2. Las estrellas nunca dejan de brillar

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El viento silbaba con fuerza sobre los carruajes tirados los treathals, seres mágicos creados por la oscuridad, esqueléticos y dóciles galopeaban en el cielo negro, frío en el mes de octubre. Nos desplazábamos sobre Portugal, la primera escala donde descansamos en un pequeño claro de un bosque.

Había una excelente seguridad mágica dentro de las cabinas compartidas entre todos los campistas, desconocía el número de cuántos eran. Los coches mágicos estaban divididos en su interior por tres plantas, compartimientos con servicios de sanitarios, y un comedor por el largo viaje a destino.

Los cuatro dragones estaban siendo transportados en otro carruaje con más alta seguridad mágica, controlados y atendidos por varios magizoologos. Iban informando el estado de cada criatura al capitán, Santiago. Existía la posibilidad de piratas de vuelo, afortunadamente, el viaje estaba siendo muy agradable.

-¿Te encuentras bien, Ernestine?-me preguntó Charlie, acostado en una litera con total comodidad, leyendo una magazine juvenil. Eso me dio gracia.

-Sí, estoy pensando.

-¿Qué cosa estás divagando?-cuestionó curioso, pasando la página de su revista.

-Este...Si mis padres estarán aceptando mi decisión, aunque sería algo tarde que detengan el viaje.-le contesté, aportando mi constante preocupación.

Charlie se rió con ironía a mis viejos y continuos pensamientos sobre mi familia. Estaba acurrucada en un sillón, de piernas cruzadas con un libro de Herbología de plantas acuáticas en mi regazo dejando la página abierta, cuando se presentó mi inquietud.

-¿Qué sería peor para ti, Ernestine? ¿Qué rompas los límites, y logres recibirte de medimaga, sanadora o magizoologa? ¿O, que tus preocupaciones y miedos cieguen infinitamente tu razón?

Levanté mi cabeza a la litera de Charlie que interrumpió su lectura para comentar y hacerme reflexionar ante mis propios impedimentos. Extendió sus brazos mostrando que, nadie ni nada estaba siguiéndome para arruinar mi futuro. Asentí, entendiendo su referencia y respondí con una sonrisa.

-Cada vez, te quiero más.

-No te cierres, cuando puedes brillar por ti misma.-terminó de subirme el auto estima.- Recuerda, las estrellas mueren pero, nunca dejan de brillar.

-Concuerdo.-asentí.

Cada uno, regresó a sus libros esperando llegar a la segunda escala en Alemania, y poco más cruzaríamos fronteras con nuestro destino. Comenzaba a extrañar Inglaterra, su clima nublado y el típico té verde de cada mañana. También, las tartas de calabaza y las cervezas de mantequilla. Seguramente, no encontraría esto en Rumania, con mucha suerte, podría conseguir té.

Sin embargo, los cambios siempre son favorables en nuestras vidas. Cada tanto, nos reinventábamos, unas mejores u otras peores. Había riesgos en todo lo que nos propusiéramos, demostrando que verdaderamente, éramos capaces de derrotar los obstáculos que la vida nos cruza en nuestros caminos.

Me desperté, encontrándome en mi compartimiento con dos mujeres de fuertes brazos y de complexiones robustas ensombreciendo mi figura esbelta y delgada. Obviamente, no era como ellas. Fui asignada a compartir con,  Tess Dior y Úrsula Bolt, después de discutir con el capitán sobre permanecer cerca de Charlie. Tuvimos la respuesta negativa porque, éramos pareja y los besos dulces se encenderían el fuego entre nosotros dos. Fue una situación que nos avergonzó, nos resignamos  y prometimos a Santiago que nuestra unión nos rompería sus reglas. Aún así, el capitán se puso serio y no dimos más excusas. Por eso, nos dividieron en diferentes compartimientos.

-¡Buenos días, gringa!-me saludó Tess, su corto cabello negro como el azabache y la sonrisa de socarrona tan natural en ella, me recibió en las primeras horas de la mañana.-¿Sabes? Es curioso cómo se dieron las cosas para ti.

-¿Cómo?-dije, quitándome las mantas.

Di un largo bostezo, estirando mis brazos despabilándome de las pocas horas que descanse, a pesar de los fuertes ronquidos de Tess durante toda la madrugada. Mis ojos estaban más cerrados, que despiertos en reconocer el sitio, hora y fecha. Me senté en el borde de la cama, refregando mis ojos sintiendo a Tess clavarme la mirada marina, con prejuicios y poco tolerante a la juventud.

-¿Qué?-le dije, hundiéndome de hombros.

-Estoy dudando que, realmente hayas completado los requisitos que se necesitan para tener una plaza en la Academia de Amarghu.-dijo la chica indignada.

Los últimos exámenes de mis estudios previos a graduarme, fueron las mejores calificaciones de mi libreta, con esfuerzo y dedicación salieron como lo esperaba, sorprendiendo y enorgulleciendo a mis profesores. Incluso, el director Dumbledore se presento para asegurarse de mis resultados no estuvieran alterados, y no lo eran. Pero, lo importante era, saber que yo misma había aprobado por mí misma, encerrarme en la sala común y asistir mil veces a la biblioteca sirvieron para aprender en profundidad aquellos contenidos que conocía, ahora se fortalecieron siendo una ventaja para ingresar a la universidad.

-Entiendo que estés desconfiando de mí.-le comencé a decir, no me gustaba cómo estaba refiriendo hacia mi.- Según el Departamento de Educación Mágica, analizo y comprobó que mis exámenes estuvieran en buenos términos. Mis padres se enteraran de mi formación académica en Hogwarts. Por lo tanto, creo que deberías aceptarlo y ser más amable.

-Eu, gringa.- me cortó Tess. Estaba molesta con ella, no dejaría que pasará encima de mí.- Será mejor que te muerdas la lengua.

Me reincorporé de la cama, buscando mi baúl y elegí un conjunto de ropa ignorando los comentarios de amenaza de Tess. Agarré los zapatos de gamuza negro, con una hebilla plateada y me retiré al baño pensando darme una ducha relajando mi molestia con la chica de espalda ancha, de mirada socarrona y superficial.

Corazón de dragón 2# Enllamas/CharlieW.xOCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora