Lo inefable del alma

Otra noche

Es un vacío, y una extraña combinación de pesadez.
Se me revuelve el estómago, y no puedo evitar sentir náuseas; algo está doliendo, en el pecho y en el vientre, en la cabeza y el cuello.

Una incomodidad, escalofríos que hacen que se me vaya el aire.
El cuerpo se estremece y se contrae.
Es una ansiedad que hace que tenga que mover todo, y a la vez solo quiero mantenerme quieta. Pero la cama da vueltas e instintivamente aprieto las cobijas entre mis dedos.

Estamos a 6 grados y siento el cuerpo arder, mis manos están congeladas al igual que mis pies, pero toda mi demás piel está quemando. Puedo sentir como hierve mi sangre, simplemente no puedo estar en este cuerpo ni un minuto más.

La cabeza no da vueltas, más bien, mis ojos están inquietos dando un paseo por una habitación oscura, esperando encontrar algo tal vez.

Tengo una lágrima atorada en la pestaña.
Tengo un grito ahogado en el pecho.
El aire se va y comprime a su vez mis pulmones.
Mis oídos zumban y mi garganta se seca.

Es solo otra noche en donde estoy perdiendo la cordura.