Capítulo 23

492 41 15
                                    

Polly


—¿Estás segura de lo que estás haciendo?

—Nunca estuve tan segura de algo—. Respondo, neutra. La mirada de Thomas me observa expectante y a la vez asombrado bajo sus gafas de lectura, vuelve a dar un repaso a la hoja que le di hace un momento.

He venido a entregar la carta de renuncia, para mi fortuna hoy llegó de uno de sus viajes y no vi mejor ocasión para terminar con esto de una vez por todas.

—¿Conseguiste un jefe más agradable y menos panzón? — me hace sonreír.

—Aunque siempre estés ausente, no dejas de ser el mejor jefe del mundo— alzo mis hombros.

—Espero que esta decisión sea el comienzo de algo mejor, de igual formas es importante que sepas que Ricas Donas tendrá las puertas abiertas para ti si un día decides regresar.

—Gracias por todo, Thomas— digo con toda la sinceridad antes dedicarle una última sonrisa y encaminarme hacia la puerta trasera del local sin despedirme de nadie más.

La brisa del exterior golpea mi rostro y me detengo por unos segundos para procesar una vez más todo lo que tengo que dejar atrás, siento que la vida que construí se está yendo por la borda y no puedo hacer nada por alcanzarla.

Justo cuando llego a mi auto me jalan del brazo y no es posible que Boris me haya visto entrar ni salir del local cuando lo hice por la puerta trasera que, se supone, todo el tiempo se mantiene desolada.

Sin embargo, me quedo sin palabras cuando el rostro que veo es el de Cinthya quien me mira con un brillo de culpa en sus ojos. Recuerdo su extraña actitud de ayer y me zafo de su agarre.

—Tenemos que hablar— pude percibir el nerviosismo en su tono de voz.

Por un momento pensé que tiene que haber otra razón por la cual esté de ese modo, que posiblemente toda esta mierda me tiene tan paranoica y creo que Cinthya sospecha de algo cuando realmente no es así. De todas formas no estoy para asumir otro problema.

—Yo creo que no— espeto antes de subirme al auto e ignorar sus llamados cuando arranco el vehículo.

Sí, fui una hija de puta y no me interesa dar explicaciones. Hoy no sé si saldré viva de todo esto al terminar de contarle a Howard todo lo que pude averiguar y es lo único que ronda por mi mente, por eso, al llegar a casa lo primero que hago es marcar el número de Peter.

Hola, hermanitaresponde al tercer tono reprimo el nudo que se me forma en la garganta antes de responderle.

—¿Cómo anda todo?

Malísimo, no tenerte a mi lado se ha vuelto una terrible torturadramatiza.

—Mañana acabará tu horrible agonía causada por mi ausencia— le sigo el juego.

Oye, oye, aún no caduca el tiempo de mi estadía con los abuelos, ¿Eso quiere decir lo que creo que vas a decir?

—Si lo que crees que voy a decir es que me iré mañana a primera hora hacia allá, estás en lo correcto.

—¡Estoy tan emocionado que me dan ganas de saltar en una sola pierna!

—Peter..

Bien, bien, nada de humor negro sobre mi discapacidad. Pero espera un momento, ¿Y el trabajo?

—No te preocupes por eso.

Genial. ¡Abuelos! ¡Polly vendrá mañana!tengo que despegar el teléfono de la oreja porque faltaba poco para que el grito de Peter me dejara sin tímpanos.

El Enmascarado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora