Capítulo 19

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Siempre tenía que esperar hasta que su madre se fuera a trabajar.

Desde detrás la puerta cerrada de su cuarto, Mark escuchó a su madre salir de la casa. En el exterior sonó el motor del auto, luego las ruedas sobre la grava y el pavimento.

《Al fin solo》

Sabía que sus preocupaciones eran excesivas, pero no quería que su madre notara algo extraño.

Aunque ella nunca sospecharía. Y mucho menos su padre. Ellos solo se ocupaban de ellos mismos. Nunca le preguntaban cómo le iba ni que estaba haciendo con su vida.

No tenían tiempo para él.

《La única que se preocupaba por mí era BakSeon 》

Mark sonrió al pensar en ella. La dulce y comprensible BakSeon.

Fue al piso de abajo y entro a todos los cuartos, solo para comprobar que no hubiera nadie dentro de la casa.

《Más vale asegurarme... ¿Para qué correr riesgos y arruinar esto?》

Caminando por la vacía casa, se dio cuenta de que le gusta estar solo en su casa.

《Solo con mi bebé》

Pensó.

Le gustaba imaginarse que la casa era de los dos, que estaban en su nido de amor, por el que podían andar desnudos y hacer el amor libremente.

Sin embargo, rara vez llevaba a BakSeon arriba. Ese era un riesgo enorme.

En el sótano, el aire era denso y húmedo, y en las ventanas había suciedad de años. Un solitario foco alumbraba el centro del cuarto, pero el resto del sótano estaba inmerso en las sombras.

Nadie bajaba a ese lugar. Solo Mark.

Porque ahí era donde el guardaba sus secretos.

Caminó entre las cajas llenas de adornos navideños y ropa vieja, y se dirigió al último rincón del sótano: el agujero que había tras la caldera.

Ese era el lugar favorito de los dos, donde nadie los encontraría jamás.

No era fácil llegar a aquel lugar, tuvo que entrar casi a presión.

Al fin, sus manos se cerraron alrededor de la gran bolsa de ropa oculta en el pequeño espacio. La estrechó en sus brazos por un momento, como siempre hacia antes de abrirla.

Cuando bajo el cierre de la bolsa, un escalofrió de excitación se extendió por su cuerpo. Luego aparto el plástico.

Siempre le producía tanta alegría verla... tanta.

- Estas muy fría, mi amor – susurro el, acariciándole una mano. La piel de ella empezaba a desprenderse, pero no importaba. Era suficiente con tenerla junto a él. – Mi adorada BakSeon.

《Habían intentado llevarte de mi lado... te metieron en un ataúd y te enterraron dos metros bajo tierra... pero yo soy más listo que ellos... mucho más》

Una noche fue al cementerio con pico y pala y no tardó mucho en desenterrarla. Luego la llevo a casa.

《Juntos al fin... el mundo no ha logrado separarnos》

- Cariño... eres irresistible – susurro, besando la ennegrecida y rasguñada frente del cadáver.

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