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Seguro, al inicio de esta semana, bueno a quién engaño, incluso mucho antes, daba la idea de que Camila me ha interesado de una manera lujuriosa y carnal, cómo negarlo. Sin embargo, todo había cambiado en insignificantes 48 horas. La cuestión es que no necesite compartir tanto con ella para darme cuenta de que mi atracción va más allá de algo físico, que vamos, la mujer está como quiere, pero vamos, mucho por encima está lo que bombea su corazón, se genera en su mente y sale de su boca. Camila es bella por su físico sí, pero le gana más cómo es como persona.

Es que, nunca había prestado tanta atención a alguien, seguro no era una persona muy despistada o maleducada cuando mantenía una conversación, pero con ella pongo mil veces más atención de lo que hago normalmente, no quiero perderme nada de lo que dice  y dejar así de nutrirme con sus palabras. Me gusta que sea tan abierta, y que me cuente sus cosas con suma naturalidad sin que yo le pregunte mucho, como si estuviera aprovechando el tiempo que tenemos para contarme lo más que pueda. Y no sé qué es ésta sensación que me da que me hace comenzar a contarle cosas mías también, de esas vergonzosas que le cuentas a tus mejores amigos o por las que tu familia te hace burlas por años.

Empezamos en la casa de los tíos de Alexa, ayudando a limpiar el lugar antes de irnos; cabe mencionar que mis amigas nos dejaron solas estratégicamente y se fueron a limpiar s otra parte; continuamos las charlas en el auto, me gusta que lleve puesta una de mis camisas, íbamos solas porque Dinah se mostraba muy apegada de Verónica y decidió irse con ella, lo que por el guiño que me dio interpreté que sólo quería darme tiempo a solas con la mujer que me gusta.

—Te lo juro, yo me lancé al mar desde muy alto y el agua me quemo, hay vídeos míos llorando como prueba— creo que los está buscando, porque parece muy apresurada en el manejo de su móvil— casi no podía caminar por el dolor, fue realmente vergonzoso que me viera tanta gente llorar en la arena— desvío un poco la mirada de la vía para ver lo que me está mostrando, al instante sin pena me río con una gran carcajada— y mi mamá, mi propia madre, estaba grabandome y riéndose de mí.

—Las mamás si que son malvadas a veces, pero por lo menos nos quieren. Una vez de chiquita estaba jugando con tijeras, me parti el cabello en dos y me corté una parte a la mitad, que cuando me di cuenta me puse a llorar, mamá me encontró y se empezó a burlarse de mí y me tomó fotos, que te las mostraría con mucho gusto si las tuviera— su risa resuena— y luego me llevó a la escuela con ese corte, parecía una balanza con el peso inclinados hacia un lado— se dio un golpe en la pierna mientras se reía— pase una semana yendo así a la escuela, fue horrible, pero más nunca quise cortarme el cabello yo sola.

—De niños todos tenemos nuestras cosas. Bueno, yo quería ser mariachi,  cantaba La Bikina todo el tiempo, y quería dar serenatas y esas cosas.

—Todavia estás a tiempo de alcanzar tus sueños— le pico la mejilla con los dedos—, mira que te puedo poner La Bikina ahora, paramos en una tienda de disfraces para vestirte de mariachi y me das una serenata.

—¿Quiere Lauren Jauregui que le dé una serenata?— amo su tono coqueto.

—¿Quién no quisiera recibir una serenata de Camila Cabello?— rueda los ojos con una sonrisa divertida— ¿Por qué siempre me llamas por mi nombre y apellido? Digo, sé que lo son por algo, pero nunca me llamas Lauren sin decir mi apellido.

—Porque me gusta decirlo así, si lo digo separado pierde la magia, es como la combinación más exquisita y contundente que ha sido creada, tus padres acertaron demasiado al ponerte así— responde sin vergüenza— en cambio los míos, 0 puntos por ponerme Karla. Dime tú, Lauren es un nombre que te representa, tienes cara de Lauren sabes, en cambio yo ¿Tengo cara de Karla? No.

—Vamos, quizás no te dieron el nombre que te gusta pero si esa cara bonita que tienes— si estamos dándonos cumplidos vamos a hacerlo bien—. Además, no tienes cara de Karla, es muy raro llamarte así y apuesto a que te llaman Camila desde que naciste.

—¡Si! Nunca han usado Karla, un desperdicio absoluto— parece emocionada a que esté de acuerdo con ella—. Entonces ¿Adónde me vas a llevar por esa cena que me prometiste está mañana?— el giro drástico de la conversación me dejó muda por unos segundos, pensé que había sido rechazada.

—No lo sé, ¿Qué quieres comer?

—Comida casera, la que sea, pero que sea hecha en casa.

—Oh... Mmm... Entonces ¿te llevo a tu casa?— de inmediato me quise golpear por la estupides que había dicho.

—No tonta, llévame a la tuya— da un leve golpe a mi brazo— claro, si quieres y si se puede, sino puedes llevarme a casa, también estaría bien.

—No, nada de eso, me encantaría que fueras a mi casa, eres más que bienvenida, es que tengo un pequeño inconveniente, no cocino ni agua— algún tipo de beneficio me dio decirle que vivía sola.

—Yo voy a cocinar, si es que tienes comida en el refri y en la alacena. Y no, no me vengas con eso de eres mi invitada— de nuevo me remeda con un intento chistoso de mi voz.

—Te voy a decir que sí solo con una condición, ¿Sabes preparar arroz con leche?— asiente con mucha seguridad— Nena, dónde estuviste toda mi vida.

Master Game | CamrenWhere stories live. Discover now