Capítulo 5

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Gabriel abría silenciosamente la puerta de su casa. Estaba nervioso, nunca era de llevar gente a casa, que no sea su novio, ni mucho menos alumnos que apenas conocía.

La cara de asombro de Renato apenas ingresó a la casa, le causó mucha gracia a Gabriel.

-¿Te gusta? - le preguntó divertido, el menor parecía atontado ante lo que veía.

-Si. O sea, ignorando todas esas cosas amarillas y azules que hay, está muy bueno. Tiene muchos libros, que piola. - comentó ojeando el mueble repleto de diferentes tipos de libros que tenía en el gran comedor.

El comedor consistía en un sector principal, con un sillón verde frente a un televisor de 42 pulgadas y del lado derecho de la casa, una pequeña mesa para 2 personas, junto a la cocina.

-Algunos me los regalaron cuando empecé la facu, el resto me los fui comprando con la plata que me daban en el trabajo que tenía. - le explicó, mientras Renato seguía observando atentamente todo el lugar.

-¿Ah si? ¿Puedo saber cuál era? - lo interrogó curioso, amaba sacarle información a su profesor.

Gabriel suspiró. Solo su madre y hermano sabían de ese "talento" que tenía, el cual le hizo ganar mucha plata mientras estudiaba.

-Daba clases de guitarra.

-¿Tocas? - Gabriel asintió avergonzado - wow, me encantaría ver como toca.

-No, no. Hace mil no tocó, y me da vergüenza además.

-Ay dale Gallicchio. Toque algo para mi - le suplicó haciendo un puchero con sus labios, sin tener idea lo que provocaba ese simple gesto en el mayor.

- Déjame pensarlo. Vení acompáñame y tomamos algo - lo invitó a la cocina entusiasmado. Renato lo siguió.
 
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- Quattordio, que apellido más particular. ¿De donde es? - preguntó interesado Gabriel.

Había pasado más de una hora en la que se habían sentado en el sillón de la casa a charlar sobre sus vidas. Al mismo tiempo, Renato degustaba uno de los vinos favoritos de Gabriel, que después de muchas insistencias por parte del menor, había accedido a que lo tome.

-Italiano. Es una ciudad italiana que queda en Alessandria, al oeste de Roma.

-Mira vos. El mío también es italiano, también es una ciudad pero al este de Roma, en Potenza. Quién diría que además de nuestro amor por la filosofía nos uniría la ciudad del amor. - comentó divertido, aunque su sentido del humor nunca era bueno, el vino que estaba tomando no ayudaba mucho.

-¿Por qué del amor? - preguntó sin entender el más chico, jugando con su dedo por la punta de la copa que tenía en mano.

-Por Roma - Renato frunció el ceño- AMOR. ROMA. Roma al revés significa amor. - explicó como si fuera la obviedad más grande del mundo.

-Ah no. Además de filósofo, músico, y gay, también es cómico. No lo tenía así Gallicchio. ¿Algo más que tenga que saber sobre usted? - los dos comenzaron a reírse sin parar, aunque realmente no sabían el porqué.

-Bueno, bueno. Ya hablamos mucho sobre mí. Contame algo sobre vos. - se defendió Gabriel.

-Espere, hay algo más que quiero saber. ¿Por qué dejó la música y se dedicó a la filosofía? - preguntó curioso.
 
-Porque la filosofía es algo que realmente me apasiona. En cambio la música siempre me lo tome como un hobby. - le explicó pacíficamente.

-A mí también me gusta la filosofía. - soltó. Junto con su padre, Fausto y él , Gabriel sería la única persona que lo sabría.

-¿En serio? ¿Es por eso que tenes tan buenas notas en esta asignatura? - Renato asintió felizmente.

CONOCERTEWhere stories live. Discover now