Capítulo 31

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Dos semanas han pasado desde ese almuerzo familiar en la casa de los Gallicchio. También se cumplian dos semanas de Renato ya instalado en el departamento de su ya oficializado novio.

Gabriel al contrario de resistirse a la idea, le entusiasmaba lo que eso implicaba. La convivencia no era mala. Aunque a él solo le importaba despertarse con Renato en sus brazos, el menor se dispuso a cuidarlo al 100%. Aunque para Gabriel algunas veces los cuidados de Renato le parecían exagerados, se dejaba cuidar. Disfrutaba la cara de satisfacción del más chico cada vez que lo curaba correctamente y Gabriel por esa razón intentaba disimular su dolor cuando realmente le dolía lo que hacía.
Cuando no lo conseguía, Renato automáticamente se empeñaba a tapar ese dolor con besos, causando en Gabriel sensaciones en su cuerpo nada comparables con el dolor.

El despertar era su momento favorito. Los mimos, besos, y hasta a veces una irresistible sesión de sexo, era lo que más les gustaba a ambos.

-Buen día.

Renato abre los ojos con lentitud, acostumbrándose a la irradiante luz que entra por las cortinas. Mediados de diciembre y la temperatura elevada y dias soleados hacían presencia con frecuencia.

-Hola bonito - lo saluda sonriente volviendo a cerrar los ojos.

Gabriel se encuentra encima suyo. Le parecía curioso que él siempre duerma sobre el pecho de su novio, pero al despertar, el mayor sea quien esta encima suyo.

-¿Como estás? ¿Dormiste bien? - Gabriel le hace las 2 tipicas preguntas matutinas, y se aferra más a su cuerpo.

Renato se muerde el labio ante esto. 14 días haciendo lo mismo, y aún así no le molestaría vivirlo todos los días de su vida.

-Estoy de maravilla. ¿Vos dormiste bien? ¿No te dolió nada? - indaga con preocupación.

-Basta de preguntarme eso. Ya estoy perfecto mi amor. No me trates como a un bebe, como si me fuera a romper por simplemente dormir.

Renato se mueve apenas. Gabriel entiende sus intenciones y se levanta para que el menor pueda sentarse sobre el respaldo de la cama.

-Perdón. Es que no puedo creer todavía lo que te pasó. Ni tampoco puedo evitar sentirme responsable - responde bajando la mirada.

-Ya te dije que vos no tuviste la culpa. Julián y tu papa si.

Renato mira al techo, recordando sus pequeñas e inutiles charlas con ambos. Pasan unos segundos hasta que se anima a volver mirar a su novio. Los ojos verdes del mismo lo reciben, y se siente totalmente afortunado al ser el único que causa ese brillo en ellos.

-Me voy a bañar. - dice saltando de la cama y encaminando hacia el baño.

-¡hey! ¿Y mi beso? - para en seco y al girarse, se encuentra con un Gabriel en cuatro patas y haciendo pucherito en forma de suplica por un beso.

Renato en este tipo de momentos, en los que Gabriel puede ser un beboteador absoluto, no sabe si morfarselo a besos o prepararle algo para que coma el como a los chicos.

Ahora opta por simplemente por correr hacia él, dejar un largo y sonoro beso y volver al baño a paso veloz antes de que la cosa llegase a más.

~

Los oidos de Renato estaban siendo penetrados por el sonido de la ducha corriendo, mientras las gotas se desparraman por todo su cuerpo.

Previamente a comenzar a enjabonarse, escucha la mampara rechinar para luego cerrarse. Se gira e intenta quitar el agua que cae por su cabeza de sus ojos para ver mejor.

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