Capitulo dos; ¿Quien tiene la razón?

10.6K 749 110
                                    

—¿Vas a seguir huyendo de tú realidad, Samuel? —Las palabras que Wen había pronunciado me hicieron saltar de mis pensamientos en un dos por tres. Ahí estaba yo, junto con Wendy, intentando averiguar qué demonios pasaba en mi cabeza. Cuando desperté esa mañana salí corriendo de casa como alma que lleva el diablo para llegar a la casa de la rubia. Estaba asustado, sí, tenía que admitirlo. —¿Samuel? —Alcé la mirada para darle a entender que la estaba escuchando perfectamente, simplemente no sabía qué responder ante las cosas que me decía. Lo único que tenía realmente claro era que Wen me conocía lo suficiente para saber que algo no estaba bien, y en ello tenía razón. Conocía a esta chica desde hacía unos cuatro o cinco años por unos amigos, desde ese día habíamos sido bastante unidos; era mi mejor amiga e incluso la hermana menor que nunca llegué a tener. A sus veintidós años seguía siendo una niña, pero no por ende era tonta.

— Quizás es cosa del cambio de país, casa y demás. —Estaba casi seguro de eso. Cambiar de un momento a otro de ciudad, de país, de ambiente, etc., había logrado cambiar algunas cosas dentro de mí. Ya tenía un tiempo largo de estar en esa situación, de andar entre una cosa y otra con la mente elevada; lo odiaba.

— Aja, sí. ¿Y no tiene qué ver con nada de lo que pasó ayer? —Ostras Julián, no sé desde cuando creí que era una buena idea contarle a esta chica lo que sucedía en mi vida. Confiaba en ella, pero en más de una ocasión lograba irritarme el cómo podía ser de directa en algunos temas.

— Chica, pero que paciencia tengo que tenerte. Te digo que no, no tiene nada que ver con lo que pasó ayer. —Concluí con malas pulgas haciendo que la más bajita soltará una sonora risa que se escuchó en eco por todo el vacio departamento.

No sabía bien cómo aquellas palabras no me las terminaba de creer yo mismo. Es decir, yo… me había quedado a dormir en la habitación de Guillermo, y para ser peor había descansado abrazado a él. ¿Quién demonios hace eso, tío?  ¿qué pasaba por mi mente en esos momentos? Vale, no quería que se enfadara conmigo, pero tampoco era una manera muy “normal” para pedirle disculpas. Sabrá Dios por qué andaba de mala pulgas Willy el día anterior, pero sabía que era mi culpa. Nuevamente me quedaba pensando en cosas sin sentido, nuevamente me elevaba y le daba la razón a Wen de una u otra manera.

 —¿Señorito de Diaz, quiere hablar? —Estúpidamente conteste a ello con un simple “no” sin siquiera notar el cómo me había llamado en ese momento. Estaba seguro de que mi mente lo había ignorado en ese entonces simplemente por estar en otro mundo, por nada más. Escuché su risa malvada –como yo le denominaba- y entonces entendí que tuve un error hacía unos segundos atrás. —¡Ay, Samu! ¿Qué te parece lo que acontece?

— Te odio —No sabía qué más decir, no sabía qué más hacer. No la odiaba, pero detestaba aquella manera arrogante en la que presumía que tenía razón de algo—, ¿quieres estar sería en este tema?

— Te estoy hablando enserio, Samuel. —Okay, el tono de voz que uso en esa frase si me dejó helado. Sí estaba hablando enserio, eso no me gusta. Se levantó de la silla en la que estaba y caminó hasta quedar enfrente de mí.—¿Quién es la que estudia psicología, tú o yo? —Ante esa pregunta sólo pude responder un simple; tú. — Ah, vale, que bien que lo sabes. El problema está en que ahora tienes a las dos personas que quieres en un solo lugar y eso te está poniendo mal. Hace un año dijiste que no podías seguir como estabas y te diste paso a salir con Dayanne por lo mismo, ¿no?

— No soy gay, Wen. —No me estaba gustando el tema, no me estaba gustando, no, no y no. ¿Por qué vine a ella? ¿Por qué siempre venía a ella cuando algo estaba mal si me jodia saber lo que en verdad pasaba?

—¿Y yo estoy diciendo que lo seas? Hey, chico, te estoy diciendo que ahora andas confundido. Cuando Dayanne estaba lejos de ti y tenías a Willy técnicamente cerca era más fácil que cuando tenías a los dos ahí al lado. Ahora vives con uno y tienes que mantener una relación que, sinceramente para mí, es más falsa que mi tinte rubio. Sabes bien que tú y ella sólo sirven como amigos, aunque ella te quiera tú no lo haces. ¿Por qué sigues intentando escapar de tú realidad? ¿Por qué no aceptas que te has enamorado de tú mejor amigo desde hace harto tiempo, hombre? Te atas a ella simplemente porque quieres negar lo que sientes y porque no quieres lastimarla. Te estás lastimando a ti… y quién sabe, quizá a Guillermo también.

En silencio. { Mini-Fanfic | Wigetta }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora