LXVI. Maestro [2/2]

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¡Relato largo, mucho muy bastante largo!

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James es encerrado en su cuarto una vez que llegan a casa, no ve a la chica en la caminata así que supone que el Maestro no le ha quitado el hechizo. Contrario a lo que creía el Maestro va a su habitación antes de que el alcohol desaparezca por completo de su cuerpo.

—Es muy irresponsable lo que has hecho —le dice con molestia, James suspira y gira su rostro, está confundido, asustado y molesto, ¡Y el alcohol insiste en que es un buen momento para llorar!— No puedes salir de aquí porque aún no sé qué fue lo que pasó con tu madre, puedes estar en peligro allá…

—¿Por qué? —interrumpió con la voz ronca. El Maestro lo observa en silencio unos segundos antes de suspirar con pesadez.

—No lo sé, estoy haciendo todo lo que puedo para descubrir qué sucedió, el que salgas de aquí realmente no me ayuda en lo absoluto —gruñó y se acercó a la ventana, jalando de la cuerda improvisada que hizo al salir—. Así que no lo hagas. 

James asiente, con la mirada perdida en el suelo, una idea lo asalta de golpe y después tiene la necesidad de preguntar, las ideas se atropellan en su cabeza y chocan en su lengua. Solo logra decir muy bajito: —¿Ella eres su hija? 

El Maestro se gira con las telas entre las manos y las cejas elevadas. James enrojece y carraspea.

—Quiero decir, ¿Ella en verdad es tu hija? —el Maestro lo observa por largos e incómodos segundos antes de asentir.

—Si, y necesito que ambos se queden aquí para lograr saber algo sobre tu madre —desata las telas y las lanza a su cama sin cuidado, James pasea sus ojos por la alfombra antes de confiar lo suficiente para soltar su pregunta.

—Tu… ¿Tú puedes encontrar a las personas con facilidad? —murmura, el Maestro se encoge de hombros pero asiente, James respira con inseguridad pero habla—. ¿Crees… crees que puedas encontrar a mi padre? 

El Maestro frunce el entrecejo y abre los labios, pero nada sale de ellos. 

—Espero una visita en las próximas horas, por favor no salgas de tu habitación y no molestes a Lily ¿Quieres? —James asiente con desconcierto pero no reclama, hay un nuevo nudo en su garganta y quiere un abrazo de su madre. El Maestro asiente y sale de la habitación, cierra y asegura la ventana con magia, James cree que aún confía un poco en él, o es muy estúpido, por qué le deja la puerta sin seguro. 

Recuerda quitarse los zapatos y tirarse en su cama, hay lágrimas en sus ojos pero no recuerda dejarlas salir, su garganta duele y su sien duele. Recuerda alcanzar una sábana y cubrirse hasta los hombros. 

Sueña que está en casa y su madre le cuenta sobre una familia en el campo que se enfrentan a un ataque de OVNIs, se ayudan y descubren que tienen súper poderes. Le acaricia su cabello y le promete ir por una túnica nueva para el colegio, le reprende por los golpes en su mejilla y deja de pensar en la edad que tiene. 

Sus manos acarician su cabello y limpia las lágrimas que no sabía que tenía en el rostro, le susurra palabras tranquilas y menciona a su padre.

"Él es bueno, en serio" Su voz es tranquila y su mano se mantiene en su mejilla tan real. Abre sus ojos y ella le sonríe con cariño. James sonríe de vuelta y toma su mano. Ahí está ella. 

Solo que no debería. 

Abre los ojos y observa con detenimiento. Su rostro es delgado y su cabello demasiado oscuro, no hay pecas en su rostro y es demasiado joven. 

¡Ey! Ginevra (One-Shots) © [Harry&Ginny]Where stories live. Discover now