20: Dolor, Sufrimiento, Ira (IV)

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(...)

Él forcejeo del infectado en mis brazos era muy fuerte, pero eso no me iba a parar de seguirle cortando la garganta con el trozo de vidrio que tenía en la mano, su sangre borboteaba robre mis manos, mientras sus dientes trataban de perforar mi guante metálico sin lograrlo; su carne se desgarraba con cada movimiento que hacia llegando a rozar el hueso a tal punto que me gustó escuchar el sonido de ese crujir mientras cortaba su columna llegando a cortarle la cabeza entera luego de un fuerte movimiento, el cuerpo del night skin cayó al suelo, mientras su cabeza seguía mordiendo mi mano, retiré mi mano de sus fauces unos segundos después sosteniendo su cabeza frente a mi rostro lo suficientemente alejado para que esos dientes no llegaran a rozarme la piel. Aquellos ojos hundidos inyectados en sangre me observaban fijamente entre leves sonidos producidos con las pocas cuerdas vocales que le quedaron al infectado.

Solté la cabeza luego de unos segundos para cortar la mano del infectado, quité la mayoría de las falanges y el hueso que lo unía al brazo dejando solo las garras y el resto de la piel intactas. Metí mi mano derecha en el interior de aquel pellejo viscoso lleno sangre, algunos gusanos, era una sensación asquerosa a pesar de tener el guante de cuero que no dejaba que eso entrara en contacto con mi piel. Su cuero era resistente, sim embargo, me aseguré de que esto resistiera rodeando, cociendo, luego apretando con las agujetas de los zapatos de un cadáver en descomposición que encontré a unos pasos; con la piel del infectado sujeta a mi mano comencé a moverla lentamente con la sensación de los fluidos internos moviéndose en el interior, incluso la sangre salía por las costuras que hice con las agujetas.

—Solo unos infectados más y tendré mis armas de nuevo —dije asomándome por la esquina del callejón en el que me encontraba, observando a los night skin rondando.

No eran muchos solo un par de aquellas malditas cosas que seguramente sentían el olor que habíamos dejado al estar en la joyería.

—No me detendrán —dije apretando los dientes antes de salir del callejón directamente hacia los infectados.

(...)

Tomé el espejo de la puerta del auto más cercano a mi para ayudarme a ponerme de pie, me había quedado en el suelo por unos cuantos segundos luego de haber resbalado con uno de los trozos de carne que había dejado en el suelo, fue un poco tedioso, desgarré la carne de aquellos infectados usando mis manos con ayuda de las garras del night skin que me puse, los golpeé, les arranqué partes del cuerpo, dejé sus sesos esparcidos por el suelo, sin embargo mi sed de sangre continuaba. Me reincorporé sobre ambas piernas sintiendo como mi cuerpo estaba pegajoso por el sudor y la sangre que tenía encima. Observé mis manos detenidamente, goteaban sangre espesa mientras trozos de carne pequeños se hallaban entre mis dedos, sobre todo en las garras, las empuñé con fuerza luego de verlas por suficiente tiempo.

—Todavía no acabas Jacob —susurré—, tienes que llegar —caminé hasta el interior de la joyería.

No me tomó más de unos cinco minutos recoger todas mis cosas, recargar mis armas de fuego.

Caminé por sobre los vidrios de los aparadores rotos sin que me importara que me escucharan de camino a la salida, sentía mi espada moviéndose en mi espalda al ritmo de mis pasos, sostenía mi rifle con una mano mientras enfundaba mi pistola ya cargada, con las cuentas que hice esta munición me daría para acabar con unos ciento quince infectados antes de que se me acabaran todas las balas.

—Aquí voy —puse una carga explosiva que saqué de mi mochila en el auto en que me había apoyado.

Tenía un temporizador me daría un minuto para alejarme pues era potente, no tenía ninguna prisa, mi intensión era atraer a los infectados a esta zona, todos lo que pudiera para tener un poco libre el viaje de vuelta al hospital.

Esperanza en la oscuridad (En proceso de publicación)Where stories live. Discover now