locura

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Lan Xichen caminaba de un lado a otro, desde hace mucho tiempo que sentía algo más que solo cariño hacia su hermano menor. No pudo verlo del mismo modo desde aquel beso que le había robado cuando este en un estado de borrachera vió en el a Wei Ying. Pudo sentir su cintura, sus labios suaves, la textura de su piel, el sabor al cual se volvió desde aquel roce adicto.

Había perdido el control de sí mismo. Sabía que si lo contaba todos lo juzgarían, incluso, podía llegar a ganarse el odio de este mismo, cosa que no deseaba, no al menos hasta poder probar el paraíso prohibido que guardaba con tanto entusiasmo.

Tantos años habían convivido juntos; notando cada cambio en el menor, desde su cuerpo pequeño convertirse en la figura perfecta de ahora, hasta la voz seductora que hoy en día mantenía. ¿Quién podía culparlo por sentir deseo hacía su propia sangre?,  después de todo, era un simple mortal experimentando el deseo carnal. Fue por ello que ideo el plan perfecto, nada que con unas varillas de incienso y un té con un poco de éxtasis no pudieran lograr... logrando obtener aquello que tanto había anhelado: un títere admirable.

Recuerda con precisión la primera vez que lo tuvo entre sus brazos, los nervios de confirmar si su método había funcionado, mordiéndose la mejilla interna, moviendo sus manos incesantemente, la sonrisa que siempre le había caracterizado había desaparecido para dar paso a una mueca nerviosa, no fue hasta notar a su hermano menor recostado en el mueble, con una erección notable, las mejillas rojizas y su mirada cristalina, que pudo respirar tranquilo, dando paso a una mirada depredadora hacia su dulce presa.

Se acercó a él con pasos lentos, tanteando terreno peligroso, dejándose guiar por el instinto que tanto le dominaba en ese mismo instante, los suspiros de Wangji eran suaves, pero se notaban necesitados, pidiendo clemencia para ser tomado en ese mismo instante. A él nunca le gusto verlo sufrir, ¿Por qué no darle una mano? o mejor aún, tomaría todo de él y le daría todo de sí.

Se sintió como un niño en navidad, abriendo un regalo que tanto tiempo había estado pidiendo y que por fin se le había sido otorgado. Desnudo sin problema alguna al menor, como si un envoltorio se tratase, dejándolo completamente desnudo... indefenso ante su mirada cargada de deseo por poseer aquel bello jade.

Como un león se acercó al menor, mordiendo cada parte de su ser, recorriendo desde sus labios, recorriendo su cuello, sus hombros, lamiendo su pecho, apretando sus pezones, hasta colocarlos de un tono sugerente que ni el más santo podría resistir. Sonrió para sí mismo, Wei Ying nunca sería el primero, pues ahora mismo, quien estaba encima de aquel hermoso jade era él, no otro...

Tomó el miembro de ambos, masturbando al compás de la melodía de los gemidos del menor, apretando las cabezas de vez en cuando, acariciando las longitudes similares. Wangji era tan tierno; se veía indefenso apretando sus piernas con fuerza, intentando esconder aquello que tanto le apenaba en ese momento.

La mente de este hace mucho que le había abandonado, siendo inconsciente de lo que el otro le hacía, sin saber porque sentía aquellas corrientes eléctricas en su cuerpo.

Pronto dejó de ser suficiente el solo acariciarlo, quería más, mucho más de aquel joven que tanto le provocaba sin control alguno. Abrió las piernas ajenas, notando en el aquella hermosa entrada de color rosa que le pedía a gritos ser profanada, humedeció sus dedos con su propia saliva, puesto que ansiaba escuchar los sonidos lascivos que seguía soltando el otro al sentirse completamente satisfecho ante sus toques.

El primer dedo entro con dificultad, arrancando un alarido de dolor de quien estaba completamente drogado, cerrando sus ojos dejando escapar una cierta cantidad de lágrimas. El segundo en cambio, le fue más sencillo, resbalando fácilmente en aquella entrada, el tercero al igual que el anterior, no tuvo dificultad.

Estaba preparado, lo sintió cuando su hermano hizo un quejido de inconformidad cuando retiró los dedos de su entrada, pero vamos Wangji, lo mejor estaba por venir.

Acercó su miembro, insertándolo con brusquedad, notando al menor gritar por el dolor y placer que sentía, arrancando gemidos que pedían más, moviendo seductoramente sus caderas como si estas danzaran específicamente para que lo tomara con fuerza, como si deseara ser rompido...

Las embestidas no se hicieron esperar, en ello faltaron los besos, pero hubieron mordidas, marcas rojizas que no desaparecerían con facilidad, gemidos cada vez más altos rogando por más brusquedad. Cada minuto que pasaba era más brutal, sintiendo la esencia rojiza deslizarse entre las piernas de su hermano, dándole un toque aún más erótico. No pudo contra aquella imagen, no cuando Wangji comenzó a derramar lágrimas pidiéndole que se detuviera. Se corrió en su interior, mientras el otro en sus vientres, dejando aquella evidencia que los señalaba como pecadores...

Lan Wangji al despertar no recordaría nada, creyendo incesantemente en las palabras de su hermano, una mentira blanca tan absurda que le hacían tener dudas, pero... ¿Por qué Xichen mentiría?, exacto, para este su hermano era símbolo de apoyo, mismo que lo acompaño en su dolor desde que perdió a su amado Wei Ying.

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En otro lugar:

Wen Chao se movía freneticamente en el interior de aquel hermoso doncel que lo volvía loco, aquellas largas piernas eran separadas por sus manos, mientras miraba las muñecas ajenas atadas a la cabecera de la cama, jamás se cansaría de él, no cuando aquella entrada le apretaba tan deliciosamente que pensaba que podía volverse loco.

Sintió la tibieza de la sangre que recorría internamente, al parecer aquellos bruscos movimientos le provocaron un desgarre al otro ser quien lo miraba con odio, mientras sus preciosos ojos grises se acumulaban de lágrimas, llamando a Lan Wangji entre lamentos, provocando la ira en el otro, quien lo golpeó con salvajismo, revelando sin querer algo que rompió la mente del menor.

- ¡TU ESTÚPIDO LAN AHORA MISMO ES LA PERRA DE SU HERMANO! -gritó lleno de cólera, mientras se movía aun mas violento dentro del doncel, quien harto de todo se removió intentando soltarse, pero como siempre, no lograba hacerlo.

- ¡MENTIRA!, ¡WANGJI JAMÁS ME TRAICIONARÍA! ¡ERES UN MENTIROSO! -intentó defender a su amado, intento creer en él, pues era por quien aguanto tanto maltrato, su familia estaba muerta, o eso le hizo creer Wen Chao.

-¡¿Eso crees?! -una mirada llena de burla provocó miedo en Wei Ying, mientras que el otro se corría dentro suyo, dejando ver el terror en su mirada. El otro salió de su interior, importándole poco si el contrario  se embarazaba o no, con tal, existían las clínicas de abortos. Caminó hasta su mesa, sacando de una caja unas botellas que hicieron temblar y llenar de lágrimas la mirada gris -Esto mi hermoso ángel se le llama éxtasis, uno con el que se puede manipular a la otra persona, pero sinceramente me gusta que seas tu mismo cuando lo hacemos, aunque al parecer Lan Xichen tiene problemas con ver a su hermano "odiandolo" -se burló - Si, es tal como te lo estoy diciendo, el primer hermano Lan sabe de tu paradero, el siempre lo supo... Es más, el es uno de los responsables de la muerte de tu adorable hermano, lástima, me parecía atractivo, hubieras tenido con quien jugar en mi ausencia.

Wei Ying sintió la traición recorrer su ser entero, mientras su corazón intento negar todo, su mente pensó que era lógico, pues era la única forma que Wen Chao supiera en donde estaba ese día, y el porque aún no lo habían encontrado.  

Entonces su mente se desconectó, dejando un recipiente vacío ante la información dada, pues se sentía mas a salvo su propio mundo que en la pesadilla que vivía a diario.

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holiiiiii, siiii,  revivi!!! 

TuT

¿Como estan?, espero que bien  uwu, nos vemos en la próxima actualización!!

InquebrantableWhere stories live. Discover now