Prologo

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Era tan hermoso que cualquiera caía de espalda. O al menos eso le decía todo el mundo y con su dorado cabello rubio, sus ojos marrones y con un cuerpo que hacía que la mayoría de las personas voltear a la cabeza, Park JiMin nunca había dudado sobre el devastador impacto que su belleza producía. Todos zumbaban alrededor de él como abejas en torno a un panal. Sus deseos eran órdenes.

Hasta aquella noche.

Aquella noche había encontrado la horma de su zapato en Min YoonGi, un alumno de la Universidad Nacional de Seúl (SNU), que tenía muy mala fama.

Nada más estacionar el auto en una plaza del autocine YoonGi salió para ir a buscar algo de comer, sin darle un beso y sin dirigirle una sonrisa. Tampoco le pregunto qué le apetecía. YoonGi tenía un corazón duro, algo que JiMin jamás había encontrado antes.

Soltó un suspiro, asomó la cabeza por la ventana del auto y miro hacia las parpadeantes luces del pequeño bar. ¿Porque demonios tardaba tanto?

Distinguía las siluetas de otras parejas que platicaban o se basaban dentro de otros autos. La banda sonora de la película se escuchaba en toda la explanada cubierta de gravilla del autocine, dándole un siniestro toque a la ventosa noche.

JiMin se estremeció frotándose los brazos. Quizá cometió un error accediendo a salir con YoonGi. Sus amigos le habían aconsejado que se mantuviera lejos de el

Es un ligador

Ten cuidado, ese chico sólo quiere una cosa de ti

¿Y que había de malo en ello? Además, hasta el momento YoonGi había desmentido a sus amigos. Ni siquiera lo había tocado.

JiMin había asegurado a sus amigos que sabría manejar a Min YoonGi. Su reputación lejos de asustarlo, hacía que el chico le resultará aún más atractivo. Por una vez le apetecía salir con un tipo peligroso, alguien como YoonGi.

Desde su moto hasta la rosa que llevaba tatuada en el brazo, YoonGi. Era la viva imagen de la pesadilla de todos los padres. No solo eran sus desgastados jeans, su torcida sonrisa ni su cazadora de cuero. YoonGi. Tenía personalidad. Vivía según sus propias reglas, si no le daban ganas de ir a la universidad, no iba, si el límite de velocidad eran 80km él iba a 120. A YoonGi. Le importaba un bledo las consecuencias de sus actos, y a JiMin eso le resultaba increíblemente atractivo. Estaba harta de salir con atletas y chicos formales. Eran aburridos, sosos y predecibles.

El buscaba algo distinto, que supusiera un reto distinto un reto... peligroso, quería una aventura electrizante y apasionada.

Se acomodó en el asiento y suspiró. Estaba deseoso de que la aventura diera inicio y decidido a provocar a YoonGi. Encuentro regresara. Poniéndose su pequeña mochila en las piernas, busco en él hidratante de labios. Una capa de fresa salvaje indicaría a YoonGi. Que él estaba listo para lo que sea.

Revolviendo las monedas sueltas, las llaves de la casa, entre otras cosas, sintió un pequeño tubo frío. Lo sacó y vio que era un pequeño rasco de cristal... la muestra de perfume que le habían dado hace ya algunos días. Puso el frasco a contraluz y leyó en el "irresistible".

- ¡Perfecto! – exclamó JiMin

A como iba el rumbo de la noche, necesitaría toda la ayuda posible. Quito el tapón de plástico y olió el contenido. No estaba mal. Era un aroma dulce, le hizo pensar en flores.

Él nunca se compraría algo de ese aroma, pero era una muestra gratis así que no se quejó, quizá le pueda gustar a YoonGi.

Encogiéndose de hombros, se aplicó una gota de perfume en la parte interna de la muñeca. De inmediato le comenzó a arder la piel.

IrresistibleWhere stories live. Discover now