La boda

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—Ambi, cariño. Respira profundo y cálmate. —Cecilia trataba de que su prima dejara de hiperventilar.

—Lo medimos hace dos días. —Se quejó la muchacha con lágrimas en los ojos.

El vestido no prendía. Al parecer, los gemelos hicieron que su mamá aumentara dos tallas.

—Prima,yo lo soluciono. Tú sólo cálmate. —Cecilia tenía una idea y conseguiría un nuevo vestido como que se llamaba María Cecilia Leone.

Sacó su móvil y llamó a Lulu.

—Bruja, ¿qué pasa?—  dijo el ojiazul al otro lado de la línea.

—Necesito un vestido de novia en un talle 6 para embarazada en menos de veinte minutos. Llama a Prada, Dolce, Armani, Chanel...  No me importa, sólo consíguelo y diles que si no lo hacen,la crítica estará escrita por mi puño y letra y será portada de el lunes. — Sí, ése era su ambiente y sabía cómo conseguir lo que quería.

—A la orden, jefa. Déme cinco minutos. — Lulu cortó la comunicación para ponerse manos a la obra.

Los invitados ya estaban llegando. Las damas de honor estaban listas.
Cecilia acomodó el tocado de su prima una vez más, Wally le avisó que el novio y los padrinos también estaban. La boda perfecta estaba completamente preparada, pero no había vestido de novia.

En menos de veinte minutos, un apurado Louis con todo su equipo de vestuario entró en la habitación donde todas las mujeres que participarían se preparaban.

—Llegó su salvación. — dijo cargando un vestido blanco casi idéntico al original.

Ámbar se puso de pie y chilló de alegría.
La ayudaron a vestirse. Le quedaba perfecto.

El encaje y pedrería se ajustaba perfectamente a su busto y desde allí el tul caía de manera lánguida marcando su barriguita de embarazada. Como accesorio le consiguió una cola de gasa translúcida que tenía bordadas una flores en los bordes.

Se veía completamente perfecta, dulce y tierna como siempre y con aquél toque de princesa de cuentos de hadas.

—Te ves hermosa, pequeña. — dijo la morena abrazando a su prima.

—Gracias por todo. Nada podría ocurrir si no fuera porque organizaste todo. —Ambi se encontraba muy sensible y casi empieza a llorar nuevamente.

—No llores. Te arruinará el maquillaje. —Se quejó  Lulu de manera tierna.

—Vamos, pequeña. La familia espera y se van a caer de culo cuando vean a estos pequeños. — Acarició la barriga de la muchacha.

La música sonó. Dominic y Wallace esperaban debajo de un viejo árbol que estaba decorado con telas y flores para la ocasión.  La boda era de día  y al aire libre, bohemia como la pareja.  Lavandas decoraban y perfumaban todo creando un ambiente mágico.

—¿Listo para dar el sí, hermanito?— Wally se aseguraba que Dominic no se desmayase. Él estaba acostumbrado a ser el centro de atención, pero su hermanito no. Era más de un perfil bajo.

—Creo que voy a vomitar. — Gruñó el muchacho, que le temblaban las manos.

Comenzaron a caminar las damas de honor que llevaban vestidos color lavanda, los padrinos las acompañaban. Luego la música cambió y entraron Cecilia y la niña de los anillos, que se tropezó a la mitad de camino y la morena tuvo que cargarla hasta el altar.

El gran momento llegó.  Sonó el Ave María y todos se pusieron de pie. Ámbar apareció por el pasillo,sola, como lo había decidido, sujetando su ramo con ambas manos y mirando al público,que quedó estupefacto.

Sweaters Boy ||S.M||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora