Expectativas Versus Realidad

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—Me besó —dijo ensimismado en sus recuerdos a su amigo,que se llevaba una porción de pizza a la boca.

—Shawn, amigo,de verdad eso no significa nada. Es sólo un beso. No te vayas a ilusionar.

Brian conocía muy bien al castaño como para saber que terminaría saliendo con el corazón roto de este juego perverso que practicaba la jefa del muchacho.

—No fue sólo un beso.  Conversamos, ella sonreía. No la había visto sonreír desde que la conocí. —Suspiró.

—Shawn,cualquier mujer después de un orgasmo sonríe.  Excepto que sea una frígida. —lo regañó el rubio. —De verdad, amigo, te lo digo porque no quiero que sufras. Estuve viendo las redes sociales de esa mujer y no parece de las que se casan y tienen hijos.

—Pero realmente me gusta — Sus ojos mieles comenzaron a cristalizar. — ¿Acaso no se puede soñar?

—Hermano, ya pasamos por esto. ¿Te acuerdas de Kristen? Tú, todo romántico e iluso, caíste en sus garras para que te dejara en ridículo frente a toda la Universidad. Ésas mujeres no se fijan en los sentimientos, sólo buscan sexo y allí, amigo, es donde tú pierdes.

—Pero ¿y si mi chica ideal es real y sencillamente no podemos estar juntos? — lloriqueó Shawn, que no dejaba de derramar lágrimas.

—Ahí vamos otra vez —murmuró Brian. —Ya te lo dije,
bro. Lo único que buscan muchas mujeres es una aventura de una noche, no un noviazgo. Y a otras simplemente no les gustan los hombres. No quiero parecer tu padre y menos que mi consejo te parezca un sermón, sólo digo que debes aprender a ver las cosas con una perspectiva realista. Pareces un niño pequeño llorando por el caramelo que su madre no le compró —se burló.

—No soy un niño — Se quejó secando sus lágrimas con la manga de su suéter. —Y soy realista.  Hay muchas personas que encuentran al amor de su vida donde menos lo esperan.  ¿Por qué no puede pasarme a mí?

—Porque esto no es una de tus novelas y aquí el nerd no se queda con la chica linda — Brian se encogió de hombros. —Aquí con suerte te va a follar y te va a descartar como un juguete del cual se cansó.

—Ya cállate. No me sirve tu apoyo. Sólo me confundes más.

El llanto de Shawn se intensificó cada vez más. ¿Es que su amigo era tan idiota que no podía entender que,por más que intentara, no dejaría de amar a Cecilia?

Pero Brian tenía razón. La vida real no es como los cuentos de hadas, donde todo es color de rosa y todos viven por siempre felices. Tampoco como en las novelas de amor, donde los protagonistas, pese a todos los obstáculos, logran mantener su amor a flote y se juran estar juntos por el resto de sus vidas.
La vida real es  más cruda... Y cruel.

—Definitivamente debo llevarte a un puticlub —comentó Brian con cierto tono jocoso para intentar animarlo. Dejó la pizza a un lado y abrazó a su amigo para consolarlo. — Olvídate de ella. Hay más mujeres en el mundo.

—No,no,no. —Shawn persistía en su negativa. —Ella es la que me gusta, Brian, entiéndelo. Sé que ella es la correcta, lo sé.

Brian suspiró. Recordó la primera y única vez que se enamoró de verdad. Había sido en la secundaria hacía años atrás. Al igual que Shawn, él también creyó que ésa chica que le gustaba era su “princesa” ideal. Pronto se dio cuenta de lo equivocado que estaba. La chica simplemente lo utilizó para pasar el rato y éso le rompió el corazón. A partir de ése momento, decidió no enamorarse de nuevo y solamente disfrutar de la vida. Quería evitar que Shawn pasara por lo mismo y su experiencia hablaba por sí sola. El castaño, al ser muy inocente aún, no entendía la realidad con claridad y la confundía con sus fantasías gracias a las películas y novelas románticas.

—Si tú lo dices... —Brian estaba hartándose de insistir por el momento puesto que su amigo era bastante cabezota. —Shawn, lo que tienes que hacer es sencillo. Sal de tu apartamento, ve a una fiesta y lígate a una chica. La vida es demasiado corta para sufrir por amor.

—¿Cómo va a ser así de sencillo, Brian? ¿Acaso tú no crees en el amor?

—Te lo digo porque pasé por tu situación y resultó un tremendo asco. No quiero que te suceda lo mismo a ti también. Una vez que te desechan como un juguete,  cambias tu forma de ver la vida y te das cuenta de que no existen los finales felices.

—¡Sí existen,joder!— Shawn estaba tan alterado que no se dio cuenta de que había soltado una grosería sin querer. —Es más, déjame en paz. Quiero estar solo.

—Oye,tranquilo, viejo —Brian reaccionó espantado imitando el clásico meme. —Puedo dejarte tranquilo si necesitas desahogarte,pero sé que si te dejo solo empezarás a programar maratones de películas cursis y terminarás llorando como un pelotudo, así que no... No me iré.

Shawn se dirigió a su cama,sobre la cual se tiró boca abajo para seguir llorando. ¿Por qué le era tan difícil entender la perspectiva de su amigo? Al fin y al cabo, Brian lo aconsejaba porque quería su bien. Bueno,algunas veces.

—¿Por qué? ¿Por qué es tan difícil? —se quejaba entre sollozos entrecortados abrazando su león de peluche, Leo. Leo había sido su posesión más valiosa desde su niñez y lo conservó hasta hoy.

—Porque así es la vida —se encogió de hombros Brian. Acarició el cabello de su amigo y suspiró. —Tienes muchas dudas, yo lo sé,pero se te irán respondiendo poco a poco. Todo a su tiempo, como dicen los abuelos.

Shawn no se calmó completamente, pero lo hizo. Aún aferrado a Leo,se preguntó qué estaba mal con él para que sufriera tanto.

—¿Qué anda mal conmigo, Brian? No entiendo qué tengo de malo. ¿Por qué sufro tanto? —dejó escapar unas cuantas lágrimas más.

Brian entendió entonces el problema y se lo dijo sin pelos en la lengua. —Amigo mío, ya sé lo que tienes. A ti lo que te falta es autoestima, hombre.

—Cierra la boca. Sé que soy un desastre. No hace falta que me lo acuerdes —Shawn volvió a llorar a mares. —Igual ella nunca se fijará en mí —suspiró y se levantó de su cama para dirigirse a su pequeña cocina.

Abrió el refrigerador y sacó un enorme tarro de helado de chocolate, tomó una cuchara de uno de los cajones y marchó de vuelta a su cama. Se sentó en la mullida superficie y destapó el bote para atacar el helado de una vez por todas. Mientras comía no dejaba de llorar. Era algo lamentable de presenciar,sobre todo para Brian.

—A ver, señor depresivo comechocolate —Brian dio una palmada en la frente de su amigo para llamar su atención. —Lo que dije es totalmente cierto. Primero te tienes que querer a ti mismo. Segundo, esto... —le arrebató el helado —sólo te hará peor y no te consolará en nada. Y no me hagas pucheros,que no soy tu tía Matilda —lo recriminó al verlo hacer caras. —Y tercero,alístate que nos vamos a la fiesta.

—No iré —refunfuñó Shawn como un nenito. —Vete tú. Conmigo no cuentes para eso.

—Vienes conmigo quieras o no. No tienes opción — lo amenazó Brian apuntándolo con un dedo.

Después de unas horas de intensa discusión, jugaron Piedra,Papel o Tijera y,como era habitual,ganó Brian. Estaba decidido. Shawn iría con él a la fiesta.

Como habían acordado, el perdedor debía entregar su teléfono al ganador para que éste escribiera un mensaje a cualquier contacto. Brian eligió el contacto de Cecilia y le envió un mensaje adjuntándole la
dirección del lugar donde era la fiesta. Finalizó con un emoji pervertido y le devolvió el teléfono a su amigo.

—A veces te vuelves insoportable como un grano en el culo —gruñó Shawn.

—Me vale. Tenemos que irnos ya antes de morir de aburrimiento aquí —Brian rodó los ojos. —Venga,hombre —lo tomó de la mano y apenas le dio tiempo de agarrar sus llaves ya que prácticamente lo sacó a rastras del apartamento para dirigirse con él a la fiesta.

Sweaters Boy ||S.M||Onde as histórias ganham vida. Descobre agora