Capitulo nueve; ¿Qué somos?

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Nunca antes me había dado a la labor de darle una mínima importancia a como fluían las cosas en esta vida. Siempre solía aceptar lo que venía y ya, fin del problema. No era de las personas que me mataban una y otra vez la cabeza con un problema. Sin embargo, esta vez, Alemania lo había cambiado absolutamente todo de una manera inesperada. 

“¿Qué somos? ¿Dónde estamos?”

Las dudas no habían sido resultas aun, pero de alguna manera ya no me atormentaban la cabeza como si fuesen clavos siendo martillados en toda mi frente. Estaba agotado mentalmente, y sin duda, aquel cese había sido como un tiempo para respirar y retomar fuerzas.

Antes de irnos de L.A habíamos vuelto a la vieja rutina de que no podíamos vernos o estar en la misma habitación por mucho tiempo porque las cosas resultaban incomodas. Quien había dicho que la vida era como una montaña rusa tendría que haber dado un instructivo porque esto ya me estaba mareado a formas sobrenaturales.

De alguna manera la paz que formamos hacía solo un par de semanas se había ido por el caño en un dos por tres sin avisar.

“Es que somos tantas cosas”

Y ese era el maldito problema; mientras parecíamos ser todo en realidad no eramos absolutamente nada. Aun recuerdo como se daño, o al menos, o como yo dañé todo. Quizás no debería utilizar siquiera esos términos, digamos que solo me habían abierto los ojos a mi realidad de ese momento. A la realidad que intentaba no ver.

Sería comienzos de semana, había ido de compras solo y volvía a casa a pasos lentos, entonces -en el ascensor- me encontré con aquella niña de rizos rojos que era nuestra vecina desde hacía ya un mes. Gabriela era una chiquilla española, quizás de la misma edad de Carola. Era una buena chica, aunque bastante habladora.

— ¿Solo de compras? —Preguntó en un excelente ingles mientras una sonrisa se pintaba en sus labios. Era realmente una pequeña adorable, aunque yo no era exactamente muy bueno con los niños.

— Sí —Respondí al español. No entendía porque insistía en el ingles cuando el español era su idioma nativo. Siempre creí que intentaba burlarse de mi de alguna manera.

— ¿Y tu novio? —Como me hubiera gustado no entender ingles en ese momentos. Supongo que la expresión de mi rostro hablo por si misma, y entonces, intento remediarlo— Perdona… soy estupida, ¿habéis discutido?

— Vege… Samuel no es… —Anda, no podía ser tan dificil formular aquella frase. Solo un amigo, Willy, era solo un amigo. Me atreví entonces a mirarla de reojo, tenía una cara que flipas.

— ¡Perdona! Bueno, es que… —Al menos ya no era el único que estaba nervioso o tartamudeaba como un total pringao’ sin remedio— De verdad lo siento, sois tan… no quería hablar de más.

Y la conversación corto allí. Antes de irse, ya que habíamos llegado a su piso, se disculpó unas veces más, pero ya era tarde, no podía dejar de matarme ya con esa idea.  Para cuando llegué a nuestro apartamento dejé las bolsas de compra en la cocina y me encerré en mi habitación.

Podía escuchar su voz desde ahí, y es que tenía la mala costumbre de hablar fuerte cuando grababa.

En Alemania, por suerte, tuve más tiempo a solas… aunque claro, no estaba de más mencionar que tenía como mil niños Alemanes detrás de mí. Gracias al evento varios hoteles estaban a tope y caímos en la suerte -al menos para mi- de quedar en dos distintos. O, por lo menos, yo había rogado a Alex que se quedara con la otra habitación que estaba libre en el hotel que Vegetta había elegido.

El tiempo en el Gamescom  pasórealmente rápido. Era este tiempo de trabajo en el que nos alejábamos más y no había problema alguno entre nosotros. Hablábamos cuando era necesario, y ya, no teníamos que convivir las 24/7.

En silencio. { Mini-Fanfic | Wigetta }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora