Capitulo once; Di algo.

Start from the beginning
                                    

Tanía ha dicho que por acá hay muchos buenos restaurantes, le pregunté ayer Lana y me lo confirmo —cómo mierda podía hablar tan tranquilo, quizás era yo quien había malinterpretado su pregunta. Ir a cenar juntos a un restaurante cualquiera, era solo eso.

¿Te va a dar por comer bien ahora, tío? —las dudas me invadían a mil por mil y, sin meditarlo, las dejaba salir al libre albedrio.

Hombre, por un día… un día no mata a nadie —contesto con una sonrisa que me obligó directamente a bajar la mirada para centrarla en mi plato—, además es una buena idea. Hace mucho tiempo que no salimos, ¿no?

Bien… supongo que tienes razón. ¿Iremos el viernes? —una duda más que resolver, unos nervios infinitos que calmar. Seguía enfocado en la comida, o en lo que quedaba de ella.

No, mañana. —Y sin más, se fue.

Lo del restaurante parece ser, para mí, un tema aparte que… no hay que tocar más que por encima. Es decir, era solamente una salida de amigos. No cita. Salida de amigos. Las citas no son de a dos personas. Las citas no tienen mesas privadas. Las citas no tienen velas en la mesa. Las... citas, no. Realmente eso no había sido una cita. La salida del miércoles había sido simplemente algo entre amigos, y me había divertido mucho en ello.

Pero repito, más para mí que nada alguien más, que no era para nada una cita con Samuel. Porque los amigos no tenían citas ni mucho menos.

Aunque bien, a veces no parecíamos amigos.

 

Nucita, ¿sabes? No pudiste pedir un helado más feo, tío —la noche, aquella noche, había concluido con bromas acerca de mi postre. ¿Por qué? Porque era lo más asqueroso que había comido en toda mi vida.

¿Para qué me pides helado si luego vas a quejarte? —en mi defensa podía decir que había sido mi elección, y la de él el simple típico helado de vainilla.

Porque esperaba que me lo dieras tú —los mimos comentarios idiotas de siempre, eso era algo que definitivamente nunca debería cambiar. Siempre, aunque por muy idiota que fuera, sacaba una sonrisa en mí.

Y después de tanto tiempo volvíamos a tener la misma tontería de siempre. Porque una cosa era estar tras una pantalla de computador, y otra demasiado diferente era estar frente a frente. Era tan diferente, tan difícil.
Escuchar este tipo de cosas tras una pantalla era algo fácil de pasar por alto. La mayoría de veces ni usábamos cámara y ninguno de los dos sabía la expresión del otro al decirlas… pero ahora las veía, y él veía las mías.

Entonces podía  asegurar que lucía demasiado… cuando decía cosas así, además de asegurar que Samuel había notado la incomodidad en mi. Incomodidad que no era del todo mala. Y es que, si no fuera natural  que mi cara se la pasara veinticuatro/siete roja las cosas se hubieran tornado algo más raras de lo que ya eran.

Llevas todo el camino a casa callado…—pensativo, esa era la palabra correcta. Llevaba todo el camino a casa pensando en qué demonios acababa de suceder en el restaurante, pero seguía sin respuesta.

¿Eh? No, no… solo tengo sueño, ha sido un día bastante largo —necesitaba el premio a la respuesta menos ingeniosa de todo el mundo. ¿En qué pesaba? Por favor, podría haber pensado algo muchísimo mejor, tío.

Hubieras dicho desde antes, macho… quizás un miércoles no fue el mejor día —esa risa que podía caracterizar entre nerviosa e idiota aparecía, y dibujaba una sonrisa en mí.

No, no… —me apresuré a corregir dejando mis manos en los bolsillos de mi buso por el frío de la noche— fue un muy buen día —nuevamente, esa risilla.

Me alegra que haya sido un buen día… —apenas había alcanzado a escuchar su voz. Una nueva sonrisa, de esas que al parecer nunca acabarían si estaba a su lado.

Al final del día, cuando llegamos a casa, terminamos separándonos como en todos los días para ir cada uno a su respectivo cuarto.
Me sentía idiota e inútil, más la segunda que la primera si se llegaba a comparar. Tenía totalmente claro el porqué, aunque no quería admitirlo,  y seguía tirado boca-arriba en la cama hundiéndome en los mismos pensamientos nocturnos de todos los malditos días. Sinceramente lo único que parecía faltarme era la música típica triste de fondo para cerrar esa noche un broche de oro. “Amigos” ¿Sabes? Los amigos no son así entre ellos, yo he tenido demasiados amigos en mi vida, y la cosa no funciona así. Las citas sí tienen una mesa privada y velas, he tenido demasiadas citas en mi vida como para no saberlo. Los sentimientos… he querido a demasiadas personas como para saber que este querer iba mucho más allá. Pero prefería estar ahí tirado en toda mi cama como una plasta que ir a hablar con él o pedirle un par de palabras para aclarar mi mente. Cobarde, esa era la mejor forma de describir, y eso era porque la palabra idiota e imbécil ya las había utilizado mucho.

¿Qué esperaba ver? ¿qué esperaba tener para estar seguro? ¿qué putas necesitaba en ese entonces para darme cuenta de todo lo que pasaba a mi alrededor?


¿Puedo pasar? —no necesité ni girarme para contestarle. Estaba tan absordo en lo que tenía en mente que ni en cuenta caía de lo que pasaba a mi alrededor— ¿no tenías sueño?

Ya se me fue —respondí. Finalmente giré la mirada para encontrarlo frente a frente. Traía era ridícula manta morada que había comprado hacía semanas atrás… y lucía adorable.

Yo no tengo sueño —aseguró sentándose en la cama, diagonal a mí, para después tirarse de la misma manera en la que yo estaba.

Nunca tienes sueño, Vege —murmuré tras una leve risa que duró solo un par de segundos. Su cabeza había quedado solo un poco más arriba de mi hombro y esto resultaba incomodo, nuevamente en el buen sentido.

Pues mejor, vas a tener una excelente compañía el día de hoy, ¿ah?

No hubo respuesta a ello, pero sí hubo una acción casi involuntaria de mi parte. Levanté la mano de la cama hasta sentir que llegaba a su rostro, y giré la cara para hundirme en el perfume de sus cabellos. Sentí su mano sobre la mía, cerré los ojos… y el resto fue historia.

Dime algo… porque estoy a nada de renunciar a ti.

Ay, Dios mio… que tengo un dolor de cabeza que no es ni medio normal, pero tenía que escribir si o si. Perdonadme, estos días el colegio me ha tenido al limite, y tengo que hacer todo con una mano porque recordad que la derecha la tengo semi-enyesada gracias al accidente que tuve hace más o menos un mes.

 .——↝✿↝——

Para al siguiente episodio, que espero sea publicado dentro de unos pocos días, al fin se dará un cambio drástico que quizás cambie toda la historia y nos de su final. Sí, el siguiente capítulo es el final… por eso se llama “mini-fanfic” porque consiste de menos de quince capítulos, amores.
¿Lo estáis esperando? ¿os ha gustado el capítulo de hoy? 

En silencio. { Mini-Fanfic | Wigetta }Where stories live. Discover now