—Eso pensé. Una palabra más y estarán limpiando la biblioteca por toda la semana —dijo para después girarse y seguir escribiendo los ejercicios matemáticos en el pizarrón.

Maldita mujer. Su existencia se basaba en cagar mi vida y la de Louis, insistiendo todo el día en que debíamos poner atención en su aburrida e inservible clase donde mi cabeza no lograba poner en orden todos esos estúpidos números que flotaban en la página cada vez que intentaba leerlos.

— ¿Disculpe? —Escuché una aguda voz en la puerta del salón—. ¿Esta es la clase de la señorita Martin?

Genial... otra una chica nueva, y además era estúpida.

Odiaba a las rubias tontas del instituto, lo que era totalmente inconsecuente, ya que la mayoría de ellas ya habían pasado por mis sábanas y el resto probablemente lo estaría durante lo que quedaba de ese año.

—Sí, ¿es usted la señorita Johnson? —Tomó un pequeño papel donde seguramente había escrito su nombre—. Pensé que no llegaría, pase por favor —dijo en tono amable a la nueva y yo sentí envidia por un momento.

Aquella mujer nos trataba como verdaderos perros, solo faltaba que nos tirara trozos de pan duro en el periodo de almuerzo, pero si se trataba de alumnos nuevos se comportaba como la profesora ejemplar.

Pero entonces la vi entrar y la envidia mágicamente desapareció de mi cuerpo. Sentí como si el mundo fuera en cámara lenta.

Ella era jodidamente hermosa. Era una chica alta, su piel era levemente morena y se veía desde lejos que era muy suave, sus ojos eran grandes y oscuros, su hermoso cabello castaño caía en ondas hasta abajo de sus senos, que por cierto tenían el tamaño preciso, tan solo la idea de tocarlos me ponía como una piedra.

Ella debía estar en mi cama, ¡ya!

—Lo siento —se disculpó apenada—. Me acabo de mudar y tuve bastantes problemas para encontrar el camino hacía aquí.

—No se preocupe señorita Johnson, puede pasar a sentarse.

Y en ese momento una idea aterrizó en mi cabeza, mis ideas eran normalmente buenas, pero esta era perfecta.

—Cámbiate de lugar —susurré a Louis.

— ¿Qué? —Respondió como si yo me hubiera vuelto loco—. ¿Estás cambiando a tu mejor amigo por la nueva? —preguntó acusadoramente y yo asentí rápido. Él lo superaría.

—El único lugar que queda es con Betty la fea —dijo señalando a su lugar—. Y escuché que ella está enamorada de mí desde segundo año de preparatoria.

—Lo sé, solo cámbiate —le dije. En realidad yo había inventado ese rumor, solo porque Lou había vomitado sobre mí borracho en una fiesta y necesitaba vengarme.

— ¿Estás loco? No lo haré, Lerman dijo que ella había conseguido fotos de mi, ¡desnudo! —gritó en susurros.

Eso también lo había inventado yo. Por vomitar sobre mí, otra vez.

—Tienes tres segundos para mover tu enorme culo de este asiento, o lo lamentarás —dije usando mi tono rudo.

Louis me dio una mirada matadora y se levantó llevándose consigo su único material escolar: un bolígrafo, que seguramente se le había caído a alguien en el pasillo.

— ¿Por qué se cambia de puesto Tomlinson? —preguntó la maestra verdaderamente extrañada.

Jamás Louis y yo nos habíamos sentado separados, era mi mejor amigo desde que habían obligado a mi madre a que asistiera a la escuela cuando tuvo problemas con el estado para educarme en casa, él era el único que lo sabía todo.

Absolutamente todo.

—Styles me está distrayendo señorita, prefiero sentarme con Betty, no quiero repetir un curso otra vez —dijo como si nada y todos los que conocíamos a Louis reímos.

Louis si había repetido un curso... Pero en la primaria.

Había ingresado justo el año en que yo entré por primera vez a la escuela, después de que él estuviera un año enfermo por un virus enormemente contagioso. Desde ahí nos convertimos en mejores amigos.

—Me alegro Tomlinson —dijo, pero yo sabía que no se lo tragaba—. Johnson, puedes sentarte con Styles.

—Gracias señorita —le sonrió ella y caminó hacia mí. Sus pechos realmente estaban provocándome, balanceándose mientras caminaba.

—Hola —dijo cuando se sentó a mi lado.

—Hola —respondí coqueto.

Mierda, de cerca era aún más bonita.

—Soy Ann —dijo extendiendo su mano hacia mí y yo la acepté gustoso.

—Yo soy Harry —respondí llevando el dorso de su mano a mis labios para besarla suavemente. Ese truco jamás fallaba.

—Encantada Harry —dijo sonriendo y oficialmente me derretí—. Tu rostro se me hace conocido —entrecerró sus ojos para mirarme.

En realidad, ella también me parecía conocida. Estaba seguro de que no la había visto en mi vida, pero había algo en su cara que me era familiar. Inmediatamente lo deseché, en mis cortos diecisiete años había visto y me había involucrado con tantas chicas que ya no podía saber con quien me había acostado o no.

— ¿De verdad? —pregunté curioso.

—Sí, pero no puedo recordar donde lo he visto —sacudió su cabeza.

Decidí olvidar el tema de las caras y comenzar a romper un poco el hielo. — ¿Y llegaste hace mucho tiempo? —pregunté.

—No, llegué ayer —respondió sonriendo.

Cuando rió sus ojos se hicieron pequeños, adorablemente caliente.

Tal vez cuando las chicas dicen que los hombres solo piensan en sexo, tienen un poco de razón.

— ¿Te gustaría que te enseñara la ciudad? —pregunté sonriendo. Era una perfecta excusa para invitarla a salir.

—En realidad ya conozco la ciudad —se encogió de hombros—. Vivía aquí cuando iba en primaria.

—Espera —dije confundido después de procesar lo que había dicho—. ¿No dijiste que eras nueva en el vecindario y no sabías como llegar aquí? —pregunté levantando mi ceja.

—Puede que no recordara como hacerlo —dijo levantando los hombros.

—O puede que me quedara dormida —susurró en mi oído y yo me reí—. ¿Aún puedo aceptar ese paseo?

—Claro que si —dije guiñándole un ojo. Ella iba a ser un interesante reto.

Agony » Harry Styles (COMPLETA)Onde histórias criam vida. Descubra agora