15: De paseo...

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Ni cuenta Kagome se dio cuando había aceptado de buena manera la locura de su jefe de acompañarlos a sus vacaciones, pero aquí estaba, a bordo en una camioneta de lujo familiar, juntos con los Taisho, cantando.

-¡El viajar es un placer, que nos suele suceder! ¡En el auto de papá nos iremos a pasear! ¡Vamos de paseo pipipi en un auto feo pipipi...! – cantaban en los asientos de atrás Kagome, Izayoi y Rin junto con Daichi quien reía.

-¡Hey! Esté auto es todo ¡Menos feo!

Le corto Inu No quien iba al volante, de copiloto su hijo mayor Sesshomaru cansando de las canciones infantiles que su madre junto con las dos juveniles azabache cantaban y atrás, un solitario y cansado Inuyasha con el mismo pensamiento que su hermano. Solo que este quería a su lado a su hijo y a la hermosa azabache, pero su madre se los había robado todo el trayecto del viaje.

¡Ay su madre!

-Qué les parece si ahora cantan ¿La lechuza? – rugió Sesshomaru con una sonrisa mirando hacia atrás a las tres mujeres y a su sobrino.

-¡Oh, esa me gusta! – exclamo Izayoi.

-La lechuza, la lechuza, hace shhh, hace shhh. Todos calladitos, como la lechuza, hacen shhh, hacen shhh. La lechuza, la lechuza, hace shhh, hace shhh. Todos calladitos, como la lechuza, hacen shhh, hacen shh...

Al terminar de cantar, todo el interior del coche se quedó en silencio, solo escuchándose el sonido de las llantas sobre la carretera y el aire entrar por algún orificio de las ventanillas abiertas. Sesshomaru agradeció internamente mientras cerraba sus ojos, disfrutando del silencio, disfrutando de ya no escuchar el cotorreo de su madre, su esposa y de la mujer de su hermano, aunque oficialmente no era la mujer de su tonto hermano, pero sabía que él la había invitado por una razón.

-¡Ahmmm... abaaa... baaa! – empezó a chillar Daichi entre los brazos de Izayoi, removiéndose incómodo - ¡Baaaa! – chillo más fuerte.

-¿Qué pasa Daichi? – le pregunto Izayoi.

-Quiere ir con su papá – Kagome descifro el mensaje del pequeño al verlo, se removía, quería irse y miraba en dirección a su papá.

-Al fin – murmuro Inuyasha al escuchar a Kagome, miro hacia atrás y miro a su madre – Pásalo mamá...- pidió Inuyasha a su madre dando vuelta su cuerpo en el asiento largo de la camioneta.

-No lo pasaré por arribas de los asientos – se negó Izayoi aun viendo como su nieto empezaba a estirar los brazos en dirección a su papá.

-Estoy en la esquina, puedo hacerlo pasar yo – dijo Kagome señalando el pequeño y corto tramo del pasillo que tenía a los lados de la camioneta para poder caminar.

-Oh, bueno...- Izayoi le pasó a Kagome al pequeño y ella, lo tomo, se puso de pie y dio unos dos cortos pasos hacía los asientos de adelante, en donde solo estaba el peli plata quedando lugar de sobra.

-¡Oh, hijo mío! ¡Has vuelto a mí! – exclamo Inuyasha tomando a su hijo en brazos y haciéndole reír.

Sesshomaru miro sobre su hombro y golpeteo a su padre, llamándole la atención y haciéndole muecas y expresiones de ojos, Inu No miro por el retrovisor y entonces entendió el mensaje de su hijo mayor.

-Por favor, a la señorita que se acabó de poner de pie y caminar, no lo vuelva a hacer o será peligroso – anunció con seriedad Inu No dándole una mirada fingida de reproche por el retrovisor.

-Lo siento Inu No, no lo volveré a hacer – Kagome le sonrió con agradecimiento por querer cuidarla.

Entonces permaneció en el asiento largo junto con Daichi e Inuyasha. Inuyasha agradecía a su hermano y padre por ayudarlo a estar al lado de la azabache, cosa que había querido desde que el viaje había comenzado.

Kagome miro a su jefe, quien ya la estaba mirando entonces ella le sonrió con ojos brillosos.

-Bababaa baba baaa- Daichi sentado en el regazo de Inuyasha se estiro para alcanzar a Kagome con sus manitas pero no llegaba, por lo que Inuyasha se acercó mucho más a ella, chocando sus hombros.

-Él también quiere estar contigo – le murmuro despacio, solo para los dos, Inuyasha rodeo la mano de Kagome que estaba siendo sostenida por su hijo – Él quiere estar con los dos – volvió a murmurar sin dejar de mirarla intensamente.

-Babababaaaa – balbuceo Daichi soltando saliva, cayendo en la mano de Kagome y la de su padre, haciendo reír a ambos.

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ᴘᴀᴅʀᴇ ꜱᴏʟᴛᴇʀᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora