—Ey, ya es tarde y mañana tienes que trabajar—. Dice Ralph palmeándome la espalda, mi mejor amigo desde la infancia.

Pido otro trago al camarero que atiende al otro lado de la barra.

—No, no. Basta de tragos ¿O acaso no te importa que te despidan en tu trabajo?—. Insiste pero no le hago caso. El camarero se demuestra indeciso de si ir a buscar el trago o dejarlo.

Le hago señas para que haga lo que le pedí y asiente, pero Ralph me abofetea la mano.

—Dije que no, ya es hora de ir a casa Bob, luego te arrepentirás. Vamos, levántate— dice mientras me levanta del taburete. Tengo tanto alcohól en mis venas que se me hace dificultoso seguirle el ritmo.

—No, déjame—. Lo empujo cómo puedo pero me tambaleo yo cayendo al suelo. Soy consiente de que varias personas voltean a verme pero no me importa.

—Oh vamos hermano, no te pongas insoportable ahora—. Me tiende la mano y ahora soy yo quién la abofeteo.

—¡Que me dejes, joder!— le grito fuerte para que deje la intensidad. Lo único que quiero es a Sarah. Me levanto tambaleandome de un lado a otro y me sostengo de la barra para evitar volver a caerme.

—No tengo porqué aguantarte ¿Lo sabes no? Tienes suerte de que te conozca desde que comías moco porque sino, ya te fuese dejado tirado—. Lo ignoro mientras pido otro trago de whisky, el no hace nada para evitarlo y me lo tomo de un tirón.

—Estás aquí porque quieres, yo no te estoy obligando— las palabras me salen arrastradas pero entendibles, su rostro se torna rojo pero cierra los ojos, lo conozco, está aguantando las ganas de lanzarme un puñetazo.

¿Pero saben qué? No me importa

Me acomodo la chaqueta y me doy la vuelta para salir de ese bar.

—¿Para dónde vas?— habla impaciente pero no le presto atención, sólo me enfoco en caminar bien pero los efectos de la bebida me lo dificulta.

—Te estoy preg..

—Voy a ver a Sarah— se lo suelto para que deje la preguntadera, me tiene harto.

—¿Estás demente?, ¿Y qué harás allá?— pregunta exaltado.

—Pedirle que me perdone y declararle mi amor— si, sonó ridículo, pero estoy borracho ¿Qué esperan?

—Mañana te arrepentirás— dice negando con la cabeza.

—De lo único que me arrepentiré es del dinero que gasté en todos esos tragos— hablo sereno pero dispuesto a seguir mi camino. Llego al estacionamiento pero cuando estoy apunto de subirme al auto para buscar a mi Julieta, Ralph me interrumpe.

—No puedes manejar en ese estado. Yo te llevo a la casa de tu chica— me arranca las llaves de la mano y se sube al asiento del piloto. Me subo al asiento de atrás y le digo la dirección.

—Ella no es cualquier chica— le discrimino atropelladamente después de un largo rato.

—¿Ah no? ¿Entonces qué es? ¿Un transgénero?— dice irónicamente mientras conduce.

—¡Ella no es cualquier chica! Y sabes a lo que me refiero, idiota—. Grito con impotencia, no permitiré que hablen mal de Sarah.

—Tranquilo viejo— ríe— sólo fue una broma. Bufo— qué insensible te pones, no sé si es porque estás enamorado o borracho.

—Sólo conduce, idiota.

—Ahora me soportas, tú fuiste quién me llamó llorando como niñita para que te fuera buscar al bar porque estabas borracho ¿Recuerdas?— asentí inconcientemente—. Jodido papel de madre que me tocó hacer.

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