Abrazos

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Probablemente parezca que solo son dos brazos rodeandote; que sea algo tan común y universal, para saludar y para decir adiós. Tan normal, y con tantos sentimientos, y ninguno es igual.
Y siempre será más que solo eso.
En realidad...
Siempre se tratará de quién te los de, entonces deja de ser un simple gesto social, se vuelve especial.

Ya no son dos brazos, son cuatro paredes como hogar, cálidos y seguros.
Pueden decirlo todo, sin miradas, sin palabras.
Te dicen, que siempre estarán.
Te dicen, que te amaran.
Te dicen, te apoyarán.

Se vuelven mágicos, como medicina milagrosa, como tú canción favorita, y ese bocadillo que revolotea en tu estómago.
Se vuelven salvación, como pegamento de un alma hecha añicos, como quien junta con fuerza cada parte perdida de ti, como caer sin temor.

Los abrazos lo pueden ser todo.
Pueden contener todo el amor que no logra escapar de los labios y se esconde en la mirada. Porque ningún abrazo se escapa de juntar los corazones que han decidido estar juntos.

Los abrazos lo pueden ser todo.
Incluso son la respuesta de todo lo que te aterra preguntar, de lo que no puedes escuchar, de lo que sientes que no va a parar, y de lo que quieres escapar.
Es un adiós que no necesita más explicaciones.
Es un reencuentro que le sobran emociones.
Son cobardes de palabras y valientes en acciones.
Son pañuelos de momentos y decisiones.

En los brazos correctos podrás llorar, amar y suspirar.
En los brazos correctos, seguro nada te faltará.
Y cuando los encuentres, siempre volverás.

Lo inefable del almaWhere stories live. Discover now