecto...
No era necesario que tuviera algo específico para que lo fuera.
Simplemente, para mí, lo era.

Sí, tenía miles de sueños, y lo amaba, no solo por tenerlos, si no por su pasión para cumplirlos.
Sí, reía a carcajadas, y lo amaba, porque se contagiaban.
No, no tenía el cabello alborotado, en realidad, le preocupaba más que a la mayoría.
No, no es un caballero tradicional, de repente eructa sin pensar, pero a mí me hace carcajear.

Probablemente cuando todos lo veían pensaban en la infinita cantidad de errores que cometia, en su elevado ego, en cuanto me sacaba de quicio.
Pero lo único que siempre vi en el, fue un hogar, un amigo, un amante.
Lo único que veía en él eran los pequeños detalles que hacía para verme sonreír, y que nadie más conocía.
Lo único que veía en él era un ser imperfecto que logró ajustarse a mi vida por completo.

No, él no era perfecto si hablamos de un modelo tradicional o ideal.
P

ero para mí, aunque no era lo que siempre espere, se convirtió en todo lo que quise tener.

Lo inefable del almaWhere stories live. Discover now