Noches eternas

10 0 0
                                    

Tan lejos y tan cerca.

Mientras caminaba, envuelta en mentiras y excusas, me preguntaba hacia dónde iba entre tanto engaño y desconcierto; pero al oír tu voz, al verte del otro lado de la calle, todo se desvaneció. Tal vez no era la mejor explicación, ni la mejor situación, pero mi mundo se detuvo y le dio paso a tu compañía.

"Solo amigos", si eso fuera cierto,  es una ironía que me hace sonreír, porque cada vez que estamos cerca nuestra piel se eriza recordándonos. Nos sabemos de memoria, nos reconocemos al tacto. Estamos guardados en el otro, conectados.

Sé que quieres que lo deje, que sabes que es lo mejor para mí, ¿y a quién engaño? solo con saber que estoy aquí contigo y no con él es prueba suficiente para saber que tienes razón. Pero ¿Quién puede decidir quien nos hace bien? ¿Te quedarías con quien quieres o quien te quiere? Tal vez solo voy perdida en la vida buscando el amor que siempre he escrito y soñado, tal vez tengo un vacío extraño, o sea una mala persona, pero ahí contigo, no importaba.

Caminamos en la penumbra, hablando de nuestras vidas. Me rodeas con tu brazo los hombros, y al notar que no reacciono, como niño pequeño, lloriqueas para que corresponda tu abrazo. Y ahí vamos por la noche, abrazados y riendo, tú pensando en ella y yo pensando en él. Si había perdido el rumbo de mi vida, justo ahora tú me guiabas.

¿Qué harás?, me preguntas. ¿Con él? No sé, ¿Contigo? Todo. Pero solo suspiro. Que ironía es saber que ambos estamos a pasos de ser libres para nuestro encuentro, pero no podamos soltar.

Te recuestas en mi pecho, y cuando empiezas a ceder al sueño, pasas a mis piernas. Si había perdido mi lugar en el mundo, me lo habías devuelto. Tú rostro está repleto de la paz que he perdido últimamente, y tú ligera sonrisa ilumina mi inquietud. Me pides que pase mis dedos entre tu cabello, y mientras mis yemas se deslizan entre tus mechones, me inunda tú paz, como si no existiera un mundo fuera de esta pequeña habitación, como si no hubiesen más problemas aparte de caber en este sillón. 

Cedemos ante el sueño, tú en mis piernas, yo en tu pecho.

Pero no somos sencillos, y tú corazón va tan rápido que me despierta. Estás acariciando mi mejilla, con la calma y delicadeza que siempre espere. Buscas mi mano y la entrelazas. Aquí estamos, en una noche que deseo eterna, repasando nuestra piel, como si nunca la hubiésemos sentido antes. Recorres mis labios con tus yemas, y me haces vibrar como ninguna canción lo ha hecho, me haces sentir como nadie lo ha hecho. Estamos prohibidos, porque si nuestras bocas rozarán, estaríamos perdidos. Pero tu corazón es como un tambor que anuncia lo que está por venir; queremos acortar cada centímetro, cuando nuestros alientos se entremezclan, sabemos que no habrá vuelta atrás.

El encuentro de nuestros labios sabe a victoria, sabe a riesgo. 

Estamos compartiendo el beso más dulce y delicado que jamás nos hemos dado, como saboreando cada instante, pareciera que mientras más lento sea, más tiempo tendremos. 

Me gusta sentir tu mano acariciar mi cabello, y me encanta sentir tu mandíbula tensarse. 

Sé que si en un futuro pudiera repetir un momento contigo, sería esta noche en la que hacemos el amor como si nunca le hubiera pertenecido a nadie más que a nosotros.



Lo inefable del almaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant