Corazón de dragón 2# Enllamas/CharlieW.xOC

16. Una excusa en rojo

No había salido en ningún momento del camarote, tal vez para usar el baño. Tenía hambre, intentando de convencer a mis compañeras y recibir sus rechazos, empezando por la pesada de Tess que, admitía que una británica causaba más problemas en un hombre tan sereno y atento como Charlie. Estaba segura que ella había descubierto el engaño, capaz otros lo habían oído con mis gritos. Pensé que, sería difícil salir de este círculo de gente falsa, engreída y traidora. Lo odiaba que estas situaciones pasaran frente a mi cara sin advertir lo que pasaría luego, soy una chica de gran corazón por una razón de ablandarme a diferentes situaciones que se vuelven vulnerables.

Sentí que llamaban a la puerta dos veces continuas, armándome de coraje conteniendo mi enfado, abrí la puerta del compartimiento. Encontré a Jon Winster con una sonrisa tímida, apareciendo el idiota de Weasley por la derecha del joven. Rodee los ojos, jalando del brazo de Charlie y su amigo se despidió a medias, porque la puerta le pegó en la cara.

-¿Qué quieres, Weasley?-le dije, recostándome en mi cama. Tenía una blusa de lino rosada, y unos shorts de jeans, descoloridos por el uso.- Tu nuevo novio no está en este dormitorio.

-No es mi novio. Te quiero a ti, Ernestine.

-¡Tonterías!-le espeté, me giré a la derecha apoyándome sobre un codo. Y, miré a Charlie con atención.- Explícate.

-Se llama...No importa eso, la cuestión de que estuvimos por besarnos, no fue una decisión mía.- empezó diciendo con nervios, me senté en la cama cruzándome de brazos. Parecía que mis expresiones intimidaban al muchacho.- Bueno, solo... Estoy confundido con esta relación, en verdad, Ernestine. No sé qué esperas realmente de mí.

Tuve una idea para hacerle pagar por esa traición innecesaria para mejorar esta nueva relación. Bajé de la cama, acercándome a él con una sonrisa dulce, imitando a una modelo de pasarela, estiré mis manos tomando su rostro. Lo besé. No fue un beso como siempre, este llevaba un amargo sabor a café, mezclando el amor y el perdón por una intensidad en nuestro beso. Deslice mis manos por su cuello, acaricie su cabello semi largo siguiendo el beso. Charlie sujetó mi cadera, atrayéndome a él volviéndose irresistible. Y, peligroso. De a poco, caímos en la cama endulzados en besos, mimos y sonrisas. ¿Realmente, podía esperar que Charlie Weasley diera todo por mí, o solamente eran promesas vacías? No lo sabía, sin embargo usaría esta oportunidad para hacerle ver que, yo, Ernestine Malfoy era un arma peligrosa para amar.

Me desperté soñolienta, arropada con las gruesas mantas hasta el cuello manteniendo el calor que, Charlie no pudo disfrutar cuando, a los segundos de llegar a una etapa lujuriosa, lo eche amenazándolo de cortarle la lengua. Y, él no se opuso, se fue desilusionado, cabizbajo. Mi objetivo era incomodarlo lo más posible, seducir y desencantarlo de sus vagas promesas, y compromisos. ¿De qué sirve tener a una persona que traiciona a tu lado? Paso con Sophie Drummond, alguien que decía ser tu mejor amiga y era una excelente mentirosa. No caería otra vez en lo mismo.

Me fije en mi reloj pulsera, eran las ocho de la mañana. Seguramente, estuviéramos en Rumania después de que el cola cuerno húngaro haya sido capturado, pudimos marcharnos cerca de las once de la noche. Mis compañeras de compartimiento, charlaban acerca de una fiesta de un tal Jordan Walker. Me senté en la cama, no me vestía para dormir, solamente me quedé dormida completamente vestida. Inclusive, las botas bucaneras negras. Bajé de la cama, contemplando mi alrededor, sin saber que estaba haciendo en este lugar exactamente. Me di cuenta que, Charlie Weasley era la excusa para ser libre. Todo lo planifique en inconsciencia para despedirme de una vida de riquezas y comodidades, por una vida que me diera esfuerzos y sacrificios.

-¡Mira, quién despertó!-dijo Tess, le miré con fastidio.

-Sigue con tu asunto, Dior.-le jacte

-El amor es ciego e injusto, ¿no?

-No sé qué dices.-le ignore, acomode mi largo cabello castaño en una trenza de espiga.- ¿Ya llegamos?

No respondieron. Decidí averiguarlo por mi cuenta, me coloqué un gorro de lana y guardé mi varita dentro de la manga de mi túnica. Salí del compartimiento, encaminándome perezosamente a la salida, bajando los dos pisos del carruaje. En el hall principal, la puerta estaba abierta, ingresando una luz de día tan clara que motivó algo en mi interior, en esa pena que sentía por verme engañada por segunda vez.

-Hola, Ernestine.

Gire mi cabeza, encontrándome a Heffer con una chaleco de lana, una capa negra sonreía con respeto, simpatía. Paso por mi lado, sin responderle. Todavía, estaba asimilando la idea de estar en tierras rumanas, y qué Charlie no me quería tanto como decía. El joven rubio se paró más delante de la salida, vacilando en continuar o retroceder. Y, optó por lo segundo. Se regresó a mi lado, preguntándome si estaría bien que desayunáramos juntos en el bar Mr. Bleu.

-Estamos en la tierra de los dragones, Ernestine.- dijo él, sonriendo ante mi expresión de confusión.- Bienvenida a Amarghu.

-Ah...

-¿Te encuentras bien?

-Creo que necesito ese café.-acepté, tras haberme quedado pensando si Charlie no se opondría, pero merecía darse cuenta que no soy una lechuza que siempre vuelve con su amo.

-Vamos por ese café, entonces.

Heffer me ofreció su mano para bajar la colina, considerando que usaba botas de tacón alto. Estábamos rodeado de un trigal amarillo por la izquierda, y dorado por la derecha recientemente sembrado, la tierra era buena para los cultivos. Eso era una ventaja para negociar con los muggles rumanos. El paisaje era armonioso que deshacía mi pena en mi pecho, algunas rocas se oponían al paso, esquivamos en forma de zigzag. Todo esto me recordaba algunas cosas, como; los días lluviosos, ríos en Inglaterra; el día donde ocurrió un tornado, justo aparecieron mis poderes; el primer beso bajo la lluvia. Cosas que deje atrás pro el motivo de reencontrarme en otro lugar. Rumania revolucionaría mi vida, sin dudas.