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Con ella era como si estuviera viviendo la ilusión del primer amor de nuevo, que no quiere decir que esté enamorada o algo por el estilo, Camila me gusta mucho, pero creo que para ir más allá necesito más tiempo. Me refiero a las sensaciones, tenía años que no me sentía nerviosa con la presencia de alguien, nerviosa por tocarla, como si fuera una inexperta. A la vez, quería hacerle de todo, someterla a todo lo que yo quisiera hacerle, me sentía tan libre de coquetearle, incluso ahora me siento libre de robarle uno que otro beso. Pero no lo hago, porque aparecen los nervios, sus ojos marrones brillantes y bonitos, que me hacen querer darle su lugar, tratarla como una flor, que vamos, a mí y a cualquier mujer en el mundo le gustaría ser tratada con el debido respeto. Aunque a la vez quiero faltarle el respeto y...

Todo ésta situación me tiene confundida y muy excitada, incluso ahora que estoy en la ducha, resalto que la tomo con agua fría. Yo no soy así, voy a lo que quiero, es este caso en especial, es ella.

Que bueno, al final luego de saber su perspectiva acerca de mí quiso saber cómo la veía yo, entonces entré en pánico y escapé al baño. No fue lo más inteligente pero tampoco veía otra opción. Cómo le explico que la veía tan sexy y tan hermosa y que se ríe bonito y que me gustan sus ojos, que sé que no es una pizca de lo inocente que aparenta ser y el otro millón de cosas que pienso de ella. Ahora en mi mente suena fácil decirlo pero frente a ella me entran los nervios que me sacan hasta los colores.

Con todo que sentía que la había cagado al dejarla así en el cuarto. Haberle dicho—No seas tan curiosa que te vas a asustar— No creo que me haya ayudado mucho.

Sin embargo llevé todos mis implementos al baño, eso incluye el rastrillo de afeitar, y llevo unos cuantos minutos bajo el agua reflexionando sobre mis acciones. Me baño con la mayor serenidad del mundo, tratando de asearme lo mejor posible, a ella le gusta mi olor, y quiero que cuando salga y esté en la cama con ella, indiferentemente de la situación, esté pegada a mí como un mosquito a la fruta. Patético, lo sé. Pero ahora, que tengo en mente que voy a dormir con ella, y a pesar de cómo me prende en todos los sentidos, creo que tan solo compartir cama con ella sería una ganancia.

Salgo de la ducha secando bien mi cabello, el cual voy a pasarle el secador antes de acostarme, con el viaje de emociones que he tenido hoy poco he notado el cansancio de mi cuerpo, que después de que se relajara por el agua cayó en mí. Hecho crema en mi cuerpo, muy poca porque si abuso mi cuerpo reacciona como un ataque alérgico y no quiero sorpresas de ese tipo. Me coloco lo que llamo pijama, algo que no uso a diario porque prefiero dormir en ropa interior, y me pongo en el espejo a secarme el cabello y a la vez a encontrar alguna imperfeccion en mi rostro y tratar de mejorla para que ella me viera bonita.

Cuando salgo del baño ella está acostada con su móvil bocabajo dándome la espalda, y con esos pantalones, menuda vista. Arreglo mi cabello mientras no me ve, ni yo misma entiendo mi manera de comportarme.

—¿Estabas esperándome?— le digo en el tono más lindo que existe en mi rango vocal.

—Desde hace mucho que te espero— se da la vuelta, dejándome ver mejor sus facciones despejadas de cabello, el cual tiene recogido; con el dedo señala algo que tengo en la mano y al instante reconozco que quiere la crema de cuerpo que uso—. Ven aquí, para que me hagas un favorcito.

Si me dice que quiere que le haga algo yo no dudo. Dejo mis cosas de uso personal en mi bolso excepto la crema, la cual llevo como un tesoro entre mis manos. Pongo una rodilla en la cama, la cual se hunde, y en rodillas voy moviéndome hacia ella, la cual mira mis piernas sin ningún descaro.

—Quiero que me untes crema en los hombros, despacio, estoy un poco quemada, el Sol y tú estaban extremadamente calientes hoy.

—Te quemaste sola, estabas más caliente que el sol y yo combinadas— me sonríe y se da la vuelta.

Su camisa de pijama cede a sus hombros mientras ella la baja. No lleva ningún tipo de sujetador. Saca los brazos de su camisa y deja al descubierto justamente la parte donde voy a hacerle el favor. Se sostiene la camisa a nivel de sus senos y aparta su cabello recogido, pero no parece satisfecha, hasta que se chupa los dientes y deja caer la camisa, liberando todo su torso de manera inesperada. Suelta su cabello para hacerlo una bola en su cabeza y en este preciso momento tengo los labios apretados, nunca creí que fuera tan excitante ver la espalda de una mujer, es que es perfecta, incluso esas leves quemaduras de sol le dan un toque escultural, que provoca pasarle toda la lengua solamente para comprobar si su piel está hecha de caramelo.

Solo cuando se queja salgo de mi trance.

— Solo espero que ya no esté a la vista la piel muerta, eso se me hace muy asqueroso— sube de nuevo su camisa a la altura donde tapa sus senos.

—A mi no me da asco eso, es muy entretenido quitar la piel muerta, pero también doloroso— me centro en lo principal, Camila le duelen los hombros— avísame si te lastimo, voy a ser lo más delicada posible.

Sé lo que duelen las quemaduras de sol. Aplicó crema encima de sus hombros, pequeños puntos, y con el dedo anular voy esparciendo poco a poco, dibujando pequeños patrones sin afincar mucho el tacto. Luego cuando tomo más confianza empiezo a masajear con la palma de la mano por toda el área, incluso bajo un poco a lo descubierto de sus brazos.

—Mira que con esas manos me puedes echar crema en todo el cuerpo— echa la cabeza hacia atrás— pero ya es suficiente, conseguí lo que quería, oler a ti— se pone la camisa de forma tradicional con mucho cuidado— ¿Ya te dije que eres un amor? Muchas gracias— se da la vuelta, con una sonrisa tierna.

—No es nada, ¿Necesitas algo más?— niega con la cabeza— entonces está bien si apago las luces y nos metemos a dormir— digo más como afirmación que como pregunta.

Guardo la crema en su lugar, dejo la luz del baño encendida mas cierro la puerta y voy directo al interruptor de la habitación. Me devuelvo fijando la vista en la cama, ella ya ha tomado su lado, está en el medio con las sábanas abiertas y con la clara indirecta de que quiere que me acueste a su lado derecho, lado que palmea en la cama cuando apenas pongo una rodilla en ella.

—Espero que no te moleste, pero me gusta abrazar— acompaña sus palabras con el acto mencionado.

—Para nada, si quieres te vienes más arriba, que me incomoda como estas ahora— su cabeza estaba mal posicionada en mi seno y molestaba.

—¿Qué me vaya arriba? Vale— de improvisto se montó encima de mí, lo cual hizo que aguantara la respiración, porque esto no era a lo que me refería pero tampoco era algo que no quisiera—¿Así te gusta?

—Me parece perfecto.

—Mmm no lo sé— hasta cuándo se hace la tonta me encanta. Bajó medio cuerpo, dejando más arriba que abajo, con su pierna enrollada en mí— me gusta más así.

—Así será.

Busqué abrazarla con cuidado, sus hombros arden y no es agradable el roce o el tacto en esa zona. Deshago su cabello sin permiso, el cual está un poco húmedo, y hundo los dedos en el para jugar un rato, la verdad no tengo sueño aunque esté cansada, y estoy segura de que los latidos de mi corazón deben estar a punto de dejarla sorda de lo alto que van. Le doy un beso en la frente y al instante ella sube la cara para sonreírme.

—Buenas noches Laur, descansa— su mano va a la parte trasera de mi cuello, con suavidad, y me atrae hacia ella para darme un corto beso que disfruto mucho.

—Buenas noches, guapa.

Master Game | CamrenWhere stories live. Discover now