LIX. Entrometidos

2.4K 174 83
                                    


—Papá, dijo mamá que te saldrán arrugas si frunces las cejas —dijo James. Harry bufó, frunciendo aún más el entrecejo.

—¿Si? Tú mamá también dice que el pastel de calabaza lo hornea ella —masculló sin apartar la vista.

—¿El pastel naranja que compra con la señora Cooper? —pregunta James. Harry aleja la vista del robot para observar a James.

—¡Sabía que Ginny no horneaba pasteles! Ella siempre olvida un ingrediente y explota el horno.

James ríe y asiente, asomando la cabeza sobre el hombro de su padre.

—Papá, ¿Por qué no usas la varita mágica para armar mi robot?

—Porque seguimos en el centro comercial, y los muggles se asustarían ¿Recuerdas? La varita mágica es un secreto.

James asiente y coloca una mano en su pecho con solemnidad.

—Secreto de Mago Potter —Harry ríe y le revuelve el cabello—. ¿Dónde está mamá? ¿Nos iremos sin ella?

—No. Mamá no puede usar la varita mágica aquí, así que no la puedo dejar, sería cruel —bufa Harry, girando el instructivo del robot—. Seguramente está enloqueciendo junto a alguna cajera en la segunda planta.

James se carcajea y observa las escaleras eléctricas.

—Creí que no le agradaban las cajeras —murmuró el pequeño.

—¡No le agradan! Mamá cree que todas las cajeras de todas partes miran a papá moviendo mucho las pestañas —rueda los ojos y logra ensartar las piernas del robot.

—Pero las niñas hacen eso, papá —dijo el niño confundido—. Lo hacen para que se sequen sus pestañas, como cuando nosotros nos movemos el cabello mojado para que se seque, ellas igual con las pestañas.

Harry observa a James antes de reír, sin entender qué carajo hacía contándole sus problemas matrimoniales a su hijo.

—¿Recuerdas cuando te dije que las niñas hacen cosas extrañas para verse bonitas —James asiente y saca un par de tuercas de la caja—. Mover las pestañas es una de esas cosas raras.

—¿Y mamá se molestó por qué una cajera se quería ver más bonita que ella?

Harry vivió a reír y negó.

—Puede ser, pero no le voy a preguntar.

—¿Por qué? —preguntó con desilusión el niño.

—Porque me golpearía, sin varita mágica… o con ella —Harry suspiró y unió los brazos al torso del robot— ¿Por qué compramos esto James?

—Porque querías evitar a mamá y me dejaste elegir lo que yo quisiera en la juguetería —rió James.

—Ya pasó media hora, creo que ya la evitamos lo suficiente —dijo Harry, incorporándose de la banca—. Armaremos al robot en casa.

—¡Con la varita mágica, si!

· · ·

—Mamá ya me cansé de caminar —lloriqueó Albus.

—Siéntate mientras busco tu moño, Al —masculló Ginny. Albus bufó y se dejó caer dramáticamente en el sillón de la tienda.

—¡Yo quería ir con papá! Seguramente ya le compró algo a James, mamá.

Ginny rió como bufando y sacó un moño negro.

—Más le vale que no, si no tendrá problemas.

¡Ey! Ginevra (One-Shots) © [Harry&Ginny]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora