3. ¿Obstinada, o traidora?

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El desayuno rumano era extraño,  llevaba mucho tipos de carnes y salsas, postres y dulces que llenaban mucho más, que las tartas de calabaza preparadas en Cabeza de Puerco. Charlie no tenía problemas en llenar su plato de una especie de pan de jengibre (turtu dulce, en rumano), y los gogosi (donut). En mi caso, no estaba decidida a cargar con semejantes abundancias de comidas como los demás estaban acostumbrados a comer en grandes cantidades. Charlie comía con apetito, tampoco podía dominarlo un cerdo humano pero, decir que eran sus platos favoritos tenía el derecho de saborearlos cuanto quisiera.

-Hay unos covrigi que pueden ser más agradables.-me propuso él, terminando de masticar y señalo la cartilla.

-No sé si podré acostumbrarme a estas comidas.-le dije con pena.

Charlie sonrió, sirviéndose su tercera taza del leche ovina, generándome un nuevo rechazo. Verdaderamente, hubiera tenido que investigar mejor la gastronomía de Rumania. Y, pensarlo mejor. Decidí comer el covrigi, un tipo de pretezl con glaseado y miel, tomaría café aunque los rumanos solamente, lo bebían en el resto del día, no dentro las primeras horas de la mañana.

-¿Cómo dormiste?-me preguntó Charlie.

-Bien, solo que volví a discutir con Tess.

-Sí, ella suele ser estricta y juzga demasiado.-opino, dándome la razón de la actitud no muy amable de su compañera de grupo.- Estuvo en la primera prueba, cuidando de las hembras. Seguro que se siente agobiada por el calor de ellas.

-Sí, entiendo.-dije, no muy de acuerdo.

Continuamos con nuestros desayunos, comentando sobre nuestros compañeros de compartimiento y algunos consejos de Charlie cuanto llegáramos a Alemania siendo recibidos por el director de la universidad de Herbología y Astronomía. Aquello me intereso, le pedí que hablara algo más de ese lugar. Mientras, comía los prezzetl, sentía que alguien estaba observándonos hace un buen rato, con un disimulo sin práctica. No dije nada, ni quise molestarme.

Luego de desayunar, los altavoces fueron informando a cada segundo el tiempo restante de aterrizaje. Nos dirigimos a nuestros compartimientos correspondientes, Charlie se ofreció acompañarme al mío. Me pareció amable de su parte, asentí. Continuamos al primer piso conversando sobre la ciudad de Baden- Baden, tenía un gran interés por llegar pronto a Rumania. No me importaba saltearme Alemania, por el contrario, Charlie quería descansar un poco del viaje y el trabajo. Esperaba que la residencia donde me alojaría estuvieran de acuerdo con la continua espera, ya que no quería dejar a Charlie vagando por los bosques y comiendo Kartoffelnsalt.

-¿Estás bien?- me pregunto Charlie.

Subimos unas escaleras caracol, de tapiz azul con vainas sosteniendo los bordes de los escalones para no tropezar. El chico tomó mi mano, cálida y reconfortante comprendiendo que sabía cómo me sentía, aunque no lo demostraran echaba de menos a mi familia. Besó mi mano con dulzura, sonreí con una mueca pensando que mi pena pasaría pronto.

-Podrás verlos en las fiestas.-dijo con optimismo.

-Lo dices como si fuera fácil volver a verlos.-le inquirí.

-¿Crees que no te aceptaran?

-Eso mismo.-le correspondí.- No les gusta la traición a la sangre, ya veras. Y, menos que su hija se mudé a otro país...Y, tú, eres Weasley. 

Nos detuvimos en el final de las escaleras, avanzamos cruzándonos con los compañeros de trabajo de Charlie, saludando con una sonrisa. Mordí mi labio apenada, las cosas en mi familia comenzarían a cambiar después de marcharme sin una despedida cara a cara con mis padres, solamente pude despedirme de Draco correctamente, aunque no le agrado mi partida. Era un motivo para prohibir reunirme con ellos, mis padres tenían el derecho de negarme la entrada a la mansión Malfoy. Me frené en la habitación 303, levanté mis ojos verdes llenos de lágrimas controlando no llorar frente a Charlie. No quería que nadie notara mi tristeza de dejar mi país natal.

-Ernestine, son tus padres. Tu familia.-dijo indignado, sonreí de lado.

-Sí, cierto. Pero, ellos son muy orgullosos cuando se trata de ser puros, y más cuando, sus hijos obtienen reconocimiento.-le expliqué,  suspiré resignada en aceptar mi destino.

-¡Vamos, Ernie!-intentó consolarme. - Seguro, que podrás...

No podía soportar mi dolor, largué un pequeño llanto omitiendo mis quejidos cubriéndome la boca. El chico se acercó, atrayendo mi cuerpo a él y rodeo sus brazos por mis hombros, apretujó mi cintura. Sentí el perfume fresco desprendiendo de él, su cabello recogido en una pequeña coleta, y la barba crecida de hace unos días lo volvían más atractivo para mí. Charlie Weasley era mi chico ideal.

-¿Sabes? Mis padres pueden irse...

Charlie me besó. Era húmedo, lento y con sabor a jengibre de tantos turtu engullidos a su estómago. Mordí su labio inferior, tentada a subir de nivel de este dulce y cursi beso de consuelo. Lastima, que no compartíamos una habitación. Me separé, notando que él estaba pasando el límite de control romántico.

-Oye, debemos darnos prisa...O, no podremos probar las cervezas de mantequilla de aquí.-le dije, impidiendo que su ilusión trayera problemas.

-De acuerdo, cariño.-pronunció un apodo, por primera vez. No supe como responder, solamente le di un beso en la mejilla.- Nos veremos pronto.

-Claro.



Corazón de dragón 2# Enllamas/CharlieW.xOCWhere stories live. Discover now