Sueño 6: Prestigious Kingdom

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Jacob

—Cuanta sangre —comentó Amy algo asqueada.

—Aquí hubo una masacre. Personas matando personas, e infectados devorando personas —dijo Dorian, levantándose después de examinar uno de los cuerpos—. A esta mujer le dispararon en el vientre. Murió desangrada y un infectado se encargó de comer su torso.

La mujer comenzó a moverse lentamente, rígida por el rigor mortis por haber sido infectada luego de morir. Dorian pateó el cráneo de la infectada, rompiéndole el cráneo y salpicando la pared con su sangre espesa. La cabeza se separó del cuerpo cayendo al suelo, mientras su mandíbula aún se movía lentamente.

Nuestros pasos eran cautelosos. El lugar se notaba muy dañado, y con presencia de infectados en el interior. Había pisadas sangrientas que iban hacia los lugares más profundos del hotel, y el casino.

Las máquinas tragamonedas en la entrada se encontraban encendidas, manchadas de sangre, una incluso estaba derribada sobre un infectado que emitía gemidos en cuanto nos vio pasar.

—¿Cuánto creen que podamos hallar? —preguntó Harley.

—Son alrededor de ocho mil habitaciones desde que este y otros tres hoteles se fusionaron debido al espacio —comenté—. Vinimos una vez aquí, hace tres años. Podría decirse que conocemos el lugar.

—Eso no responde mi pregunta.

—Encontraremos mucho. Todas las habitaciones han de tener algo, y más si estas fueron usadas para refugiarse.

—Vaya, estas empezando a hablar cómo Dorian —dijo Amy en tono burlón.

—Deberían dejar de hablar. Puede que haya ferals en el lugar —interrumpió Dorian—. Creo que tendremos que separarnos. Dos de nosotros al casino, y los otros dos que se encarguen de algunas de las habitaciones.

—No sería mejor permanecer juntos —dijo Amy revisando el pequeño bolso azul que colgaba de su hombro, donde guardaba las municiones de su arma—. No creo tener suficiente munición si nos topamos con muchos infectados.

—Entre los dos pueden eliminar al menos a cincuenta, los mismo Harley y yo. Dividirnos será la manera más rápida de hacerlo.

—Amy —tome su brazo—, no hay problema, podemos ir por nuestra cuenta.

—Usen las radios, y si ven algún infectado mátenlo si pueden. Solo no se arriesguen demasiado.

Los pasillos estaban algo iluminados, en ciertas partes estaban casi a oscuras debido a la caída de las lamparas del techo, debido al crecimiento de pequeñas plantas en el cableado. Más marcas de disparos se hacían notar en las puertas de las habitaciones, y en los muros, y equipaje se encontraba regado por el suelo.

—¡Mira! —comenté. Me acerqué a un cuerpo, con la mitad del cráneo incrustado en la pared, por acción de una escopeta que todavía sostenía entre sus brazos—. Esta linterna parece cómo las que usaban en la guerra de Vietnam.

—¿Cómo sabes eso? —Pregunté.

—Las vi en un museo durante un paseo escolar. Pasamos por esa exposición y la vi. También tomaré a está amiguita —tomó la escopeta, revisando cuanta munición tenía.

Tomé otra de esas viejas linternas de guerra de otro cuerpo, que resultó ser un modelo moderno, con un aspecto retro. La examiné, era de energía solar, pero tenía carga casi completa; registré el resto de sus bolsillos, antes de tomar el chaleco de correas de su cuerpo, para colgar la linterna del arnés de este.

Esperanza en la oscuridad (En proceso de publicación)Where stories live. Discover now