24: El final (III)

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la musica vendráa después, necesito primero encontrar la adecuada, por favor disfruten del espectaculo, después de esto, llegará la contieenda final

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Jacob

Luego de haber subido unos cuatro pisos de escaleras nos topamos con un vacío, ya no había más por las cuales pudiéramos seguir subiendo, la única opción que nos quedaba era escalar las vigas por el exterior, para lo cual, necesitábamos salir de aquí al siguiente piso, que nos quedaba a un salto de tres metros, con el poco espacio del que disponíamos era algo casi suicida intentarlo.

—Chico no nos queda de otra —dijo Rassmusen preparándose para saltar—. Te ayudaré a subir.

Tomó un fuerte impulso en el poco espacio, logrando dar el salto por completo sin haberse golpeado contra el borde.

—De acuerdo, es tu turno —dijo al haber buscado una soga de la cual agarrarse en caso de que no lograra el impulso suficiente.

—Espero no terminar como los que matamos abajo.

—No lo harás.

Respiré profundo, acomodé mis piernas, entonces tomé el impulso dando un buen salto, desgraciadamente no logré tener el impulso suficiente para llegar tal como Rassmusen, mi pecho golpeó el borde del piso estuve a punto de caer al no haber logrado tomar algo para sujetarme, hasta que él me tomo firmemente del brazo, sosteniéndome en el oscuro vacío del hueco de las escaleras.

—Eso estuvo muy cerca chico —dejó salir unas carcajadas mientras me levantó con un gran esfuerzo hasta que pude ponerme de pie.

Continuamos caminando luego de haber estado por fina fuera, nos acercamos al borde solo para ver el caos que había allá abajo, donde se veían docenas de cuerpos, montones más de infectados llegando, y los que parecían ser nuestros compañeros, todavía luchando para que ninguno de los hombres de Wendigo subiese.

—Ellos lo están logrando —dije con una leve sonrisa.

—Tal vez, pero nosotros aún tenemos un trabajo que hacer —dijo Rassmusen al poner su mano sobre mi hombro—. Debemos continuar, cortar la cabeza de la serpiente, así el cuerpo morirá.

—Vayamos entonces.

Unos pasos se escucharon, había mucho echo en el lugar a pesar de estar rodeados de pilas de madera, vigas, mesas y equipos de construcción, e incluso algunas lonas colgadas donde se suponía irían algunas paredes, sin embargo, no lográbamos ubicar la procedencia de estos.

—Tal parece que lograron llegar aquí —dijo uno de los lacayos en alguna parte del piso—. Es una lastima que solo el niño pueda llegar arriba.

—En donde están perros —contestó Rassmusen.

—¿Salir?

En ese momento varios dejaron salir sus carcajadas descaradas, que gracias al eco se intensificaron pareciendo más de las que eran.

—Esto se pondrá muy divertido.

—Jacob, no hay que separarnos —dijo Rassmusen tomando una barreta de hierro de unas enormes cajas de madera sin abrir cubiertas a medias por una lona blanca.

—¡Salgan de una vez cobardes! —grité tomando mi arco y una flecha.

Los pasos dejaron de escucharse, solos se escuchaba el viendo, en conjunto con el ruido de la pela de abajo, ambos comenzamos a caminar a la par para evitar ser tomados por sorpresa mientras manteníamos un absoluto silencio, enfocándonos en cualquier sonido que llegase de repente.

Esperanza en la oscuridad (En proceso de publicación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora