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Duramos demasiado rato en su auto besándonos, no quería separarme de él, quería llevármelo conmigo en el equipaje. No sé porque sentía que esto era una despedida, una voz dentro de mi me advertía que no fuera a ningún lado, que me quedara con él, que me fuera con él hasta el fin del mundo.

Luke, se separó lentamente de mis labios pero mantuvo nuestras frentes juntas, suspiré sabiendo que ya tenía que bajarme y me aferré a él abrazándolo por el cuello.

–Cálmate hermosa, estaré ahí contigo mañana, te lo prometo.–murmuró mientras daba cortos besos en mi cara y asentí.

–Te Amo...te veo mañana.–lo miré fijamente tomando su cara entre mis manos y me sonrió dejando un beso en mi frente.

–Te Amo zanahoria.–sonreí besando sus labios por última vez y bajé del Jeep.

Él también se bajó para acompañarme hasta la puerta y antes de que entrara al aeropuerto volvió a besarme apasionadamente.

–Tengo que irme no puedo estar estacionado en ese lugar, ¡Te Amo!.–dio varios besos repetidos en mi boca haciéndomereír y trotó hasta su camioneta de nuevo, para subirse rápido, lo observé por un rato hasta que logré perderlo en la lejanía.

.....

Aún faltaba bastante para que nos llamaran a embarcar aunque la sala de espera de primera clase no estaba tan mal, era la primera vez que viajaba en primera clase y había dejado mi tarjeta de crédito sin fondos, así que tenía que disfrutarlo mientras durara.

El check-in fue rápido porque aparte de que no habían muchas personas en primera clase tampoco tenía mucho equipaje, sólo mi mochila, me serví un gran vaso de té de menta y tomé asiento en uno de los cómodos sofás que estaban en el salón mientras aguardaba.

Frente a mi había una niña, tenía uno de esos pases especiales que le dan a los niños que viajan solos, su mirada se cruzó con la mía y me sonrió dulcemente, hice lo mismo y ella suspiró, le calculaba unos nueve o diez años, tenía una pequeña mochila con orejas de conejo y un peluche de conejo en sus piernas.

Se levantó de su puesto y tomó asiento junto a mí, tomó una revista que estaba sobre la mesa frente a nosotras y la abrió en una página al azar.

–Que hermosa mochila.–dije mirándola y ella apartó la revista para sonreírme.

–Gracias, me la hizo mi abuelita, voy camino a verla.–su voz era demasiado dulce.–¿Tú también vas a ir a ver a tu abuela?.–me miró curiosa y negué.

–No, voy a mi casa.–respondí girándome hacia ella.–¿Te gusta viajar sola?.

–Pues...–hizo una mueca arrugando la nariz y se encogió de hombros.–Es aburrido, nunca tienes con quien hablar, pero ya estoy acostumbrada y las azafatas siempre me dan galletas y pastelillos y a veces me dejan pasar a la cabina.–dijo con una amplia sonrisa y noté que le faltaba un diente, era demasiado tierna.

–¿Por qué viajas solita?.–quise saber más que todo para sacarle conversación porque se notaba que quería hablar con alguien.

–Mi mami trabaja mucho y mi papi siempre está viajando por negocios, no está tan mal porque así me dejan irme con mi abuela para las vacaciones y es estupendo, ella tiene muchos animales y me deja cuidarlos.–asentí escuchando atenta su relato y la miré fingiendo estar sorprendida.–¿Te gustan los animales?.

–¡Me encantan!, pero soy muy alérgica a los gatitos y es una lástima porque amo a los gatitos.–hice una mueca de tristeza y ella me miró triste también.

–Mi papá también es alérgico y por eso no me deja tener animales.

–Los papas pueden ser muy mandones pero cuando seas grande y tengas tu propia casa podrás tener todos los que quieras.–subí mis cejas y ella sonrió mostrándome sus dientes de nuevo.–¿Que te trajo el hada?.–comenzó a pasarse la lengua por el diente que le faltaba y me eché a reír.

Youngblood | L. Hemmings ✦VOL.I✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora