28. Conociéndote

166 16 4
                                    

Nos quedamos en el salón de piedras grises, que conservaban bien el calor de la hoguera. No me fije que la cabaña tenía plantas que soportaban bajas temperaturas, verdes y luminosas decoraban el entorno cálidamente, ofreciendo un respaldo de comodidad. Mi espalda estaba apoyada contra el sofá viendo mis naipes explosivos con vacilación de lanzar una de ellas para darle ventaja o no a Heffer. Verdaderamente, era muy bueno en el póker y yo creía que era la única que ganaba a mis oponentes. Esta vez, estaba jugada con ironía. No solo estábamos pasando el rato con las cartas, también hacíamos preguntas sobre nuestros intereses. Por ejemplo; Heffer prefería el verano, pero amaba el fuego y los dragones. Odiaba las luces fuertes, o los sonidos demasiado agudos. Le gustaba leer el periódico en los días libres, o comenzar a leer un nuevo artículo de su magizoologo favorito.

-Te toca tirar, llevas diez minutos indecisa, Ernestine.-intervino en mis pensamientos, aún no estaba segura de lanzar mi siguiente carta.- Vamos...O, se hará de día.

-¡Ya, bien!-refunfuñe, lanzando un diez de corazones.- Nunca leí a Gilbert Lockhart... Mi madre lo adora.

-¡Ja, ese tipo es un ridículo!-se rió Heffer.

Levanté una carta del mazo, vi la oportunidad de elevar mi apuesta sume unas fichas rojas. Heffer sonrió previendo mi próxima jugada, intente no resignarme a terminar vencida por él. Asique, dupliqué aún más. Estaba arriesgándome, pero quien no lo hace nunca sabrá qué tipo de suerte tendrá en el peligro. Heffer asintió burlándose con muecas tontas, sonreí sonrojada y le arrojé una ficha.

-¡Bah!-dijo él esquivando mi tiro.- Solo, no esperaba que dieras todo en menos de veinte.

-Vale intentarlo, ¿sí?

-Creo que no iré a un casino contigo.

-Heffer...

Se disculpó, tirando otra de sus cartas y era un número menor. Estaba jugando muy bien. Mordí mi labio, ocultado mi rostro entre mi juego pensando cómo avanzar más jugadas sin perder en las cartas que tenía en mis manos. Sentía los ojos celestes de él sobre mí, interesado en lo que estaba pensado lanzar.

-Mi padre se llama Dragos.-dijo, en el periodo de silencio. Bajé las cartas sin dejar que se vieran, arquee una ceja.- Y, mi madre Evangeline Morris. Ambos eran medimagos, trabajaban mucho tiempo fuera de Rumania. Eran fronterizos.

-¿Y, qué paso?

-Aún nadie lo sabe. Los aurores dejaron el caso sin resolución.-contestó, bajando sus cartas. Otro punto, y todas mis monedas fueron ganadas por él.- Mi hermana y yo comenzamos a investigar, pero no logramos avanzar mucho. Decidimos hace unos años, rendirnos.- me explicó, tomó mis cartas y el mazo empezó a barajar mágicamente.- Ernestine, quiero darte un consejo.

-Dime.

-Cuida de tus padres, porque nunca sabrás cuando necesitarás o si ellos estarán para tu hermano, y para ti.

Asentí. Pasé mis ojos verdes a la salamandra dándonos calor, luz y un ambiente tranquilo, a pesar que le viento soplará con fuerza contra la cabaña parecía que todo se vendría abajo, confiaba que la abuela de Greta haya construido en buenos planos esta pequeña casa. Heffer guardó las cartas explosivas, siguiendo mi mirada hacia el fuego ardiente. Colocó más leña, acercándose a mi lado y rodeo mis hombros, arrimándome a él. Besó mi frente, dejé que el perfume silvestre de Heffer fuera lo único vivo y perfecto en estos momentos.

No recordaba el momento que me quedé dormida frente a la hoguera, abrazada a Heffer. Desperté entre gruesas mantas de corderoy de color blanco nieve, miré a mi alrededor sintiendo un dulce aroma a tortitas y café. Estiré mis brazos, sentándome en la cama que estaba ubicada en un entre piso sobre el salón. Escuché que Heffer estaba cantando en rumano, sonaba tan armonioso que me detuve a oír su voz en canto. Cerré los ojos, recordando lo sucedido anoche, los chistes y nuestros intereses, la familia de Heffer y la mía. Parecía que algunas cosas encajaban lentamente en mi plan con él. Solo, me quedaba pasar unos días con Charlie y decidirme por quien valía la pena entregar todo de mí.

-¿Estás despierta, dragona?-habló Heffer, descubriéndome asomando su cabeza por la pared que dividía las salas.- Ven, hice el desayuno.

-Está bien.

Bajé las pequeñas escaleras, el suelo estaba tibio bajo mis pies descalzos encaminándome a la cocina. Heffer me observó unos momentos, diferente como descubriendo a una mujer en las mañanas, de cabello enmarañado y ojos enrojecidos, de piel suave y voz rasposa. Supongo, que todo esto le gustaba a él. Me atreví a abrazarlo mientras cocinaba la última tortita, él se sonrojó y su corazón latió con fuerza contra mi oído. Escucharlo, era distinto a imaginarlo.

-Ernestine...-dijo con un tono serio, aclarando su garganta. Me separé, abrazándome a mí misma, sentía el típico escalofríos cuando despiertas en las mañanas.- ¿Pensaste sobre Charlie? Aunque, no sé qué paso con ustedes dos...Pero, quiero estar seguro que esto puede romperse o durar años.

-Ah...-murmuré, sin querer bostecé ruborizándome, me disculpé.- Luego, tenía pensado...Tengo que tener una charla con él.

-¿Qué sucedió para que se distanciaran?

Me senté a la mesa, sirviéndome café en una taza de metal resistente a las bebidas calientes. Bebí un sorbo, dudando en explicarle lo qué paso en Alemania antes de partir. Heffer terminó de cocinar, usando su varita para llenar la mesa con un gran plato de tortitas y jalea de miel, salsa de chocolate. Tomé un cubierto, clavando en uno y probé su sabor por primera vez, era esponjoso y tenía sabor a vainilla con limón. Delicioso.

-Ernestine, quiero saberlo. Sea malo o bueno.

-De acuerdo.-asentí, él estuvo siendo sincero y amable durante toda la noche de ayer. Creo que merecía saber lo que ocurrió.- En Alemania, cuando el cola cuerno húngaro escapo y nos quedamos varados por unas horas. Pasé tiempo en el carruaje, me daba miedo salir y pensé que Charlie podía acompañarme, sentirme cómoda y segura. No muy lejos, él estaba acompañado de otro chico.

-Ya entiendo.-dijo Heffer, tomando la cafetera y se sirvió en su taza.- Debes aclarar las cosas con él, Ernestine.

Asentí con la cabeza, continué comiendo intentando llenar mi estómago y calmar mis nervios, tratar de no romperme en lágrimas, maldiciones frente a Heffer.

-Prometo, darte una respuesta, pronto.-le dije, masticando mi comida.

Corazón de dragón 2# Enllamas/CharlieW.xOCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora