XIV. Maldad

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Harry corría. No se detenía, no podía detenerse, sabía que era ella, pero que no lo era realmente. No se había dado cuenta hasta ahora. Y no podía cambiarlo.

—¡Por Merlín Harry! ¿Acaso no lo ves? ¡Su mirada lo dice todo, ella es horrible, se ha vuelto malvada.

Dijo Hermione mientras buscaba tazas para el té, tenía el entrecejo fruncido y miraba a Ron de reojo, era su hermana después de todo.

—Yo solo puedo verla tratando de huir en lo que sea que la quieran convertir, Hermione —dijo Harry alzando los hombros, miró a su amigo: tenía la mirada perdida, como analizando algo— ¿Ron?

— Yo creo... —murmuró antes de enfocar su mirada en Harry, suspiró alzó los hombros—. Harry, ella ya no está de nuestro lado.

Harry suspiró frustrado y antes de que pudiera sentarse algo estalló a su alrededor, Harry se apresuró a tomar la varita que Ron le dió, al igual que este y Hermione.

Se escuchaba como un vidrio agrietandose y de pronto se rompió. Podían escuchar un montón de vidrios cayendo contra la tierra. La carpa salió volando hacia el cielo como un paracaídas, Harry no se entretuvo con la tienda –lo que quedaba de ella–, miró a su alrededor y el corazón se le detuvo.

Ginevra Weasley estaba frente a ellos. Con la varita en alto, una mirada fría y semblante serio. El cual cambió repentinamente por una sonrisa.

—¡Que sorpresa verlos aquí! En medio de la nada —un hombre de aspecto sucio y apestoso rió detrás de la pelirroja de manera estúpida, esta le dirigió una mirada cargada de odio— ¡Cierra la maldita boca, estúpido!

Harry sujetó con más fuerza la varita ajena y miró a Ginevra.

—¿Qué haces? —preguntó cauteloso.

—¡Oh! Dábamos un paseo —su sonrisa se ensanchó y miró la humeante tetera apenas un segundo—, y decidí venir a tomar el té. —Con un movimiento de varita una taza, suspendida en el aire, comenzó a prepararse por si sola y llegó a la mano de Ginny en el proceso— ¿Gustas? —preguntó a Harry con un extraño brillo en la mirada.

Acercó la taza a sus labios mirando a Harry sin parpadear, Harry recordó su tercer año, cuando estuvo frente a un hipogrifo sin parpadear para que éste confiara en él. Pero Ginny no era un hipogrifo.

Alejó la taza de sus labios y en un rápido movimiento lanzaba el agua caliente en dirección a Hermione. Ron estaba paralizado esperando el chillido de Hermione, pero Harry la tomó por la cintura para acercarla a él y que el agua cayera en la tierra salpicando sus pies.

—Lo has hecho tu ¿no? —dijo la pelirroja dirigiéndose a Hermione, que la miraba incrédula y ofendida, parecía incluso molesta— hm. No aceptaría nada de una Sangre Sucia —dijo con crueldad ignorando la cara rabiosa que se instaló en el rostro de Ron— aunque mi vida… dependiera de ello.

Harry miró a Ginny de una manera tan dura que ni el hombre detrás de ella lo miró. Ginny, sin embargo, lo miró con una sonrisa burlona y ese brillo en la mirada.

«Maldad» pensó e inconscientemente alzó el mentón.

—Creí que podríamos charlar antes de reanudar el paseo con ustedes ¿Que dicen? —dijo con una sonrisa, y Harry por un minuto casi vió a la misma Ginny de la que se había enamorado, casi.

—No.

Ginny desvío la mirada a su hermano, indignado y enfurecido, no se inmutó y Harry estaba casi seguro de que lo iba a ignorar, pero sonrió burlonamente.

¡Ey! Ginevra (One-Shots) © [Harry&Ginny]Where stories live. Discover now