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Me tuvo sorprendida su actitud, de todo lo que hablamos en el auto nada cumplimos, había una cantidad considerable de personas, todos conocidos que se habían sumado de nuestro salón de clases, y ella fue a establecer sociedades con cada uno de ellos, como si no nos hubiésemos visto el día anterior. Me molestaba un poco que no me dedicara atención, especialmente luego de todo lo que me dijo en el camino, contaba con que como no iban a estar sus amigos Ally y Shawn iba a ser más fácil endulzarla, por lo menos para conseguir un beso al final de la noche. Me siento toda una fuckgirl por estar armando planes como este. Tampoco me molesta que hable con los demás, es también parte de la idea compartir, pero es que ni me mira, ni siquiera por error.

—Pareces la antisocial stalker parada desde esta esquina con un trago siguiendo todos los movimientos de Cabello— Dinah me dice. A veces me molesta lo acertada que es.

—Mírala, actúa como si yo no existiera— doy un trago largo por fin a mi vaso, he estado tan concentrada en ella que le he prestado poca atención e incluso finjo que bebo a veces.

—No seas idiota Lauren, sabes cómo es ella, no iba a cambiar por una conversación que tuvieran en el auto, ustedes no están saliendo para que ella esté como un mosquito persiguiendo fruta, si quieres que algo pase, debes seguirla tú, hablarle tú— ella sería una gran estratega para todo lo que se proponga— yo, sé que le gustas, es más que obvio que quiere enfrentarse a tu jaguar.

—Deja de llamar jaguar a mi vagina— le digo entre risas. Un chiste de borrachera dicho una vez pasa a ser un apodo eterno.

—Dale con todo tigre, yo te echo una mano para que pruebes los dedos— si hubiera estado tomando algo de seguro me hubiera ahogado, pero más claro no lo pudo haber dicho mi mejor amiga.

Ella ha estado con una mujer muchas veces, me corrijo, con varias mujeres. Fue la primera que se dio cuenta de lo que tenía por Camila y la que más me animó a perseguir lo que piden mis instintos, me ayudo a dejar los prejuicios y a normalizarlo más en mi mente, hacerme ver que estar con una chica era algo tan normal como estar con un chico, que la experiencia era diferente, pero que al final eran labios los que iba a besar y cuerpo el que iba a tocar. Luego siguió Alexa, le daba un tanto lo mismo, ya habíamos pasado por esto con Dinah primero y no era un tema tabú entre nosotras, al igual que Verónica y Lucy, ya a los días me estaban haciendo burlas y molestando con que me gustaba Camila. Que aún no sé si me gusta o es solo deseo, pero primero solo quiero tenerla para mí, no me incomoda para nada la idea de besar sus labios o de tocarla debajo de la ropa.

Ropa es lo que casi no tenía encima esa mujer, en su traje de baño rojo se veía espectacular. Si bien ella no tenía mucho busto, lo cual me seguía pareciendo que se le veía perfecto su tamaño, su trasero compensaba demasiado la dimensión de masas faltantes.

—Hola tu— llegué por detrás, pegando mi jaguar, ya me rendí a llamarlo así, a su voluminoso trasero cubierto por el bikini. Puse las manos a su lado, acorralándola contra la isla de la cocina, era el único momento en el que la encontraba sola, además de que estábamos solas.

—Hola— me dijo masticando un pedazo de banana. Se inclinó hacia adelante, empujando su trasero contra mí con fuerza para hacerme hacia atrás. Logró darse vuelta, eso no significaba que iba a dejarla ir— ¿Qué te trae por este lugar?— le dio otro mordisco a su banana, demasiado suave, demasiado lento.

—Solo pasaba por aquí— dije sin demostrar mucho interés—, y que coincidencia encontrarte.

—Coincidencia de la buena ¿no? — puso una mano en mi hombro, apartando mi cabello suelto que caía por ese lado, e inmediatamente provocando en mi un millón de cosquillas

—Claro, siempre es bueno encontrarme contigo— nos quedamos mirando estando muy cerca, mi abdomen y el suyo estaban juntos, al igual que nuestras piernas entrelazadas, sin embargo mantenía nuestras caras un tanto alejadas, nunca había explorado este terreno, no quería arruinarlo.

— ¿Quieres? — de la nada me ofrece de su banana, la cual está por la mitad.

—Que generosa— sonrío y siento mi cuerpo relajarse un poco. Es buena señal que me quiera compartir su fruta favorita.

Me la ofrece con su mano, para que vaya con la boca por ella, yo le sigo el juego, y ella empieza a quitar la banana cada vez que logro alcanzarla, parece divertirse. Se la mete de lleno en la boca, cortando un pedazo sobresaliente de sus labios, levantando las cejas y con esa acción ofreciéndome la banana de su boca. Los nervios me invadieron, cerré las manos alrededor de la cerámica de la isla de la cocina, y con el cuerpo me fui hacia adelante, mordiendo la fruta de ella. Nuestros labios quedaron juntos mientras masticábamos, mirándonos a los ojos; en ella creció una sonrisa linda, y luego me dio un abrazo que no esperaba. 

Listo, perdí la oportunidad de besarla.

Master Game | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora