8: Flan y Gelatina.

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-Señor doctor, estoy muchísima mejor, por favor déjeme ir – Kagome le suplicaba al doctor de bata blanca e Inuyasha mirada todo cómicamente, había llegado hace una hora, pero de inmediato su visita se vio interrumpida por el doctor a cargo de la azabache.

-Se ve que está mucho mejor, aun así señorita Higurashi, debe pasar la noche aquí en observación para estar seguros – Kagome bufo y blanqueo los ojos.

-No me simpatizas – murmuro Kagome como una niña.

-¡Ay señorita, al final del día todos me aman! – dijo después de ponerle un inyectable en la manguera de su suero.

-Sí, me imagino su referencia al amor, doctor – con sarcasmo exclamo Kagome al recibir la dosis.

-Agradece que está vez no fue en la cola...

-Se lo agradezco, se lo agradezco... ¡Más vale que para la cena, me den flan y gelatina por esta tortura!

-Me encargaré de aquello por tu buen comportamiento – le respondió el doctor – Mañana le daré el alta, es una señorita con muchas energías, enserio, muchas – el doctor se dirigió a Inuyasha quien se había mantenido pagado a la pared y se acercó en cuanto se dirigió a él.

-Entonces estará mejor ¿Mañana?

-Sí, sus defensas son muy fuertes. Mañana estará mejor, aunque ¿Enserio la quiere tener pronto ya en su empresa? Digo, tal vez unas vacaciones libre de ella le vendría bien – con broma le empezó a decir el doctor.

-Oigan, estoy aquí y escuchó todo – Kagome desde su cama exclamo.

-¿Usted podría ayudarme con eso? La verdad, es que es un poco autoritaria...

-Oigan, animales de circo – se dirigió a su panzón doctor y a su jefe de pelos plateados con una expresión neutral.

-Soy doctor señor Taisho, puedo retenerla aquí, por mucho... mucho tiempo...

-¡No! – Kagome exclamo al escucharlo - ¡Señor, le prometo hacerle caso!

-Creo que está bien con el alta mañana – dijo Inuyasha escuchándola y terminando con la broma hacía la azabache, el doctor asintió y se despidió, Kagome lo fulmino y el intimidado se retiró de la habitación.

-Es muy cruel señor – Kagome lo miro molesta, mientras que él tomaba asiento en una silla al lado de su cama.

-Fue tentadora la oferta – se encogió de hombros.

-¿Acaso no me extraña en la empresa? – pregunto, para luego desviar su mirada sonrojada e Inuyasha sonrió.

-Por supuesto. Te extraño – le confeso, Kagome lo miro sorprendida por no haber ningún tono sarcástico o algún orgullo de por medio – Al igual que Daichi también te extraña- y allí estaba su orgullo, Kagome sonrió conociéndolo a la perfección.

-También extraño al pequeño señor. ¿Cómo está? ¿Ha crecido en estos tres días?

-Estoy seguro que crece, pero no notoriamente – se carcajeo Inuyasha.

-¿Enserio soy autoritaria señor?

-Sí, pero es algo que me gusta de ti – Kagome y él, se sonrojaron levemente. La azabache esperaba que se retractara pero no fue así, no se corrigió.

-Entonces, seguiré siendo autoritaria. No le hare caso en nada, en nada señor – bromista ella le aclaro con una sonrisa y ceño fruncido.

-Está bien. Tú solo preocúpate en mejorar y volver a la empresa, porque ya te extrañamos – se refirió a su hijo y a él mismo.

-Así lo haré señor.

-¡Que no estamos en horario laboral! – exclamo - ¡Me haces sentir viejo, cuando claramente no lo soy!

-¡Es la costumbre señor! Ah... señ... ¡Inuyasha!

-¡Que!

-La comida llegó – y vieron como una enfermera entraba con la mesa movible con una bandeja de comida en ella – Gracias – le dijo a la enfermera, quien miro de reojo al apuesto hombre de cabellera plateada pero este la ignoraba – Más le vale...- murmuro.

-¿Qué?

-El doctor cumplió su palabra – le dijo y le enseño el flan y la gelatina – Gelatina para mí y flan para us... flan para ti – le sonrió inocentemente.

-Así me gusta.

-Venga... Ven, come conmigo – dijo Kagome poniendo la bandeja de la comida de cena para ambos, al ver que el peli plata se iba a negar ella lo interrumpió – Sabe muy bien, que esta comida es mucho para mí, así que coma conmigo. Y si lo hace, le prometo que trataré de no tutearlo...

-Inténtalo – Inuyasha le dijo a la vez que cogía una papa dorada del plato, pero de inmediato hizo una expresión asquerosa – Esto es un asco...

-Le dije que trataré – se encogió de hombros mientras ella también le daba una mordida a una papa – Sí, es un asco.

A pesar de que la comida de hospital sabia horrible, lo terminaron todo a causa del hambre. Lo que si sabía exquisito era el postre. En el horario de visita de la noche, la compañera de piso de Kagome había llegado con un bolso para ella, en donde tenía ropa y productos de higiene.

-Por cierto, Jinenyi llamo – Kagome la miro con los ojos abiertos negándole en silencio mirando de reojo en dirección a su jefe, quien ante la mención de un nombre masculino y desconocido para él había fruncido el ceño. Pero Sango sonrió con malicia.

-Ah...- balbuceo Kagome – ¿Trajiste mis medias?

-Sí, en el fondo. Jinenyi dijo que a pesar de que no están bien, que le hubieras dicho que estabas enferma – Kagome la quería matar con la mirada, pero a su amiga morena ella no le intimidaba – Te mando muchos besos y dijo y repito: "Por favor Kagome, perdóname" – Sango junto sus manos e imito al antiguo novio de su amiga.

-Ni en mi otra vida lo perdonaría, maldito – rencorosa le respondió, después volteo hacía su jefe quien miraba con cierta molestia la situación – Es mi ex, terminamos hace más de un año pero él sigue... llamando – sentía que debía de darle una explicación, no sentía, ella debía de darle esa explicación. Y no se arrepintió de habérselo dicho, ya que el peli plata borro cada arruga de su ceño al escucharla.

-Es bueno saberlo. No respondas a sus llamadas – demando completamente serio.

-No lo hago señor – ambos se sonrieron.

 Ambos sabían que había algo más entre ellos, sabían que detrás de su amistad, algo se acumulaba, tal vez un sentimiento que ninguno de ellos esperaba descubrir. 

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No olviden de comentar y votar mis queridos <3 

¡Nos leemos! 

ᴘᴀᴅʀᴇ ꜱᴏʟᴛᴇʀᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora